Voces Emergentes
Son muchas las amenazas que se ciernen sobre el Bosque la Primavera, el “pulmón” de la Zona Metropolitana de Guadalajara, reserva natural estratégica del occidente mexicano y hábitat de cientos de especies de flora y fauna.
A la tala ilegal, la expansión de la mancha urbana y los cambios de uso de suelo, se suma la siembra ilegal de agave, una práctica que muchos consideran inofensiva, pero que podría estar detrás de los incendios que cada año consumen miles de hectáreas en la Primavera.
Por Rubí Bobadilla / @RubiBobadilla, Yunuen Mora / @YunuenMoraR, Karen Guzman / @anakargm y Esmeralda Salgado / @EsmeSalgado /
En líneas paralelas y perfectamente ordenadas, las plantas de agave lucen inofensivas en medio del Bosque La Primavera. Son decenas, cientos o quizá miles, y su talla y tonalidad contrastan con el paisaje de un bosque.
Estos agaves, los que miden 30 centímetros o los de más de un metro, crecen al amparo de la riqueza de este suelo y, en realidad, no son tan inofensivos.
Plantíos como los que alcanzan a verse desde que se ingresa a La Primavera por el poblado de Huaxtla, municipio de Zapopan, representan una amenaza silenciosa, pero real, a la existencia del bosque que alimenta de oxígeno y agua a los casi cinco millones de habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
Para que esos agaves estén ahí fue necesario que alguien modificara el suelo del área natural, desmontara el terreno y muy probablemente hiciera quemas que, cuando se salen de control, generan incendios que, año tras año, consumen miles de hectáreas en La Primavera.
No son tequileros quienes los plantaron, sino ejidatarios que desconocen que el uso de suelo de sus tierras no puede ser modificado para la siembra de esta planta, característica de Jalisco.
Tampoco son ellos los únicos que acechan el Bosque La Primavera, un área de 30 mil 500 hectáreas que es considerada como el “pulmón” de la ZMG.
Esta zona forestal de la Sierra Madre Occidental resulta estratégica para el equilibrio ecológico de la región, la recarga de los mantos acuíferos y como hábitat de 14 especies endémicas vegetales y 345 animales.
Aun así, a 40 años de haberse declarado Área Natural Protegida, el Bosque La Primavera enfrenta múltiples amenazas, como la tala clandestina, la expansión de la mancha urbana, el abandono de sus zonas ecoturísticas, y, ahora también, la siembra ilegal de agave.
De hecho, según información del Organismo Público Descentralizado (OPD) Bosque La Primavera, existen 16 reportes de plantaciones irregulares dentro del área; de ellas, 15 corresponden al agave, la planta de la que se extrae el destilado que ha dado a Jalisco fama mundial.
Los agaves se encuentran fuera de la Zona de Aprovechamiento Sustentable de Agroecosistemas, por lo que su plantación se considera como un ilícito. Una de esas 15 plantaciones ilegales se halla en un terreno incendiado el pasado 13 de mayo, localizado gracias a una denuncia ciudadana.
La Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa) señaló en ese entonces que la plantación era ilegal, pues se realizó al amparo de un cambio de uso de suelo no permitido en una zona forestal.
Las mil 200 plantas de agave se encontraban en un paraje conocido como “Cerro de la Concha”, municipio de Tlajomulco.
Como éste, otros plantíos irregulares han sido detectados gracias a los recorridos por parte de los guardabosques, el monitoreo desde una torre de vigilancia en un paraje llamado San Miguel y los reportes de visitantes o ciclistas.
En junio, se localizaron otras 14 plantaciones ilegales de agave, tanto en zonas de recuperación como en las de uso restringido, y todas fueron reportadas ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente para su “seguimiento”.
En respuesta a una solicitud de información presentada por las reporteras, el OPD afirmó con lenguaje burocrático: dichos reportes “son atendidos por las autoridades competentes, mismas que realizarán las gestiones necesarias para el seguimiento de la denuncia y averiguaciones”.
Para tratar de contar con información concreta, se solicitó una entrevista con funcionarios del OPD, pero hasta el cierre editorial de este reportaje no se obtuvo respuesta.
Lo cierto es que la siembra ilegal de agave está a la vista. Basta recorrer el Bosque La Primavera para descubrir que varios ejidatarios han recurrido a esta práctica, con el argumento de que no conocen las restricciones en el uso de suelo, una explicación que no compensa la pérdida de hectáreas de bosque que incendian cuando preparan los terrenos para la siembra.
Esta situación preocupa no sólo a autoridades y ambientalistas, sino a los productores formales de tequila, industria que vive un auge desde 1992 y hoy representa una de las principales actividades económicas de Jalisco.
El Consejo Regulador del Tequila (CRT) fue creado en 1994 para ordenar la producción de la bebida con denominación de origen. A la fecha, tiene detectados 900 millones de agaves sembrados en Jalisco, pero ninguno de ellos debería estar en el Bosque La Primavera.
Augusto Ramón González Figueroa, director general del CRT, dice que con el fin de disminuir las siembras ilegales, está en elaboración un mapa de los lugares donde pueden hacerse plantaciones de agave.
El mapa tendrá un objetivo específico: cuando algún productor vaya a registrar un tequila, se comprobará que lo han elaborado sin cambiar el uso de suelo. Si es así, lo acreditarán con una etiqueta “cero deforestación”.
En caso contrario, tampoco se les otorgará el sello de denominación de origen, lo que les impedirá vender a mejor precio el tequila y les cerrará el mercado internacional.
Pese a que el consejo niega que haya producción de agave en el Área Natural Protegida, los plantíos saltan a la vista en el Bosque La Primavera. Quizás esos agaves no sirvan para producir tequila, pues el tipo de tierra no es el adecuado para hacerlo con calidad, pero sí para elaborar destilados, jarabes o incluso para fabricar relleno de colchones con la fibra, según compartieron ejidatarios que se dedican a sembrarlo.
Aproximadamente 65 por ciento de las 30 mil 500 hectáreas del bosque tienen dueño: ejidatarios o pequeños propietarios. Pero por ser Área Natural Protegida, las actividades productivas están reguladas por un reglamento. En síntesis: no se puede hacer nada sin permiso de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Uno de los ejidos de la zona es liderado por María de Jesús Franco Pérez, representante de 64 ejidatarios. Marichuy, como le llaman, afirma que no todos los propietarios saben que está prohibido cambiar el uso de suelo.
Él sí lo sabe, pero considera que es injusto que no puedan hacer mucho en sus terrenos. “¿Qué se gana uno con tener un carro ahí parado, si no lo usas? Así es el mismo terreno. A mí mis suegros me lo regalaron. Qué tal si me hubieran dicho ‘mira, les voy a regalar ese terreno, pero no vayan a construir, eh’. Tengo necesidad. Así algunos tienen la necesidad de sembrar agave, limón, aguacate”, dice Marichuy.
En contraste, Miguel Torres Solórzano, presidente del Ejido López Mateos, resalta que ellos requieren apoyo para trabajar y para reforestar, no para cambiar el uso del suelo.
“El agave a mí no me interesa. Opino que no debe haber en el bosque, lo que uno debe hacer aquí es lo que vaya conforme al bosque”, expresa Torres Solórzano.
Los ejidatarios se encargan de mantener la vegetación viva y reforestar cuando hace falta, además de realizar acciones de contención en caso de incendio, como brechas corta fuego.
Son los dueños de la tierra, pero la siembra de agave podría traer graves consecuencias a futuro.
Fuego en la Primavera
El pasado 12 de mayo, a través de un video compartido en redes por un deportista que paseaba sobre una zona del cerro La Concha, dentro del Área Natural Protegida de La Primavera, se conoció la existencia de un plantío ilegal de agave.
“Vean aquí el material que están utilizando para sembrar agave en esta área recién quemada y que las autoridades dijeron que estaba prohibido el paso a deportistas o personas para hacer uso de esta área”, se escucha decir al hombre que denuncia la plantación.
Un día después, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco informó que interpondría una denuncia ante la Federación y que levantaría un reporte ante el Consejo Regulador del Tequila para que este sembradío no se considerara dentro de la industria tequilera por violar el uso de suelo permitido en el Bosque La Primavera.
Menos de dos semanas después, el 25 de mayo, la fiscalía estatal presentó a tres hombres detenidos a quienes responsabilizó de causar un incendio en otro paraje de La Primavera, conocido como Los Volcanes.
A los hombres se les sorprendió en flagrancia, dijo la fiscalía, en posesión de dos contenedores con gasolina, dos encendedores y 500 plantas de agave, así como herramientas con las que presuntamente las plantarían en el bosque.
Los tres hombres fueron vinculados a proceso y un juez decretó de entrada un año de prisión preventiva por su probable responsabilidad en el incendio de 2 mil 344 hectáreas del paraje Los Volcanes.
La siembra clandestina de agave ha sido una de las causas de los recientes incendios reportados en el Bosque La Primavera, considerado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas como un regulador ambiental esencial para Guadalajara y su zona metropolitana.
La Primavera provee de oxígeno y agua a una ciudad de 4.8 millones de habitantes; sin embargo, los incendios amenazan su futuro.
Sólo en la última década se han registrado 460 incendios dentro del Área Natural Protegida, los cuales han consumido un total de 27 mil 709 hectáreas, de acuerdo con información obtenida a través del área de Transparencia del Organismo Público Descentralizado.
Si bien la superficie ha sido reforestada y se encuentra en constante regeneración, las afectaciones por estos incendios equivalen a 90.8 por ciento de las 30 mil 500 hectáreas de las que consta el área; algo así como si se hubiera incendiado casi por completo el bosque.
La información oficial destaca que 2019 ha sido el año con más incendios reportados, con un total de 69, que consumieron 2 mil 502 hectáreas; el año 2021 ha sido el más dañino para el bosque, pues los 56 incendios registrados hasta ahora consumieron 9 mil 952.65 hectáreas.
El incremento en los incendios ha coincidido con la asignación de mayores presupuestos para el cuidado y operación del Bosque La Primavera:
En diciembre de 2017, el gobierno de Jalisco invirtió 18.5 millones de pesos en la adquisición de cinco cámaras de videovigilancia para identificar anomalías en el bosque y detectar de manera temprana los incendios.
Sin embargo, el contrato concluyó en diciembre de 2020, pues, de acuerdo con la Coordinación de Gestión del Territorio:
“las cámaras no han sido funcionales para la detección oportuna de incendios forestales, ya que ha sido más eficaz la detección a través de personal ubicado en las diferentes torres de vigilancia”.
Las autoridades estatales decidieron entonces desconectar los equipos y así, las cámaras –que tuvieron un costo promedio de 3.7 millones de pesos– no sirvieron de mucho.
A pesar de los graves daños causados por los incendios provocados en el Bosque La Primavera, en los últimos dos años se han abierto apenas 10 carpetas de investigación relacionadas con delitos ambientales en esa zona y sólo se ha conseguido detener y vincular a proceso a cinco personas relacionadas con afectaciones al bosque.
Aunque la fiscalía del estado no especificó los delitos de los cuales se les acusa, y tampoco respondió a una solicitud de entrevista, las cinco detenciones coinciden, en fecha, con la captura de los tres hombres señalados por el incendio y posible plantación de agaves en el paraje Los Volcanes.
También existe el antecedente de un hombre que fue aprehendido por autoridades de Zapopan en abril de 2019, cuando fue encontrado en flagrancia incendiando huizache en La Primavera. La misma persona ya había sido detenida en dos ocasiones previas por acciones similares. Sin embargo, el hombre quedó en libertad “debido a que se comprobó que padecía de sus facultades mentales”, dijo entonces la Fiscalía estatal.
Durante el tiempo que este hombre estuvo en prisión no se presentaron incendios con los mismos patrones en el Bosque La Primavera, según Sergio Ramírez López, director de la Coordinación de Protección Civil y Bomberos Zapopan.
“Nos dimos cuenta de que estaba libre porque comenzaron los incendios de nuevo. Preguntamos: “Oye, ¿qué pasó con este cuate? ‘No, pues lo soltamos’. Lo volvimos a detener y ya lo sentenciaron o están en ese proceso”, explica el comandante.
Si bien hasta el momento las autoridades del Bosque la Primavera sólo han identificado la muerte de cinco animales silvestres a causa de incendios forestales entre 2015 y 2021 (dos venados cola blanca, dos pecarí de collar y una serpiente), el fuego no deja de poner en riesgo a 900 especies de plantas, cinco de pinos y 11 de encinos; 47 de algas y 244 de hongos, así como seis especies de peces, 20 de anfibios, 49 de reptiles, 205 de aves (entre ellas dos en peligro de extinción) y 59 de mamíferos.
El Bombero que ama el bosque
El pasado 4 de abril no fue un día más para Israel Rosas Ruiz. Desde la noche previa, perdió el sueño cuando su hija leyó la noticia en redes sociales: “Se incendia el Bosque La Primavera”.
Mientras el fuego se extendía, la noticia corría en los medios locales y las horas transcurrían lentamente en casa, antes de que Israel se reportara al comando de incidentes del cuerpo de bomberos de Zapopan, donde le asignarían su tarea: controlar el fuego en el paraje Las Canoas.
Jefe de la 12ª. brigada de Bomberos de Zapopan, Israel tiene claro que la vida de sus compañeros, y la de él mismo, están en riesgo en cada emergencia.
Israel rondaba los 20 años cuando en San Francisco de Ixcatán, su pueblo natal, se encargaba de mantener limpios y cuidados los matorrales del rancho, se perdía entre los cultivos y regresaba a casa hasta que el sol se metía.
El campo lo hacía sentir vivo y por eso se autoadjudicó el puesto de guardabosques, cargo que desempeñó hasta que un 6 de abril del año 2000, la temporada de incendios comenzaba en Zapopan y el gobierno –rebasado por la falta de personal– le hizo una invitación para unirse al equipo de combatientes.
Israel no lo dudó. Su conocimiento del campo funcionaría para evitar que las acciones humanas consumieran lo que él tanto cuidaba. Comenzar el trámite fue sencillo, lo difícil vendría cuando le preguntaron si sabía manejar.
No sabía, pero Jesús Carrillo, un amigo de su pueblo, sí. Tardó en convencerlo, pues Jesús tenía un trabajo cómodo con un sueldo razonable, pero después de muchas pláticas y la oferta de mil 200 pesos y una despensa quincenalmente, ambos terminaron incorporándose.
Su primer acercamiento con el fuego fue inesperado. Aún no se incorporaban al cuerpo de combatientes, Jesús conducía una camioneta y, de pronto, tuvieron su primera prueba frente al fuego. Sin uniformes especiales, con muy poca herramienta y echando mano de lo que había a su paso, lograron apagar el incendio.
El mismo ímpetu de aquel Israel de 20 años de edad lo invadía en abril de 2021, mientras circulaba en el vehículo operativo que lo llevaría a Las Canoas.
Ese día marcaría un mes negro para el Bosque La Primavera. El incendio en Las Canoas afectó más de 4 mil hectáreas y provocó una alerta atmosférica en Guadalajara y todos los municipios conurbados: Zapopan, Tlaquepaque, Ahualulco, Ameca, Cocula y Tala.
La presencia de humo proveniente de La Primavera, percibido por los habitantes de toda esa zona, era un recordatorio de que ese pulmón natural es un bien no renovable.
Se requirieron tres días con sus noches y el trabajo de 554 brigadistas apoyados por vehículos y helicópteros para sofocar el fuego.
Uno de ellos era Israel.
“El tiempo pasa lentamente dentro del bosque cuando hay una amenaza tan grande. El olor lastima tanto como las imágenes de caos que toca presenciar; ahoga, asfixia. Las mochilas aspersoras no alcanzan a hacerle nada al monstruo que tienen al frente, el calor se percibe en cada paso y el cansancio después de horas agota”, recuerda.
Al caer la noche, y tras combatir la columna de humo, Israel daba la orden de descansar bajo dos árboles en los que se recargaban para quitarse las botas, sacar los sueros, hidratarse, comer una manzana. No hay tiempo de escribir a sus familias para informarles cómo están. Apenas pueden recargar energía.
“Estuve trabajando como dos días y dos noches en el incendio ese”, cuenta con orgullo. “Decirlo suena fácil, pero, subraya en varias ocasiones, combatir el fuego no lo es”.
De 45 años de edad, Israel recrea lo que ha vivido: después de ver animales calcinados por no haber tenido tiempo de huir, áreas destrozadas y estar agotados física y emocionalmente, a los bomberos combatientes no les queda nada más que seguir.
“El desgaste es tremendo, hasta mental. A veces ya no hay recursos, se acaba la comida, el agua y estamos muy racionados. Son áreas de difícil acceso, en las que no es tan fácil cubrir las necesidades. Es algo muy desgastante, estar combatiendo, estar expuesto a la radiación, a la temperatura, a cambios de aire”, comenta.
Porta con orgullo su traje de bombero, sus botas desgastadas y su casco raspado, como huellas de lo que enfrenta cada que es llamado a combatir un incendio forestal. “Los bosques son los que nos dan la vida”. Por ello seguirá ahí, tratando de salvar La Primavera, cada vez que sea llamado.
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Este reportaje fue elaborado como parte de la primera temporada de Voces Emergentes, un proyecto de InquireFirst que busca potenciar a las y los jóvenes talentos del periodismo en todo México. Ésta y otras historias las podrás encontrar en www.vocesemergentes.com.
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