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La consulta infantil y adolescente #CaminitoDeLaEscuela realizada por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México a más de 37 mil menores de edad revela que, en relación con el regreso a las clases presenciales, «la voz de niñas, niños y adolescentes va en sentido opuesto a la voz del mundo adulto». Pie de Página recopiló algunos de sus testimonios
Texto Daniela Rea y Daniela Pastrana
Fotos: Cortesía de niñas y niños
CIUDAD DE MÉXICO.- En el tema del regreso a clases presenciales, la voz de las niñas, niños y adolescentes va en sentido contrario a la del mundo adulto: los primeros piden regresar a las aulas en la misma proporción que adultos lo rechazan. Aunque a los más pequeños les preocupa contagiarse de covid-19, también les preocupa no poder juntarse o abrazar a sus amigas y amigos, que se vuelva a cerrar los centros escolares o que sus padres no les dejen regresar a la escuela.
Es lo que revela la consulta #CaminitoDeLaEscuela aplicada por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México entre más de 37 mil menores de edad de todo el país, la cual fue presentada este miércoles por la Ombudsperson capitalina, Nashieli Ramírez Hernández.
La defensora de derechos humanos, que tiene una larga experiencia en el tema de los derechos de la infancia, fue tajante: “La discusión es cómo regresamos a clases presenciales. No si regresamos o no”.
“Los niños son los más afectados, estamos al borde de una catástrofe generacional. Nuestras niñas y niños van a poder aprender a sumar y restar quizá con seis meses de diferencia, pero los impactos psicosociales a lo que nos está llevando el cierre de escuelas van a ser mucho más difíciles de reponer. Ahí está su opinión. Ahí está lo que ellos nos dicen. Es responsabilidad de nosotros, adultos, tomar las decisiones, pero éstas tienen que considerar la opinión de a quiénes les afecta la ausencia de los salones de clase”, advirtió.
En México las medidas para la contención del coronavirus giran en torno al distanciamiento social. Esto se tradujo en que casi 40 millones de personas menores de 18 años permanecieran encerradas o limitadas a permanecer en casa.
En el mundo los países reaccionaron de maneras diferenciadas: 191 países clausuraron de manera total la escuela presencial, aunque por periodos más cortos; en América, por ejemplo, sólo Venezuela y Panamá han tenido cierres de centros escolares más tiempo que en México. Otros países, como Estados Unidos y Uruguay, tuvieron cierres temporales y localizados; Nicaragua permaneció presencial en todo su territorio, según datos recopilados por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Los centros escolares llevan cerradas desde marzo de 2020 con aperturas parciales desde junio de 2021. Las autoridades federales han dicho que el regreso a clases para el ciclo 2021-2022 es inminente pues las clases serán una actividad presencial aunque haya semáforo rojo. El presidente ha reiterado desde abril la urgencia de abrir las escuelas.
Pero las respuestas de distintos sectores han sido opuestas: padres de familia en distintas partes del país se han manifestado para exigir el regreso a clases; otros piden que el regreso no se apresure si no hay condiciones. Lo mismo ocurre en el magisterio. En julio, la organización Mexicanos Primero, que ha sido opositora del gobierno, alertó que las escuelas no están listas -en cuanto a infraestructura física- para el regreso a clases en medio de una pandemia.
¿Y qué opinan las niñas y los niños?
En Pie de Página hicimos un breve sondeo para escuchar qué piensan de volver a la escuela y qué saben de cómo cuidarse de covid. Esto nos respondieron
“Quiero volver a ver a mis amigos, pero no quiero exponer a mi familia”. Emiliano, 11 años.
Volver a clases o no dependería de cada persona, ver cómo quiere volver a la escuela, por ejemplo, hay gente que quiere volver a la escuela para ver a sus amigos, ese es mi caso; otros creen que pueden ponerse en riesgo y a otras personas, que también es mi caso.
Algo que es importante para mi para volver, que quiero volver, es porque cuando nos dijeron a mi y a mis compañeros que nos íbamos de cuarentena nos dijeron que iban a ser solo dos meses. Estaba en sexto y ya voy a pasar de secundaria, algo que me emocionó mucho es volver a secundaria.
Me emocionaría mucho estar de nuevo con ellos en las clases, también es importante volver a clases ya que cuando estaba en clases tenía motivación de que fuera el regreso con mis amigos, jugaba futbol pero estar en virtual esta padre porque ponen ayudas, audiovisuales, videos que te explican, otra cosa también es que he estado escribiendo a mis amigos porque en mi escuela me están ofreciendo 3 formas: presencia, virtual y modalidad mixta. Yo estoy viendo a cuál van a ir mis amigos para estar con ellos; uno se irá a presencial, otro virtual, otro no sabe. Yo todavía no sé, al inicio yo quería hibrido pero ahora que lo pienso tal vez quiera ir a virtual para no poner en peligro a nadie ni estar en riesgo.
“Hay riesgos, pero creo que puedo cuidarme”. Inés, 7 años.
Me siento feliz de volver a clases, de ir con mis amigas otra vez. Es raro que haya venido el covid, pero pues hay que cuidarnos. Creo que hay riesgo del covid en la escuela pero creo que puedo cuidarme. Es importante que los niños vayamos a la escuela para aprender.
“Yo quiero volver a clases, la escuela en línea me estresa” Camilo, 10 años.
Yo pienso que está bien y está mal; bien porque yo quiero volver a clases presenciales y ver a mi maestra y amigos, siento que mal porque es cuando pueden aumentar los contagios en la escuela, es lo que me pone un poco triste de que volvamos a clases, pero fuera de eso me gusta que volvamos.
Yo sí quiero regresar, me gustaría mucho ver a mis compañeros y mi maestro, me cuidaría a mi y a mis papás y maestros usando siempre tapabocas y no tocar todo y no descuidarme. No me gustan las clases en línea, me estreso porque a veces mis compañeros o mi maestro se les va el internet y es un estrés, a mi también se me va. Me gusta mas estar con mis amigos, cuando alguien se ríe manda al chat jajaja en lugar de reírse a carcajadas contigo. Desde que empezamos la pandemia y que empezamos clases online yo quería volver a la escuela.
“Volver a la escuela nos pone en peligro a todos”. Dulce Gaviota, 11 años.
En mi salón somos muchos alumnos, tenemos agua y tenemos ventilación, pero pienso que volver a la escuela es un peligro para los niños y para los maestros porque pienso que el cubre bocas y el gel antibacterial no va a ser suficiente para protegernos. Me siento un poquito triste porque en las clases presenciales podía correr y jugar con mis amigos y la maestra me explicaba mejor, en las clases virtuales casi no le entiendo. Prefiero quedarme a clases en línea para no exponer a mi familia a que nos contagiemos.
“Va a seguir existiendo el covid y el cubrebocas es incómodo”. Lukas, 6 años.
No me encanta la idea de volver a la escuela, porque va a seguir existiendo el covid y tendríamos que seguir llevando el cubrebocas y seguiríamos incómodos con el cubrebocas. Cuando empecé en la escuela no había cubrebocas ni covid. Yo estoy muy feliz no volviendo a la escuela, me gusta estar en mi casa, no tengo que hacer nada, que leer, me gusta ver videos. De la escuela me gusta el recreo, pero sólo hay un recreo.
Los impactos en la salud mental
Las consecuencias del cierre de escuelas son devastadoras. En el país, casi 3 millones de menores de 18 años dejaron la escuela. A ello se agrega el déficit de aprendizaje en quienes continuaron inscritos; el aumento del trabajo infantil (un 5 por ciento según la Organización Mundial del Trabajo), y el riesgo de la violencia doméstica.
En julio de 2020, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México presentó el informe “Infancias encerradas” y alertó que no puede considerarse sólo el factor físico en la salud de la infancia y adolescencia, sino que es necesario verlo integralmente, incluyendo la salud mental.
“De manera adicional, el cierre temporal de escuelas que obliga a que niñas y niños permanezcan en sus casas impacta de forma directa en la posibilidad de incorporación de niñas y niños al trabajo infantil. Este factor contribuye también al crecimiento de las desigualdades de género en las expectativas del tipo de trabajo que las niñas pueden realizar, como trabajo de casa o en el campo”, dice el documento.
En enero de este año, desde la Secretaría de Educación Pública también se advirtió que el estado emocional de los estudiantes ha sido la principal afectación de las clases a distancia.
Ahora, a raíz de los resultados de esta segunda encuesta, Nashieli Ramírez destacó que mientras para las niñas, niños y adolescentes es “primordial e incuestionable” la dimensión social de la escuela, los adultos piensan solo la dimensión física en la salud, “sin entender que la salud tiene una dimensión múltiple que incluye la salud mental”.
Los resultados de la encuesta, aplicada en línea a más de 37 mil menores de todo el país y de distintos grados, desde preescolar hasta bachillerato, son claros: siete de cada 10 quieren regresar, uno de cada 10 no sabe o está indeciso y dos de cada 10 prefiere no regresar a la escuela.
Pero de ese 20 por ciento de niñas, niños y adolescentes que dijeron que no quieren regresar, hay un dato alarmante: a la pregunta de “¿qué les causaría tristeza de volver a la escuela?”. La respuesta mayoritaria fue que les causaría tristeza salir de su casa y dejar de usar la computadora y la televisión.
“Debe alertarse sobre el hecho de quienes manifiestan sentirse tristes por tener que dejar el uso de las pantallas”, dijo Ramírez.
El miedo es de los adultos
Durante julio, 37 mil 764 niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años de todo el país respondieron un cuestionario en línea de la CDHCdmx. También participaron 267 niñas y niños de primera infancia, a través de dibujos sobre el retorno a las aulas.
En el caso de los dibujos, Ramírez Hernández destacó que se expresaron cinco emociones, pero con mucho la principal fue la alegría, que al correlacionarse con la categoría de personas manifiesta la importancia que tiene para las niñas y los niños encontrarse con sus pares y con maestras y maestros.
Esto destaca con los resultados de la consulta aplicada a personas responsables de crianza y personal docente:
En el grupo de personas responsables de crianza, el regreso a clases presenciales les representa mucha ansiedad, miedo y preocupación por posibles casos de estrés que afecten a sus hijas e hijos debido al tiempo que han estado en casa.
Por su parte, el personal docente refirió que el regreso a clases presenciales les representa incertidumbre derivada de la falta de certeza en cuanto a la logística, protocolos y modalidades que determinen las autoridades educativas, y a su vez emoción y alegría por conocer a sus alumnas y alumnos.
“Los niños no reflejan ni ansiedad ni miedo ni preocupación, lo reflejan los adultos”, dijo la ombudsperson.
Enfatizó que actualmente hay mucha evidencia que sugiere que las escuelas pueden abrirse de manera segura y que la participación infantil es fundamental en el ejercicio de derechos de niñas, niños y adolescentes.
“Quizá ha sido insuficiente la información para la opinión pública no especializada de los costos integrales de mantener cerradas las escuelas”, destacó.
“Se sigue pensando, desde la visión adulta, en cómo proteger a las infancias y adolescencias, pero no se piensa en cómo involucrarles para ser parte de la toma de decisiones que permita modificar sus entornos y cambiar de manera positiva sus vidas”.
La felicidad
“¿Cuáles son las dos cosas que te harían más feliz del regreso a tu escuela?”
La primera respuesta a la pregunta, en preescolar, primaria y secundaria, fue abrumadora: “estar con mis amigas y amigos”.
En adolescentes de nivel medio superior, en cambio, dejar de usar la computadora, la televisión o el teléfono celular es más importante que para otros rangos de edad.
En cuanto al nivel educativo, son las niñas y los niños que cursan la primaria quienes refieren tener más ganas de regresar a clases presenciales, mientras que los que menos desean regresar son los de bachillerato.
En cuanto a los grupos poblacionales discriminados, destaca que quienes se autoadscriben como indígenas y las personas con discapacidad auditiva o visual tienen mucho más interés en regresar a clases que el promedio de personas no indígenas.
En cambio, quienes asumen identidades no binarias y quienes tienen una discapacidad motriz o psicológica son los que menos quieren regresar.
Nashieli Ramírez destacó que los diagnósticos psicosociales que puedan realizarse con motivo del regreso a las aulas serán relevantes para la identificación e implementación de mecanismos de apoyo orientados al desarrollo individual y el acompañamiento docente y familiar de niñas, niños y adolescentes. Y destacó también que el regreso a clases es en sí mismo una medida para contener y favorecer que no aumente la deserción escolar.
Recomendaciones
-Preguntar, escuchar y tomar en cuenta la opinión de niñas, niños y adolescentes.
-Respetar, promover, proteger y garantizar el derecho de las personas menores de edad a manifestar su opinión, ser escuchados y participar en todo aquello que les afecta.
-Brindar acompañamiento psicosocial/psicoemocional
-Considerar la socialización, el juego, la convivencia, como elementos fundamentales para el desarrollo
-Educación en derechos de niños, niñas, niñes y adolescentes para docentes, de modo que puedan considerar el derecho a participar y al juego como fundamentales en el desarrollo.
-Difusión de información amplia sobre los riesgos integrales de no regresar a clase, así como de los riesgos reales respecto a la probabilidad de contagio en escuelas.
-Apoyos directos e indirectos a las familias para el cuidado integral de las infancias.
-Seguridad en la reapertura de las escuelas, de manera principal, dado que la inmunización para este sector de la población no será inmediata; asegurar el uso generalizado y correcto del cubrebocas pues está probada su eficacia en la prevención.