Desmoronando el adultocentrismo LGBTTTIQA+

MAROMA

Por Sergio Antonio Farias Muñoz / Integrante de Maroma: Observatorio de Niñez y Juventud

El mes de junio es por excelencia el mes del orgullo LGBTTTIQA+, —y menciono la palabra excelencia por el cómo se ha hecho un símbolo emblemático—pues al hacer observación en los días transcurridos del mes en curso, las redes sociales, las instituciones, los medios de comunicación y todas y cada una de las posibilidades de visibilización se pintan de colores para hacer alusión a una supuesta inclusión. 

Esta tradición acaparada por el capitalismo, tiene sus orígenes con fines emancipadores, ya que nace con la finalidad de hacer una conmemoración al levantamiento que hubo del 27 al 28 de  junio de 1969 en la ciudad de Nueva York en un sitio nocturno llamado Stonewall, el cual era frecuentado por personas homosexuales, trans y racializadas; sectores marginalizados por el sistema blanco heteropatriarcal. 

Junto con la revuelta y de manera posterior, comenzaron manifestaciones que buscaban una emancipación para las personas de la diversidad sexual. Así entonces, es que comienza una replicación del movimiento en otros lugares del mundo, como lo fue aquí en México, con el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) que de alguna manera fungió como parte de los movimientos pioneros en tomar frente a las injusticias que se sostenían, y se sostienen hasta la fecha, por ideas fundadas en torno al repudio por la diversidad sexual. 

Con el paso de los años el movimiento ha cobrado fuerza, como a su vez se han creado espacios de activismo en pro de los derechos que aún no se obtienen, sin embargo, en este rápido crecimiento—que viene muy acompañado de lo que algunos denominarían capitalismo rosa—pareciera que hay un camino disperso que centraliza una lucha colectiva, en solo algunas disidencias, convirtiéndose en espacios adultocentristas, dejando de lado a la niñez diversa, como si no existieran niños, niñas y niñes que forman parte de la lucha, y que a su vez necesitan un espacio que abogue por sus derechos.

Paul B. Preciado se hace cuestiones en torno a estas niñeces que son diferentes, lanzando la pregunta: ¿quién defiende al niño queer? Esos que no son la niña o niño generonormado, que a diferencia de lo que dicta la heteronorma, se convierten en niñeces de la disidencia sexual, como el niño vestido de rosa, la niña que quiere casarse con su mejor amiga, el niñe que quiere cambiar de género. Por tanto, Preciado nos afirma: 

Lo que es preciso defender es el derecho de todo cuerpo, con independencia de su edad, de sus órganos sexuales o genitales; de sus fluidos reproductivos y de sus órganos gestantes, a la autodeterminación de género y sexual. El derecho de todo cuerpo a no ser educado exclusivamente para convertirse en fuerza de trabajo o fuerza de reproducción. Es preciso defender el derecho de los niños, de todos los niños, a ser considerados como subjetividades políticas irreductibles a una identidad de género, sexual o racial.

Justo la importancia de la lucha LGBTTTIQA+ viene a radicar en la  búsqueda por la libertad de los cuerpos, géneros e identidades otras—aunado de sus derechos—que si no se mantiene un cuestionamiento constante con respecto a los, las, les sujetos que abraza la lucha, sin importar su edad, no podrá existir la libertad de la cual se habla. En otras palabras, el adultocentrismo es algo encarnado en toda lucha, pero que, si no se desmorona, no habrá una inclusión que tenga como efectos colaterales, una protección de la niñez diversa. 

Si bien es cierto, los avances LGBTTTIQA+ en asuntos de corte jurídico, no se apartan de las niñeces, ya que la ley de identidad de género o la prohibición de los ECOSIG son estatutos que protegen y van creando de alguna manera garantías para la niñez, aunque estas aún no sean constituidas a nivel federal. Sin embargo, la reflexión gira en torno a la manera en cómo los adultos nos colocamos como centro de una lucha, priorizando las libertades e intereses de la esfera adulta, y no de aquellas necesidades, que algunas vez fueron (¿son?) nuestras.  

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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