Luego de casi 4 años en la búsqueda de justicia, la activista Yndira Sandoval Sánchez recibió una disculpa pública de parte del Gobierno Municipal de Tlapa de Comonfort en el estado de Guerrero.
“A mí me violó el Estado y me hice justicia yo” afirmó en el acto virtual donde participaron autoridades de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CEDH), así como diputadas que trabajan por los derechos de las mujeres.
En el año 2017 policías municipales cometieron tortura sexual en su contra y fue hasta esta fecha que el Estado comenzó a realizar acciones para la reparación integral del daño que le ocasionaron por parte de las instituciones responsables.
Habrá que precisar que la Fiscalía del Estado de Guerrero no estuvo presente en el acto y tampoco ha dado cumplimiento a los puntos recomendatorios que estableció la CNDH.
Por Leslie Zepeda / @lesszep2
Hace poco menos de 4 años, el 16 de septiembre de 2017, Yndira Sándoval viajó hasta Tlapa de Comonfort, Guerrero para impartir una conferencia en la Universidad Autónoma de Guerrero sobre violencia contra las mujeres. La noche del mismo día una policía la agredió sexualmente y una más fue cómplice mientras se aseguraba de que nadie entrara a la celda donde ocurrieron los hechos.
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La odisea por la que atravesaría Yndira comenzó en la Clínica San Antonio, un hospital privado que está ubicado también en Tlapa. Allí acudió para que le atendieran una ligera herida en el tórax. Después de recibir la atención médica se le exigió un pago en efectivo por el servicio, por lo que, tuvo que movilizarse al cajero bancario más cercano. Al volver al hospital, encontrón con que policías municipales masculinos estaban deteniendo a su pareja, pues el director del hospital les acusó de “irse sin pagar lo acordado”.
Yndira Sandoval, les exigió que le dijeran el delito por el cual sería detenido, su respuesta fue detenerla a ella también sin justificación. Como defensora de derechos humanos, demandó a los agentes la presencia de policías mujeres como derecho ante su arresto. Aunque, desde el primer momento la feminista denunció haber recibido agresiones físicas y verbales pues se le sometió con fuerza excesiva para que ingresara a la patrulla.
Al llegar a la prisión municipal fue ingresada en una celda y posteriormente agredida sexualmente por una policía quien le violó, mientras otra agente vigilaba.
Tras estos eventos, Yndira Sandoval reclamó que esto fuera reconocido como tortura sexual, delito y violación grave a los derechos humanos al ser cometido por agentes de la fuerza pública. El testimonio de lo ocurrido fue informado por la propia activista en una primera declaración pública que compartió días después de la agresión para el diario La Jornada.
A partir de ese momento, la activista enfrentó en carne propia lo que miles de mujeres viven en medio de un país que no sabe garantizar ni seguridad, ni justicia para las víctimas de la violencia patriarcal y machista. Además de ser revictimizada y criminalizada por su labor como defensora. Sobre lo cual la misma Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) identifica como una necesidad de atención específica sobre el caso:
“Las mujeres activistas enfrentan, además, situaciones y riesgos distintos a aquéllos de los que son víctimas sus colegas hombres, por lo que es obligación de todas las autoridades abordar la problemática desde una perspectiva de género que visibilice este tipo de violencia y permita prevenirla e investigarla a partir de un análisis diferenciado”
Un mes después de la agresión, Yndira Sandoval tuvo que señalar a la misma Fiscalía General de Guerrero y a la Unidad de Investigación Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Familiar Región Montaña -donde presentó su denuncia- por haber publicado información confidencial de la carpeta de investigación. El proceso de denuncia transcurrió entre una serie de violaciones a sus derechos humanos por parte de las autoridades del municipio y del estado de Guerrero, a pesar de ello Yndira continuó con el proceso legal.
Tras 3 años y 9 meses de un proceso de justicia lento y violatorio, Yndira Sandoval obtuvo las disculpas públicas por parte del actual Presidente Municipal de Tlapa de Comonfort, Dionicio Merced Pichardo García, como parte de las acciones por la justicia restaurativa que ella exigió desde el primer momento.
El acto de “Disculpa pública, reparación y no repetición; verdad, dignidad y justicia” fue realizado el pasado 18 de junio en una transmisión en vivo compartida en el Facebook de la CNDH.
La medida fue dictada por la CNDH quienes, luego de acreditar la comisión de tortura sexual bajo el Protocolo de Estambul, emitieron la Recomendación General 63/ 2019 a las autoridades guerrerenses, desde hace más de un año, el 12 de septiembre de 2019.
Durante el acto de disculpas, Luciana Montaño Pomposo, titular de la Coordinación de Seguimiento a Recomendaciones y Asuntos Jurídicos de la CNDH, reconoció que, en el proceso de búsqueda de justicia, Yndira sufrió otras violaciones a sus derechos humanos por parte de la Fiscalía del Estado de Guerrero y el Gobierno Municipal de Tlapa:
- Derecho a su privacidad, por no garantizar la protección de sus datos personales
- Derecho a vivir una vida libre de violencia
- Derecho al acceso de justicia, en su modalidad de procuración de justicia
“Con el objeto de cumplir con el mandato constitucional se requiere que este ayuntamiento de cumplimiento a las recomendaciones específicas que se encuentran todavía en trámite y que le fueron dirigidas con el objeto de que Yndira tenga el acceso a esa reparación integral del daño,” señaló Montaño Pomposo respecto a las acciones que aún tienen pendientes para resarcir el daño, además de las disculpas públicas emitidas dicho día.
Dionicio Merced Pichardo García, actual presidente municipal de Tlapa fue el encargado de emitir las disculpas públicas que demoraron casi 4 años. Además, Pichardo García asumió tres compromisos a solicitud de la activista, quien espera que su caso sirva para prevenir posibles agresiones:
Primero: Otorgamiento de Disculpa pública bajo el principio de máxima difusión a través de un acto público protocolario, así como, la publicación de la misma en diarios de circulación estatal en la entidad de Guerrero y en medios nacionales.
Segundo: La creación de la escuela para defensores y defensoras de derechos humanos en Tlapa de Comonfort, Guerrero bajo el nombre “Seguridad, justicia y paz”.
Tercero: Presentar e impulsar la aprobación de la iniciativa legislativa que reforma y adiciona al Código Penal del estado de Guerrero, para que toda violencia sexual contra las mujeres cometida por agentes del Estado. en especial por integrantes de las fuerzas públicas o castrenses sean tipificadas, reconocidas, investigadas y sancionadas como tortura sexual.
Recibir una disculpa de instancias públicas no es común para las víctimas de agresiones sexuales como es el caso de miles de mujeres y niñas en México que viven bajo el abandono, la desprotección y la orfandad institucional, así lo reconoció Yndira Sandoval:
“Hoy les hablo desde el privilegio, porque en este país todos los días asesinan a 12 mujeres por el hecho de ser mujeres. Les hablo desde el privilegio porque todos los días muchas mujeres, especialmente niñas y jóvenes, no regresarán a sus casas por ser desaparecidas. Les hablo desde el privilegio que me otorga poder hacer uso de mi voz porque no formo parte de la estadística de la explotación sexual. Les hablo desde el privilegio que me permite hacer uso de mi voz porque soy una mujer fuerte, resiliente, política y valiente porque también me hablo a mí y porque el día de hoy también me reconozco.”
Yndira Sandoval, aprovechó este espacio para denunciar a aquellos medios de comunicación y a la sociedad misma quienes, a través de sus distintos mecanismos buscan deslegitimar, prejuzgar o minimizar la violencia que sufren las mujeres. Y es que según comentó, hubo medios televisivos que incluso dedicaron 45 minutos para desacreditar y poner en tela de juicio su testimonio:
“Invito a los medios de comunicación a que rompan ese pacto patriarcal, a que comuniquen el inventario de derechos vulnerados y no comuniquen la nota roja que a ustedes les ha venido muy bien. También son parte y cómplice del mercado a costa de las violaciones a los derechos humanos de las mujeres. La culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía.”
Violencia institucional, violencia física, violencia sexual, violencia mediática, violencia comunitaria, violencia política, violencia feminicida, estas fueron las formas de violencias a las que se enfrentó y sobrevivió la activista, denunció.
“Y desde aquí les expreso a quienes me escuchan que nunca callen, que nunca se sientan culpables, que nunca tendrán ustedes la culpa y que nunca claudiquen pese a que el que esté enfrente sea el Estado. A mí me violó el Estado y me hice justicia yo; VERDAD, DIGNIDAD Y JUSTICIA.”
La “Disculpa pública, reparación y no repetición; verdad, dignidad y justicia” finalizó con la participación de la cantautora Vivir Quintana que dedicó su canción “Sorora” a la lucha que emprendió Yndira Sandoval Sánchez durante más de tres años.