La Niñez que ya no festeja

Maroma

Por Michel Gutiérrez / Integrante de Maroma: Observatorio de Niñez y Juventud

Muy cerca del día de la niñez y más allá de querer festejarles con dulces y juguetes, valdría la pena cuestionarnos sobre la seguridad que les estamos consiguiendo para que tengan verdaderos motivos para festejar y sobretodo estar felices. 

Aunque el compromiso en la agenda gubernamental son las niñas y los niños porque son el futuro de la sociedad, y en cada discurso se menciona, y si hay presupuesto en los eventos organizados por los políticos, les dan globos o dulces,  lo cierto es que la realidad dista mucho, cuando tienen meses de nacidos y una balacera en la camioneta de su familia en plena mañana por la calle les quita la vida,  cuando sus hermanos, mamás o papás son los desaparecidos o ellos para explotación sexual infantil o donación de órganos en el mercado negro.

Cuando la comida por el bajo salario no alcanza en su casa y deben salir a la calle para tener trabajos extenuantes y mal pagados o ingresar a las filas del narco, siempre habrá lugares para ellos como Halcones o víctimas de la compra o venta del narcomenudeo.

 

El mal que siempre ha existido parecía tener códigos de respeto y no estar tan filtrado y normalizado en nuestra infancia, es decir, los riesgos a los que estábamos expuestos eran por mucho, menores a los que tenemos hoy en día.

La negligencia y omisión de quienes debemos cuidar de su bienestar es brutal en comparación del “cobijo y apoyo” constante que les manifiesta el narcotráfico para poder atraerlos y mantenerlos fieles a su lado. Según Saskia Niño de Rivera, Directora de Reinserta y autora del libro: “Un sicario en cada niño te dio” hay entre 35 y 45 mil niños, niñas y adolescentes que son aprehendidos y explotados por los grupos criminales de México. Pero hay muchísimos casos en que no hay oportunidad de elegir y salvarse porque hay quienes son y serán las víctimas del fuego cruzado o del vil acto de desaparición forzada por parte del crimen organizado.

La curiosa forma de colocar las fotografías de uno cuando niñ@ en redes sociales a manera de festejo para el 30 de abril, se intercambia por las fichas de búsqueda a diario de diversos niñ@s con distintas edades y las casi consecutivas fechas de desaparición. Se vuelve más un eco desesperado que nos exige mirar hacia nuestra obligación de preservarlos ya no solo felices, sino con vida. Y no solo de nuestra parte, sino incluyendo a todo el sistema en el poder que justo tiene lo necesario para generar acciones que los cuiden, protejan y defiendan de todos los peligros en materia de seguridad, salud y educación.

 ¿Por qué muchos de los programas con fomento a la cultura y el deporte no se trabajan en las comunidades marginadas? ¿A dónde se va ese dinero? El rescate de las infancias y adolescencias no está trabajado en los reformatorios y tutelares cuando ya se ha cometido algún delito, porque ahí solo encuentran estigma, punición y abandono. El rescate debe mostrarse en intervenciones de prevención y remediales, no solo para ell@s sino para la familia y comunidad. 

¿Dónde está la acción inmediata y eficaz del gobierno para encontrar a todos los niñ@s desaparecidos?  ¿Solo aplicará a los casos que logran viralizarse? 

Porque justo en tiempos de campaña, el partido gobernante se ha querido mostrar “altamente eficiente” pero la eficiencia tendría que ser pareja y abarcar los años anteriores en que bajo su poder, han dejado crecer la célula delictiva, desbaratando por completo esta sociedad.

¿Y la niñez en situación de calle? Diría una frase lanzada por Maroma en días pasados, “No son niños de la calle, son niños en la calle, porque quienes les prometen cuidado fallan y el Estado es ciego e insensible”   

Para muestra de lo anteriormente citado, las autoridades locales desconocen la cifra exacta de la niñez en calle, según el trabajo de investigación de MAMÁ A.C. para 2018 había alrededor de 327 niñ@s en calle y es que esta ha resultado lastimosamente el único refugio que les sostiene, ¿En qué momento el Estado se esfuerza por cambiar las pésimas condiciones de vida en su comunidad, motivo por el que que se replegaron en las calles?

El trabajador social de a pie en los cruceros que les ofrece comida y refugio por una noche, no basta para entender y atender los fuertes conflictos de toda la estructura violenta. Y aunque hay muchas A.C. atendiendo esa problemática, no logra darse abasto. No nos ceguemos, el sistema no quiere o no puede ofrecer cuidado ni condiciones dignas para vivir, y una vez instalad@s en la calle, los ignora. ¿El gobierno hará una respectiva investigación de toda niñez y su familia lanzada a las calles por la crisis económica derivada del virus Covid-19? Indudablemente no, porque se vería forzado a trabajar en una estrategia multidisciplinaria que restaure todo daño en los resultados obtenidos.

El título de esta columna es un intento de mirar objetivamente estos datos y cambiar el festejo que parece más querer tapar el sol con un dedo, para entonces dar paso a una exigencia colectiva que encamine sobre la firme exigencia al Estado para el trabajo concienzudo, activo y eficaz, porque tristemente se nos acaba y desaparece la niñez… 

 

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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