Maroma
Por Karina Casillas, integrante de Maroma: Observatorio de Niñez y Juventud
Mientras le lavaba las manos a Gala, me contó, con rostro triste, que el bosque se estaba quemando los árboles y los animales estaban sufriendo porque tirábamos basura. Gala tiene cuatro años.
La miré y le dije que teníamos que cuidar todo nuestro alrededor, incluyéndonos a nosotras, y que había cosas que no eran del todo nuestra culpa.
He visto caer cenizas en juegos de ronda, entre niños que se toman la mano.
Adela, de dos años, se extraña porque no sale agua del grifo para lavarse los dientes.
Esto se conoce como gentrificación y es el proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor a una ciudad que cada vez se expande más sin concientización equitativa de los recursos naturales de algo que, por ejemplo, nos pertenece: el oxígeno.
Cada vez vemos más edificios que se construyen para adultos jóvenes con mentalidades de “éxito” donde no caben las niñas y los niños.
La construcción y la “modernidad” ha tomado las calles que le pertenecen a la niñez. Los proyectos gubernamentales que cada vez nos quitan más. Desplazando, por ejemplo, a los niños y las niñas habitantes de la calle que justo toman los lugares céntricos para habitarlos por cuestiones de seguridad y trabajo.
También ha desplazado a niños trabajadores ambulantes, trabajadores de semáforos y lava coches. Que son tomados como problema en estos diseños, extranjeros de desarrollo que sólo disfrazan los verdaderos problemas de servicios, inseguridad e injusticia de la realidad que se nos presenta en cada esquina.
Las calles donde pasamos la mitad de nuestros días, jugando y conociéndonos, haciendo comunidad con las vecinas, se ha cambiado por lugares llenos de “modernidad” y la idea de miedo que se ha construido desde la “inseguridad” nos mantiene ahora en casa, esto porque la niñez se ha convertido en una población, incomoda, ruidosa y no contemplada dentro del éxito y el desarrollo.
A la par de estas construcciones de “desarrollo”, existen otros proyectos y visiones que sí están interesados en la niñez, en la defensa del territorio y en los espacios públicos, uno de estos proyectos es CulturAula en el jardín de Mexicaltzingo; el proyecto “Cuento Yoga: La naturaleza en mí” que toma parques públicos para agrupar y acompañar niños.
Estos proyectos sí están interesados en el bienestar de la niñez, pero sobre todo nos invitan a retomar las calles y volverlas centros para compartir y acompañarnos desde lo colectivo.