La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), denunció que la desaparición y no localización de las y los menores de edad sigue aumentando, de acuerdo con sus registros en promedio desaparecen siete niños y niñas al día en el país.
A través del conversatorio virtual “Los niños desaparecidos, la otra pandemia“, organizado por Familias Unidas por una Causa, asociación civil dedicada a la ayuda en la búsqueda, localización y reintegración de personas desaparecidas, madres en proceso de búsqueda de sus hijas e hijos desaparecidos compartieron sus testimonios.
Por Aletse Torres / @aletse1799
“Vean bien la foto de mi niña, compártanla”; “Si lo ven, avísenme por favor”; “Compartan la foto de nuestros pequeños, por favor” fueron algunas de las peticiones que realizaron las madres buscadoras, el 13 de abril pasado en el conversatorio virtual “Los niños desaparecidos, la otra pandemia”, organizado por la asociación civil Familias Unidas por una Causa.
El objetivo de este espacio fue informar sobre el fenómeno de desaparición de infantes en México e invitar a reflexionar y a sumarse a la ardua lucha de las familias que buscan a sus seres queridos en este país.
Desde el inicio de la Guerra contra el Narcotráfico, se han reportado como desaparecidos 12 mil 762 niñas, niños y adolescentes. Luego de casi 15 años y pese a la implementación de protocolos de búsqueda, la problemática sigue creciendo, en el año 2020, de los mil 970 infantes reportados como desaparecidos, 532 siguen sin regresar a su hogar.
Tal es el caso de Johan Gael Cardona de la Cruz, quien fue desaparecido hace casi seis años, a las afueras de un panteón ubicado en Nuevo León. Su madre, Jahaira, con la ficha de búsqueda de Johan en sus manos, relató que vio por última vez la “cabecita” del menor en su carro el domingo 4 de octubre del 2015.
Cinco minutos pasaron, y de pronto, su hijo ya no se encontraba donde lo había dejado; entre gritos y desesperación, Jahaira lo buscó, dos días se quedó en el panteón, con la esperanza de encontrarlo, sin embargo, no ha vuelto a verlo.
Pasaron los días, que se convirtieron en meses y se transformaron en años, seis años sin Johan, sin que las autoridades dieran respuesta de su paradero. Actualmente, el niño tiene 8 años de edad y su familia sigue compartiendo su ficha en redes sociales y en las calles.
Zindy Briseño busca a su hija Abigail, infante que fue sustraída por su padre el 31 de marzo del 2019. Zindy, sufría de violencia de género por parte de su pareja, y el último día que vio a su hija su pareja la atacó y casi le quitó la vida.
Después de la agresión fue sacada a la fuerza de su domicilio y al día siguiente cuando volvió con sus padres, nadie se encontraba en su hogar, desde entonces no ha parado de buscar a Abigail:
“Las autoridades me dijeron que me tenía que esperar, que como no tenía la patria protestada no podían hacer nada… Hasta la fecha no sé nada de mi pequeña, su papá se la llevó, me la quitó de los brazos, no es justo” sentenció la madre de Abigail.
Este no es un caso aislado, de acuerdo con la asociación “Niños, Niñas y Adolescentes con Mapa” al menos cien mil menores son rehenes de los juicios de divorcio de sus padres y comúnmente alguno de los progenitores los utiliza como arma contra el cónyuge.
Por otra parte, el Estado de México con mil 335 infantes desaparecidos se ha posicionado en el primer lugar a nivel nacional. Dentro de la cifras, se encuentran Maribel Enciso, Maria José y la sobrina de María Dolores, Evelyn.
Maria Jose, fue arrebatada de los brazos de su madre a los 11 meses de edad. La mujer sufrió una herida en el cuello, luego de su recuperación fue cuando “comenzó la verdadera pesadilla”. El paradero de la niña se desconoce desde el 2010. Lamentablemente, en ese año aún no existía el protocolo de búsqueda Alerta Amber:
“Todos estos 10 años hemos sufrido de violencia institucional, violaciones a nuestros derechos humanos y al acceso de justicia y verdad. No hay estrategias de búsqueda, no existen aún, llevamos cinco cambios de fiscales y con todos es lo mismo”.
Cuatro años después, en el mes de mayo desapareció otra niña, Evelyn, quien en su bicicleta fue por las tortillas, pero nunca volvió. Su madre murió buscando a su hija, y en sus últimos días, le pidió a su familia que no se rindiera, que la encontraran.
“Nadie desaparece, los niños son desaparecidos, ¿a dónde se pueden ir?… Yo no soy la mamá de Evelyn, pero sentí un dolor muy grande el día que se la llevaron” comentó llorando María Dolores, tía de la niña.
Ninguna de estas mujeres ha perdido la fe, cuando comparten la foto de su ser querido, cuando les apoyan asociaciones civiles o cuando encuentran a una persona interesada en ayudarles, ven más cercano el regreso de sus hijas e hijos a casa.
En San Luis Potosí, Carolina Gomez, sufrió el dolor más grande de su vida la noche del 27 de diciembre del 2015, cuando alrededor de las 11:45 pm fue desaparecida su hija Zoe. A partir de ese día, a lo único que se ha dedicado Carolina es a su búsqueda; con una biblia, una botella de agua, la ficha de búsqueda y amor ha recorrido carreteras para tratar de localizarla en otros estados.
“Nunca la voy a olvidar, tal vez ella de mí, pero eso no me detiene”.
En el conversatorio, estuvo presente Sol Salgado Ambros, comisionada de búsqueda del Estado de México, quien espera “hablar menos y actuar más”, para lograr la localización de todos y todas las infantes que faltan en sus hogares.
La comisionada invitó a la sociedad a que no sólo difundan las fichas de búsqueda, sino también a buscarles dentro de sus espacios, a voltear, reconocer, ampliar el radar de búsqueda y apoyar a los familiares.
Sin duda, las calles donde salen a jugar los niños y las niñas se han convertido en zonas de riesgo. Por ello, los integrantes de Familias Unidas por una Causa surgieron implementar protocolos de búsqueda inmediata en campo, y a la sociedad, tener fotos actuales de sus hijos e hijas, reconocer sus señas particulares y tener una prueba de ADN casera, en caso de que el día de mañana sean víctimas de una desaparición.