Todo es lo que parece
Por Igor Israel González Aguirre / @i_gonzalez
El domingo pasado arrancaron -prácticamente en todo el país- las campañas electorales de lo que mediáticamente se ha denominado como «las elecciones más grandes de nuestra historia» (y también ya se perfilan para ser unas de las más violentas, incluso por encima de las efectuadas en el 2018. Pero sobre eso hablaré en otro momento). Esto es así porque debido a la reforma electoral de 2014 en esta coyuntura política convergen las elecciones locales de las 32 entidades y lo que acontece en el plano federal.
En otras palabras, durante el proceso electoral concurrente 2020- 2021, que se llevará a cabo el próximo 6 de junio, se disputarán más de veinte mil cargos de elección popular. En este sentido, por lo que dice la mayoría de las encuestas más o menos recientes, todo parece indicar que, sin demasiado esfuerzo, el partido Movimiento Regeneración Nacional será el gran ganador de este proceso electoral. ¿Y la oposición? Brilla por su ausencia. De cualquier modo, estoy seguro que desde el 4 de abril y hasta el 2 de junio, la discusión pública estará cooptada por una andanada de toneladas de fango y muy pocas propuestas. ¿Apuestan?
En este contexto, para darle otro matiz a la contienda, resulta altamente pertinente echarle un vistazo a cómo anda la ciudadanía en la esfera de lo cívico. Con este fin nos viene como «anillo al dedo» la Encuesta Nacional de Cultura Cívica 2020 (ENCUCI), publicada en días pasados por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI). Ello a pesar de que el mencionado Instituto «silenció» (hasta el 14 de junio) las preguntas/respuestas más espinosas (i. e. “En su opinión, en comparación con el gobierno anterior, a nivel nacional ¿el nivel de corrupción en México es…?). No vaya a ser que salgan por ahí «otros datos». Como quiera que sea, de acuerdo con los números presentados por la ENCUCI se observa que para prácticamente el 71.2 % de las y los mexicanos mayores de 15 años la falta de servicios, tales como el alumbrado público o el agua potable, constituyen uno de los principales problemas a los que se enfrenta en su entorno inmediato. Le siguen en orden de importancia el pandillerismo, los robos o la delincuencia (56.7 %); y la falta de escuelas, hospitales o centros de salud pública (35.7 %). Ojo ahí.
Lo anterior adquiere mayor relevancia si se considera que para la mayor parte de la población en México que es mayor de 15 años, el conocimiento de este tipo de problemáticas se adquiere a través de comunicaciones personales en el entorno de la vivienda (60.4 %) y mediante conversaciones con los familiares (37.5 %). Solo 1 de cada 3 acude a redes sociales como Facebook, Twitter o YouTube. En este contexto se destaca la cada vez menor importancia que tienen medios como la televisión (15.3 %) o las revistas y periódicos (4.1 %).
Ahora bien, si se pasa de los problemas locales a los asuntos que tienen que ver con el país, el panorama cambia: el 73.9 % de la población de 15 años y más se entera por la televisión, mientras que 44.7 % lo hace por medio de las redes sociales. Insisto: estos datos se vuelven cruciales en tiempos de campañas políticas que buscan ocupar un lugar hegemónico en el plano de la discusión pública. Ojo con los vasos comunicantes que se extienden entre la percepción de la realidad y la realidad en sí.
Por otra parte, ¿qué tanto las y los mexicanos de 15 años y más se interesan en los asuntos del país? De acuerdo con lo señalado por el INEGI se tiene que poco menos del 56 % de las y los encuestados tiene mucho interés en esta temática. Solo 1 de cada 10 mencionó que se preocupa poco por este tipo de asuntos. Si estos datos se desglosan por grupos de edad se observa la misma tendencia: el 42.6 % de las personas que tienen entre 18 y 19 años se interesan mucho por los asuntos públicos; el 50.7 % de quienes se sitúan entre los 20 y los 29 años muestran este mismo grado de interés; igual que el 63.6 % de las personas que tienen más de 60 años.
Va un dato todavía más relevante: las mujeres de 15 años y más en México muestran un mayor interés en los asuntos del país que el evidenciado por los hombres (58.9 % y 52.5 %, respectivamente). Estas cifras revelan tres aspectos cruciales: 1. La presencia de una ciudadanía cada vez más informada y politizada; 2. El fuerte componente juvenil asociado con el campo político en el país; y 3. El papel fundamental de las mujeres y de los adultos mayores en la orientación de las preferencias políticas de cara a la próxima coyuntura electoral.
Finalmente, hay que revisar qué tan de acuerdo -o en desacuerdo- se sitúa la población encuestada con respecto a ciertos tipos de regímenes políticos. Las cifras ofrecidas por el INEGI son, por decir lo menos, intrigantes. Así, se tiene que, como uno esperaría, el 69.2 % de la población está muy de acuerdo con un gobierno democrático. Hasta ahí todo bien. Lo realmente interesante emerge cuando se les pregunta qué tan en desacuerdo están con respecto a un gobierno autoritario. Resulta que 41.5 % dijo estar muy de acuerdo. Tómala, pensé. Pero luego verifiqué el contenido de la pregunta.
Y pues ésta aludía a un gobierno encabezado por un líder político fuerte. Ojo ahí, fortaleza y autoritarismo no son una y la misma cosa. Ahora bien, lo realmente inquietante es que poco menos del 17 % de la población de 15 años y más que habita en este país estaría muy de acuerdo con un gobierno dictatorial encabezado por militares… En fin, así están las cosas. Lo que es cierto es que la encuesta a la que aludo todavía tiene mucho material de donde cortar. Seguramente en otras entregas exploraré algunas de las cifras que considero relevantes. Por lo pronto hay que prepararnos para aguantar la andanada mediática de propaganda de todos tipos y colores. De verdad deseo que les sea leve.
Nos leemos pronto.
