Desde Mujeres
Por Claudia Ramírez Ramos / @ClaudiaRmRm
Una de las victorias más importantes del feminismo es el haberse convertido en un tema ampliamente discutido; en que las niñas, jóvenes, adultas y mujeres mayores puedan sentirse identificadas con el “yo soy feminista” o que hombres comiencen a preguntarse cómo el machismo les afecta y de dónde y hasta dónde son responsables de la violencia sistémica y estructural que oprime a diferentes sectores de la sociedad.
En otra columna hablaré de cómo las mujeres estamos avanzando a pasos agigantados en la protección y reconocimiento de nuestros derechos, mientras que los hombres van lentiiiiisimo en este suceso, sus preguntas y cuestionamiento todavía van en “como que está mal que minimicen públicamente el trabajo de mi colega ¿no?” obviamente, porque el cuestionar el privilegio es más lento y más pequeño que luchar porque no nos maten, insulten o sentir miedo en nuestros espacios más privados; pero bueno, hoy me concentraré específicamente en el arma de doble filo de hablar de feminismo como si lo fuera y abarcará todo… Y al mismo tiempo, cómo esto provoca que no se abarque nada.
Para muestra podemos ser testigas de lo que promete ser el proceso electoral 2021 y cómo en los siguientes meses seremos víctimas de una ola de publicidad y marketing político muy difícil de apreciar y soportar; no se confundan, soy una amante de la política y de lo público, pero la forma que han tomado las campañas políticas es abrumador, aburrido y con una comunicación unilateral terrible, los discursos que a pesar de hablar de lo “nuestro, la empatía, la sociedad, la cercanía, avance, etc” sigue siendo tan insignificante y vacío para la gran mayoría de la población que verdaderamente está buscando soluciones a problemáticas diarias, profundas y reales.
Una de las nuevas palabras favoritas de las y los candidatos durante estas campañas, auguro será “feminismo”, publicidad principalmente dirigida a las mujeres, muchas personas tomarán la bandera de “yo hago política feminista” o “mis planes están dirigidos a proteger y reconocer los derechos de las mujeres” cuando en realidad son acciones o propuestas sin un respaldo verdaderamente sustentado, que muchas veces estan llenas de pretenciones o estan diseñadas con base a estereotipos y pocas veces estan acompañadas con una perspectiva de progresividad a los derechos humanos.
Recordemos que las personas y las propuestas que pretendan usar el feminismo como estandarte, tienen que reconocer la transversalidad de las problemáticas que vivimos las mujeres en México, desde una perspectiva racial, económica, demográfica, etc. y al mismo asegurar que desde el puesto de representación que se pretende se tenga una visión de importancia y urgencia, por ejemplo crear marcos normativos que incluyan “las, los y les” es importante pero no lo es tanto como generar marcos jurídicos de protección y seguridad que permita que ninguna de nosotras corra peligro, que podamos tener la tranquilidad de viajar en un transporte seguro libre de acoso y de no tener que estar en constante comunicación día y noche con nuestra red de apoyo por el miedo de que el último mensaje de “ya voy para allá” sea nuestro último mensaje.
Como conclusión me gustaría hacer una petición a todas las personas lectoras de este espacio, durante las campañas electorales exijamos propuestas específicas, propuestas creadas desde una comunicación bilateral entre las personas y quienes buscan un espacio de representación, ¿Por qué específicas? Porque necesitamos saber que quienes son candidatos y candidatas verdaderamente conocen los alcances de su puesto, sus facultades y tareas y sobre todo que tienen una agenda de protección y empuje a la sociedad y a sectores poblacionales que necesitan no sólo una voz en estos espacios, nosotras tenemos voz, necesitamos acciones.