De acuerdo con la Secretaría de Salud, en momentos de crisis epidemiológicas, humanitarias y desastres naturales, el 80% de las personas experimentan un aumento de angustia, miedo, pánico y/o terror.
En el caso de crisis sanitarias, el riesgo de padecer algún problema de salud mental aumenta debido a las medidas de aislamiento social, así como por el poco o nulo contacto físico con otras personas.
Juanita Villegas es una mujer mayor a quien el confinamiento social, a causa de la pandemia (como a muchas otras personas), le ha afectado en su salud mental.
Al ser una persona vulnerable, con mayor posibilidad de contagio, desde marzo de 2020 ha tenido que permanecer en su casa, sin poder realizar sus actividades de costumbre, lo cual ha repercutido en su salud al deteriorarse su padecimiento cardiovascular.
Por Samantha Anaya/ @Sam_An16
Entre las consecuencias que ha traído el COVID-19, están las repercusiones en la salud mental de las personas a causa del confinamiento.
En un país como México, entre el 25 de mayo y 11 de junio de 2020, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) recibió mil 379 peticiones telefónicas atención, esto a través de su Plan de Acción en Salud Mental.
La ansiedad es una de las principales consecuencias que ha afectado la salud mental de las personas durante la actual crisis sanitaria.
Previamente a la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que, para 2020, 20% de la población mundial padecería de depresión. Hoy esto podría ser ya una realidad.
Por otro lado, en 2011, la OMS desarrolló el Instrumento de Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (IESM-OMS), esto para conocer la situación de los servicios en diferentes partes del mundo.
Dicho estudio arrojó que, en México, del total del presupuesto asignado a la salud únicamente, el 2% es asignado al sector de la salud mental; de este, el 80% se destina a la operación de los hospitales psiquiátricos, por lo que las acciones enfocadas al trabajo comunitario se ven reducidas.
En el caso de los recursos humanos, que trabajan en el sector de la salud mental, asciende a 10 mil, y la tasa por cada 100 mil habitantes se distribuye de la siguiente manera: 1.6 psiquiatras, un médico, tres enfermeras, un psicólogo, 0.53 trabajadores sociales, 0.19 terapeutas y dos profesionales/técnicos de salud. Estos recursos son insuficientes, están mal distribuidos y, la mayoría de ellos, están concentrados en los hospitales psiquiátricos.
En la entrevista realizada por Patricia González Mijares, reportera del medio Pie de Página, al psicoanalista Vicente Zarco se rescata el hecho de que:
“La pandemia nos agarró desprevenidos, desde el doctor que no sabe entubar hasta la gente no puede expresar el duelo como lo hacía. El 2% del presupuesto de salud se va a mantenimiento de salud mental, es poquísimo, no hay recurso”.
¿Cómo ha vivido el confinamiento social alguien que parte de la población más vulnerable?
Juanita Villegas es una mujer mayor que ha paso cada día en su hogar desde que se implementó la medida sanitaria Quédate en casa en marzo de 2020; ella compartió para ZonaDocs, cómo ha vivido el confinamiento social y cómo ha repercutido esto en su salud mental y física:
“No he estado muy tranquila, porque extraño mucho el servicio: los sábados íbamos a San Isidro y a San Esteban, y me gustaba caminar y recorrer las calles; era una distracción. Ahora está una aquí encerrada, y pues a veces me desespero. No me he deprimido, pero sí me ha repercutido en mi problema del corazón: se me sube mucho la presión, porque a veces me siento angustiada”.
De igual manera, Juanita expresó que otro de los problemas que han afectado su salud mental desde que comenzó el confinamiento, es el hecho de que, en ocasiones, se despierta aterrada y siente ansiedad:
“Tengo un tiempo de que, después de terminar mis tareas en la casa, me pongo a leer en la sala y, después de un rato, me quedo dormida, y de repente despierto con un temor intenso, con mucho miedo y mucha ansiedad”.
Ella comentó que tiene miedo a “un suceso que aún no ha pasado”, pero que le genera mucho temor.
“Me pasa de vez en cuando. Pero no es que me preocupa lo que están pasando mis hijos, o demás familiares. Es otra cosa, qué es, quién sabe”.
También, agregó: “extraño mucho que me visiten, ver otras caras, saber de la vida de mi demás familia”.
En cuanto a su salud física, señaló que en ocasiones siente que está a punto de sufrir un infarto, pero en realidad lo que siente es angustia, ya que su presión arterial se encuentra dentro de los rangos considerados como normales.
La pérdida de sus dos hermanas y su hermano
Las historias y los testimonios de quienes han perdido a un ser querido a causa del COVID-19 han sido, lamentablemente, compartidas y varias de ellas virilizadas.
Pero, ¿qué pasa con aquellas personas que, previo a la pandemia, perdieron a un familiar por otras causas y que no han podido sobrellevar su pérdida de la mejor manera a causa del confinamiento social? Bueno, ese es el caso de Juanita:
“Antes de la pandemia, fallecieron mis dos hermanas menores en un periodo de tiempo muy corto: Margarita falleció el 21 de junio de 2019 y Lourdes el 27 de noviembre de 2019. En estos meses, ya a casi un año del confinamiento, el no poder salir genera que piense más en ellas y en toda una vida juntas, porque nada me distrae”.
Asimismo, relató que su vida no ha sido igual desde entonces, pues cada lugar del que tiene recuerdos de ellas le genera tristeza, ya que las recuerda “llenas de vida”:
“Por ejemplo, cuando mis hijas y sobrinas dijeron a finales del año pasado ‘vamos a Aguascalientes’, y estábamos haciendo planes, recordé que hace poco más de tres años hicimos el mismo viaje, y recordé todo lo que las dos hicieron en esas vacaciones, y preferí mejor no ir porque dije ‘en lugar de disfrutar, voy a estar triste porque todo me lo va a recordar a ellas. Luego me dijo mi hijo que fuéramos a Manzanillo, y nos hospedamos en el mismo hotel en el que también fuimos con Lourdes, pero dije ‘no, mejor no’, porque recuerdo cuando Lourdes estaba nadando en la alberca, y no quiero pasármela triste. Osea, ya no quiero ir a lugares donde sé que todo me las va a recordar”.
De igual forma, el visitar a sus sobrinas le genera tristeza, pues recuerda cuando sus hermanas se encontraban enfermas y a punto de fallecer:
“Cuando voy a la casa de mis sobrinas (las hijas y nietas de mis hermanas) recuerdo cuando ellas estaban recostadas en sus camas, enfermas, y yo no las quiero recordar así. Y cuando el resto de la familia se pone a recordarlas, me siento mal, me siento triste”.
En el caso de su hermano, comentó, no eran muy cercanos, pues él decidió hacer su vida por separado, por lo que, hasta cierto punto, mencionó que “al menos ya sé donde está”:
“De Víctor, sólo lo recuerdo cuando era niño, porque dejé de verlo por mucho tiempo, y pues al menos ya sé dónde está, antes no sabía y eso me afectaba. Dijeron que mi hermano murió por COVID, pero no, en realidad le dio un infarto. Quien nos llamó dijo que sintió un dolor muy fuerte en el brazo, y después cayó al piso”.
En cuanto al panorama nacional e internacional que enfrenta la humanidad, Juanita compartió que prefiere no ver ni escuchar medios de comunicación, porque eso también le causa ansiedad:
“Yo ya casi no veo las noticias porque todas son malas y me afectan mucho. Antes no podía dormir pensando ‘ahorita, ¿cuántos niños no estarán sufriendo?’ Pero yo no quiero pensar en eso, porque se me va el sueño, y de todos modos pues no puedo hacer mucho. También me preocupa la contaminación, el mal trato que se le da al planeta y lo mucho que sufren los animales”.
En contraste, el psicoanalista Vicente Zarco señaló que el Estado no provee de las herramientas necesarias para afrontar los problemas en salud mental que ha traído consigo la pandemia y de los cuales dio cuenta Juanita:
“Tenemos un sistema de salud abandonado hace más de veinte años. Emocionalmente no tenemos con qué defendernos porque no hay una cultura de salud mental importante, y los mismos médicos desprecian este rubro. Nos va a costar años echarlo a andar”.
Una encuesta realizada por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana (EQUIDE) reveló que, en los primeros meses de la pandemia en México, 27% de las personas mayores de 18 años presentó síntomas de depresión y 32% manifestó síntomas severos de ansiedad.
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Si presentas algún problema de salud mental, aquí un enlace para poder obtener ayuda:
https://coronavirus.gob.mx/salud-mental/