Intersecciones
Por Érika Loyo Beristáin / @ErikaLoyoB
Durante un conversatorio organizado por Amnistía Internacional en agosto del 2020, la gran Rita Segato nos sorprendió de nuevo. Abrió la charla diciendo de manera contundente “vivimos en medio de la presión productivista”, una presión que se concentra en el producto y que olvida el proceso.
Hemos olvidado nuestra forma de ser y hacer en el mundo y la vida, esa forma que se abraza y entrelaza entre los procesos, esos donde reside el gusto, el placer y la dicha. Por tanto, fue enfática en señalar que la humanidad, debía emprender un camino para recobrar el sentido y significado de los procesos y así, dejar de encerrarlos en el tiempo del producto que siempre es instantáneo, inmediato e implacable.
Para Segato, la naturaleza del proceso reside en su propia incontrolabilidad y su esencia está en la ternura, lo que significa reconstruir y recobrar las formas y las fronteras de eso que se llama “la pequeña felicidad”. Esos momentos que salen del tiempo que controla el capital, instantes en los que sonreímos o nos podemos sentir libres. No tenemos que construir el “llegar a, o hacia”, sino construir y disfrutar el estar, ahí es donde reside la ternura, en ese proceso de aprender a ser y a estar. Relacionarnos con el ser y sus caminos de lucha.
Los feminismos están dimensionados y vivos desde los procesos, desde esa intempestividad de lo incontrolable, desde su propia producción de ternura. Por difícil que parezca, gritan de rabia desde su propia ternura colectiva. Cuestionan siempre las formas y se mueven alrededor de las fronteras. Producen su propia felicidad desde sus luchas, sus gritos desenfrenados y sus formas alternativas y creativas de cuestionar al patriarcado y el poder. No se enfocan en llegar, pero son tenaces en caminar con “rumbo a”. Sí, lo rompen y lo destrozan todo no solo desde su rabia legítima, sino desde la ternura que abraza y lucha a cada mujer que ha sido víctima de violencia en este país. Los feminismos son esa ternura rabiosa que el Presidente López Obrador y muchas personas en la política y la sociedad machista no comprenden, no porque sean ignorantes, sino porque les gusta ser indolentes.
Dice Segato, estamos en ese proceso en el que los feminismos se ven desde el poder solo como una visión “en contra de”. No comprenden que los feminismos luchan por formar una visión feminista de la vida, esa que solo está enfocada en las vivencias del día a día. Podemos hacerlo, porque ser mujer es una incerteza permanente que se vive de manera diferenciada todos los días. Los feminismos luchan por recobrar y resignificar la ternura de los procesos bajo dimensiones en donde los riesgos de ser mujer (que nadie está comprendiendo y que son diferenciados) se conviertan en seguridad, certezas, prosperidad y respeto a nuestra autonomía.
La ternura de los feminismos se concentra en los procesos, en la búsqueda de hacerles ver un mundo radicalmente plural y diferente. Los feminismos pueden llegar a vestirse de negro, pero jamás hablan en negros. Los feminismos en su propia politicidad son ternura, esa ternura que el #PactoPatriarcal no comprende porque jamás ha abrazado el cuerpo roto de una mujer después de haber sido violada. Lo más político que existe hoy en día son los feminismos, lo político que grita desde el nosotras: Nunca más detrás de ustedes.
No han querido entender que las mujeres somos parte de lo que Segato llama “los nudos vinculares”, esos que son capaces de engranar cada proceso para construir un producto. Somos tejedoras, formadoras de la sociabilidad, la parte esencial de los procesos. Tejer, caminar y construir esos procesos nos llena de rabia y fuerza para luchar contra esos que pretenden ser gobernadores siendo violadores de mujeres, alcaldes acosadores, candidatos que buscan mujeres solo como engranajes para cumplir con criterios de paridad. Piensan que nos usan para el producto, pero nosotras les usamos para el proceso: llegar y reconstruir todo.
Dotamos de politicidad los procesos, esa es nuestra cualidad y nuestra fuerza. Por eso el poder no nos comprende, porque construimos desde la emergencia y politizamos la urgencia de tener mejores procesos: de justicia, de corresponsabilidad, de construcción social y de seguridad. Buscamos que la ternura no sea estereotipadamente femenina sino corresponsablemente construida desde nuestra autonomía, derechos y dignidad. Una sociedad de la ternura es aquella en la que todas, todos y todes nos implicamos en la mejora de los procesos feministas. Desde los feminismos estamos decididas a destruir el #PactoPatriarcal como producto, ese que solo ve el fin y el poder como ambición machista destructora e implacable.
Lo que el Patriarcado jamás comprenderá, es la ternura de nuestra rabia. Esa que está compuesta de momentos de felicidad cada que derrumbamos una parte de su machismo y de su impunidad. No lo entienden, porque no comprenden qué es y cómo se politiza la ternura. Como dice Miguel Lorente que los machos sigan dedicándose “a colgar los cuadros” mientras nosotras pintamos los trazos de un mundo diferente.
#Rompan el Pacto
#DenUnPasoAtrás