La Calle del Turco
Por Édgar Velasco / @TurcoViejo
Ocho días han pasado de 2021 y, lejos de mejorar, las cosas siguen igual que en 2020, incluso peor: los hospitales comienzan a resentir la ola de contagios producidos durante una temporada navideña en la que, contra todo uso del sentido común, la gente se volcó a las plazas y zonas comerciales con singular alegría.
Eso, sumado a las reuniones “con todas las medidas”, ha derivado en un incremento de los casos registrados, cifra que por más que se maquille no deja de ser alarmante en el papel y escalofriante en la vida: pareciera que la covid-19 es un animal al acecho que está cada vez más cerca, de modo que uno ya no se pregunta si se va a contagiar o no, sino cuándo. No sé a ustedes, pero a mí se me están volviendo cada vez más comunes y cercanos los casos de contagios, recontagios y fallecimientos.
Con este telón de fondo, comenzamos lo que será un año movido a causa de las elecciones intermedias, en las que Morena buscará repetir los resultados que obtuvo hace tres años y en los que la ¿oposición? buscará capitalizar los errores de la llamada 4T, que no son pocos. El vergonzoso colofón de la administración Trump en Estados Unidos ha venido a ser una especie de obertura para lo que está por venir en cuanto al tema de elecciones respecta. Si lo que pasó hace un par de días en el Capitolio estadounidense les pareció ominoso, espérense a lo que está por venir en los siguientes meses en México.
Acá la cosa promete. Mientras Enrique Alfaro sigue gritando —y posteando y tuiteando y youtubeando— a los cuatro vientos que lo está haciendo increíble y que su control de la pandemia es ejemplar y que no pasa nada por una salidita a cenar pizza o una paseadita en moto, lo cierto es que Jalisco sigue hundiéndose en una espiral que no termina de volverse más profunda, tan profunda como una de las tantas fosas que abundan en el estado.
Y es que la administración de Alfaro no ha salido bien parado de ninguna de sus crisis: el homicidio de Giovanni López a manos de la policía de Ixtlahuacán sigue impune, como impune sigue el actuar de los elementos de la Fiscalía en las protestas del 5 y 6 de junio, como impune sigue el asesinato del exgobernador Aristóteles Sandoval. Estos tres ejemplos tienen como común denominador a Gerardo Octavio Solís, quien por alguna extraña razón sigue ahí, tan intocable como ineficiente.
El estado infectado de coronavirus, corrupción, impunidad y negligencia saldrá a votar para cambiar al Congreso de Jalisco y despedir así a una de las peores legislaturas de los tiempos recientes, y miren que las ha habido. Las y los diputados salientes serán recordados por su penoso actuar, marcado por trabajar de espaldas a la ciudadanía y obedeciendo a más a las luchas partidistas.
Baste como ejemplo de su indolencia la manera tan vergonzosa en que llevaron el tema de las leyes en materia de personas desaparecidas, trabajos en los que los colectivos de familias han denunciado en muchas ocasiones que las y los legisladores no sólo los han dejado de lado, sino que incluso han buscado madrugarles.
Al baile se suman nuevos partidos políticos, entre ellos los exwikis hoy convertidos en Futuro y que con Pedro Kumamoto a la cabeza, otra vez, buscarán hacerse de escaños en el congreso local y de la presidencia municipal de Zapopan. Veremos cómo les va en esta nueva aventura que han decidido realizar como partido dejando para mejor ocasión la llamada vía independiente.
Todos estos elementos se verán aderezados por los esfuerzos de los partidos de siempre por convencer a los ciudadanos que son diferentes, aunque sigan siendo iguales, y habrá que ver ahora sí el peso real del Frente Nacional Antiamlo (los ridículos de Frena), que tienen en el horizonte su primer proceso electoral.
En fin, apenas van ocho días de 2021, un año nuevo que ya está marcado por las taras viejas.
