Espacios culturales donde predomina la independencia creativa, han enfrentado dificultades económicas y sociales en medio de la pandemia.
Así también, los diferentes tipos de expresión del arte donde es necesario el tacto, han tenido que adaptarse a la nueva normalidad en un entorno donde el riesgo de contagio debe ser mínimo.
Las academias Royal Ballet by Michelle Deschamps en Mexicali, Baja California y la Academia de Danza Sara Yamel en Guadalajara, Jalisco, ambas dedicadas a la enseñanza de la danza, compartieron sus experiencias sobre cómo han sobrevivido entre las clases en línea y presenciales en tiempos de contingencia.
Por Keren Elizabeth Rodríguez/ @The.only.kxrxn
La cultura y las artes, así como sus exponentes y representaciones, han sido impactados tras el arribo inesperado de la pandemia ocasionada por el virus sars-cov-2. La disminución de los presupuestos para este sector, la cancelación de eventos y, por supuesto, el cierre de instituciones de enseñanza son algunas de las situaciones que han tenido que sortear las y los artistas.
Sin opción, han tenido que adaptarse a la nueva normalidad. En el caso particular de las escuelas de danza, donde el contacto es inevitable, las y los bailarines superan todos los días los retos que este contexto demanda, ya sea a través de clases en línea o teniendo protocolos de sanidad dentro de las aulas.
Aprender a bailar a través de una pantalla
La Academia Royal Ballet By Michelle Deschamps en Mexicali, Baja California se ha adaptado a la nueva normalidad; a trabajar y ver bailar a sus alumnas por medio de una pantalla para evitar el riesgo de contagio, pero sin perder el objetivo de fomentar la cultura a través de la danza aún en cuarentena.
En marzo cerró sus puertas, la decisión buscó evitar que las bailarinas y sus familias se enfermaran del nuevo virus; no obstante, para no perder la continuidad y el avance de sus procesos formativos, idearon clases virtuales en la plataforma Thinkific y, posteriormente, Meet.
Aunque las alumnas tuvieron apertura para seguir bailando en tiempos de contingencia; con el paso de los meses, los grupos se fueron reduciendo, bajaron el costo de las mensualidades; es decir, el pago de colegiaturas para las alumnas y alumnos y, posteriormente, frente a esta realidad, no hubo más que “no cobrar inscripción” para el siguiente ciclo.
Michelle Deschamps, la directora de la academia, manifiesta que su economía se ha visto afectada de manera inevitable, pues luego de más de diez meses, continúa pagando la renta de un espacio que no es utilizado y que, a la vez, no sabe cuándo podrá ocupar, -suponiendo que algún día vuelvan las clases de danza presenciales-. En ese sentido, señaló que, actualmente, sólo está trabajando para pagar la renta y los servicios, ya que el alumnado disminuyó, pero todos estos gastos siguen corriendo:
“Aproximadamente bajamos 100 pesos a cada mensualidad, yo creo que el porcentaje de 80 alumnas ahora tengo 12”.
Como aliciente, reconoce que, aún con un grupo tan reducido -comparado con los tiempos previos a la pandemia- hay alumnas que han sido bastante beneficiadas en términos de accesibilidad y motivación:
“Se conectan antes y se ponen a platicar, enseñan sus juguetes, ellas sienten que me tienen en su casa de visita, me enseñan sus mascotas, espacios, son mega felices”.
Al ver poco probable el término de la pandemia, la directora de la escuela de danza buscó la manera en la que sus alumnas, alumnos y, ella misma, encontraran dentro de sus casas objetos y espacios que les ayudaran a reemplazar la falta de barras de ballet, un piso liso, ligas y pesas:
“Utilicé la cuna de mi bebé como barra, adaptándome a los espacios de mi casa me cambió todo el chip de las clases”.
Las palabras imaginación y creatividad han sido un recinto para la academia y sus integrantes estos meses. Michelle, comparte que ideó nuevas formas para enseñar a sus alumnas, a través de dibujos, cantos e, incluso, objetos como bolsas de arroz o frijoles como pesas para los ejercicios de PBT (Progressing Ballet Technique). Además, la virtualidad favoreció que bailarinas de otras partes del país se incorporaran a las clases, evitando los temas de traslado que impedían la posibilidad de asistir a las sesiones.
Sin duda, la academia espera el mejor momento para poder regresar a los espacios que anteriormente eran rodeados por niñas, mamás, adolescentes y personas adultas. Por ahora, la directora de esta academia, prefiere seguir así, en un espacio virtual, ya que, en su opinión, las estudiantes pueden tener en el espacio de sus hogares la libertad de respirar sin un cubrebocas que les impida una respiración correcta en los ejercicios, y por supuesto, limitar al mínimo cualquier contagio.
Volver a bailar en la nueva normalidad
Mientras tanto, a 2 mil 059 kilómetros de distancia, en la parte occidente del país, la Academia de Danza Sara Yamel en Guadalajara, Jalisco, abrió sus puertas tras el término de la “cuarentena” en el estado y el inicio de la llamada “nueva normalidad”. La maestra Dulce Rocío Souza, mencionó que la pandemia representó la búsqueda de alternativas para la supervivencia de la danza, desarrollando nuevas herramientas y formas de trabajar.
Al empezar la pandemia en marzo, Sara Yamel, directora, bailarina y maestra, tenía la incertidumbre de no saber cómo iba a responder frente a la contingencia ya que, en ese momento, la información del virus era indefinida e incierta. Simplemente sabía que debía de cerrar la academia, quedarse en casa para salvar su vida y la vida de sus alumnas y alumnos.
Adaptación
La palabra “adaptación” ha sido la guía y el enfoque que ha acompañado el hacer y actuar de las y los integrantes de la academia. Sara Yamel, recuerda que después del momento de incertidumbre que generó el inicio de la emergencia sanitaria y su prolongación, tomó la decisión de emprender clases en línea. Y es que, el encierro trajo al mundo un brote de inseguridades, depresión y ansiedad, reconociendo esto, la academia buscó brindar apoyo, empatía y seguridad en tiempos difíciles.
“Era importante no dejar que el interés o esperanza en nuestros alumnos muriera” mencionó la maestra Dulce, maestra de pre- ballet, ballet avanzado e intermedio avanzado, además de ser estudiante de Medicina veterinaria.
Impartir clases de un tipo de arte donde el contacto físico y visual son vitales, resulta un reto cuando las posibilidades se reducen a una pantalla y a la virtualidad. Al respecto, la directora mencionó que fue todo un reto la transición de trabajar de manera presencial a una aula en meet o videollamadas; sin embargo, agradeció el apoyo de los profesores y alumnos que se unificaron y apoyaron en estos momentos difíciles:
“Las maestras hicieron un trabajo entregado, lo hicieron al amor a la danza, a sus alumnos y yo no puedo pedir mejores maestros que los que tengo, hicieron lo que un profesor y un profesional debían de hacer en una situación así” declaró la directora Sara Yamel.
Al no contar con un espacio donde las y los estudiantes fácilmente pudieran trabajar, hubo una adaptación en su entorno, utilizando sillas, mesas o camas, como barras para hacer pliés; las y los bailarines en formación, buscaron diferentes maneras de resolver sus problemas de espacio, reconoció la maestra Dulce:
“Los alumnos cuando les gusta lo que hacen, buscan cómo resolver problemas. Eso te habla de que tan responsables se hacen en las actividades, eso es importante ya que es madurar.”
En la búsqueda de alternativas que incluyan el no contacto físico y la recomendación “quedarse en casa”, existieron situaciones que no siempre estuvieron a su favor, por ejemplo: la falta de internet, electricidad o plataformas. En ese sentido, Dulce recordó su experiencia en una audioclase que ofreció a sus alumnas:
“No puedo dejar a mis alumnas sin clase, trabajamos en la audioclase otro tipo de sentidos, empezamos a pulir ese sentido de la audición, tacto, recuerdo esa experiencia y fue muy enriquecedora.”
131 días de resistencia
Después de 131 días de resistir la pandemia, el 22 de julio abrió sus puertas. Todo fue llevado a cabo tras ser agregados a un grupo de casi 250 academias que buscaban volver a trabajar con las medidas de seguridad sanitaria.
Gracias al apoyo que brindaron los diferentes espacios de danza, las y los instructores se dieron la tarea de ir a la Secretaría de Cultura, Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación, con el fin de manifestar las condiciones en las que podían regresar a trabajar con protocolos sanitarios.
Con el paso del tiempo, la secretaría sólo detuvo el trabajo con niños, por lo cual, el 22 de julio empezaron a trabajar de manera presencial con un protocolo que mejoraron tiempo antes de abrir sus puertas.
Así, puliendo el protocolo y haciéndolo más especializado, se decidió que: las y los estudiantes deben utilizar cubrebocas; dejar sus zapatos en un mueble en específico dentro del aula; cambiar su ropa de calle por ropa de ejercicio; y sanitizar cada espacio después de clases.
Los alumnos que más se acomodaron en el protocolo fueron los adolescentes; sin embargo, existieron jóvenes adultos que se negaban a seguir las indicaciones de higiene y salud en el espacio:
“Los adultos que siempre protestan con los jóvenes de por qué no hacen lo que se les dice, creo que a veces es mejor poner atención a los adultos, porque creen que como son adultos ya no se les va a exigir, cuando son las personas que más deben de poner el ejemplo” reconoció la directora.
Renata Zainos, estudiante de la academia, mencionó que fue un reto empezar clases presenciales; no obstante, ella declara que utilizar cubrebocas en las aulas ha ayudado a que sus pulmones se expandan y “pueda agarrar más aire”, una acción que la ha ayudado en sus ejercicios de respiración.
Contrario a lo vivido en Mexicali por la maestra Michelle, Sara Yamel ha sorteado con mayor suerte el pago de la renta del espacio donde se encuentra la academia, ya que, la persona dueña del lugar, ha reducido el costo en el entendido de la situación difícil que se enfrenta:
“Si esa persona no me hubiera apoyado en bajarme la renta de los meses que estuvimos cerrados y hasta la fecha me sigue cobrando menos en comparación al tiempo sin pandemia, no hubiera podido abrir.”
Y aunque esto le ayudó, la directora de la Academia Sara Yamel, tuvo que buscar nuevas formas para recibir ingresos que le permitieran subsistir económicamente y sostener la escuela. Según comparte, se dedicó a trabajar de coreógrafa para bodas y quince años.
Para concluir este 2020, la Academia de Danza Sara Yamel, presentó su Gala de Fin de año de manera virtual los días 16 y 17 de diciembre, con jazz, ballet, bailes regionales y danza contemporánea, que fueron transmitidos en su página de Facebook.
Como parte de estas iniciativas que buscan mantener viva las expresiones dancísticas, este 2021 la academia tiene programado el lanzamiento del diplomado: Danza Presente, el cual se impartirá los sábados de 8:00 am a 4:00 pm con un año de duración. Las materias que se impartirán serán:
- Ballet
- Jazz
- Acondicionamiento físico
- Teatro
- Música
- Proyectos
- Ritmos
Al finalizar el diplomado se entregará un reconocimiento, la directora Sara invita a todas las personas que estén interesadas en experimentar e indagar en su pasión por la danza como profesionales:
“Si vienen se llevarán muy buena experiencia y enseñanzas, los profesores que lo impartirán son excelentes maestros que te hacen crecer como bailarines.”
Para concluir, ambas academias invitan a las personas a que conozcan este arte tan especial e importante, que ayuda a desahogar, generar emociones y conocer el cuerpo.
Si te interesa conocer información de las academias puedes encontrarlas en su página web:
Royal Ballet By Michelle Deschamps:https://royalballet.dance/
Facebook: https://www.facebook.com/royalballetmd
Instagram: https://www.instagram.com/royalballet.dance/?hl=es-la
Dirección: C. de las Moreras 1209, Chapultepec los Pinos, 21260 Mexicali, B.C.
Academia de Danza Sara Yamel
Facebook: https://www.facebook.com/pages/Academia-De-Danza-Sara-Yamel/419972994817552
Instagram: https://www.instagram.com/academiadedanzasarayamel/?hl=es-la
Dirección: Av. Fidel Velázquez Sánchez 1517, Fidel Velázquez, 44210 Guadalajara, Jalisco.