Aunque en el Senado de la República existe una propuesta para modificar la Constitución Mexicana para que las lenguas indígenas y el español tengan un reconocimiento oficial como idiomas del país; en los últimos días de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) se discutió la relevancia que tiene la conservación de las lenguas indígenas para evitar su extinción
Por Christian Noe Cantero Mora / @ChristianChMalv
“Las lenguas son y existen porque existimos los que las hablamos, en el momento en que todos los que hablan una lengua mueren, esa lengua desaparecerá”
fueron las palabras con las que expresó Luis Fernando Lara Ramos, lingüista e investigador académico, la relevancia que tiene la preservación de las lenguas originarias, lo cual es el tema central de su libro “La extinción y pérdida de las lenguas”.
En esta obra el tema principal son las causas que orillan a la muerte de una lengua y, por otro lado, todo aquello que dificulta la conservación de las lenguas habladas en México; especialmente, el náhuatl.
El lingüista Lara Ramos habló sobre la muerte o extinción de las palabras y las lenguas negando que éstas tengan un ciclo de vida natural (nacer, desarrollarse y morir), pues su existencia dependen de las acciones humanas y la causalidad de sus acciones.
“Esto es una idea que les gusta usar mucho a los puristas que están en contra de la aparición de nuevos vocablos, nuevas maneras de hablar español a las que consideran poco castizas o, incluso, bárbaras… esta idea de que las lenguas son seres vivos es una idea absolutamente falsa, las lenguas son y existen porque existimos quienes las hablamos; así que si morimos, la lengua desaparece, pero también muere cuando deciden o se ven obligados a cambiar de lengua; así que sólo en esos momentos se da la pérdida y extinción de las lenguas”, explicó.
Un capítulo del libro que se presentó en la FIL está escrito a partir de una conversación con el filósofo Miguel León Portilla; ahí se narra el propósito de la lengua náhuatl, un recorrido por su historia, pero en particular el papel que tuvo el náhuatl en la época del imperio azteca y su presencia en la sociedad actual.
“Eso es muy importante porque una de las características de los pueblos mexicanos es su multilingüismo, es muy difícil encontrar un pueblo indígena mexicano que sea monolingüe, este es un hecho normal de la historia de la humanidad, todos los pueblos de la humanidad han sido multilingües”.
Para el experto, fue a partir del momento en que se crearon los Estado-Nación, cuando las lenguas nacionales se fueron imponiendo a otros pueblos y fue así que se ha dado lugar al monolingüismo.
“Yo creo que el monolingüismo más evidente es el de los estadounidenses, pero también, lamentablemente, entre nosotros los mexicanos hay mucho monolingüismo que nos lleva a no reconocer la riqueza y los derechos de nuestros pueblos indígenas y también, de sus lenguas”.
En la presentación, Luis Fernando Lara Ramos habló de la participación que tiene en el libro la también lingüista Yolanda Lastra.
Ella es quien aporta ejemplos de desplazamiento y la pérdida gradual de hablantes en el Náhuatl mexicano al libro. Entre los datos mencionados se habla de cifras de los censos mexicanos:
“De 1970 a 2010 existían un millón 773 mil 171 hablantes de Náhuatl en territorio mexicano; es decir, se duplicó la población de hablantes en territorio. En muchas de las lenguas el número de hablantes crece, pero en cantidad decrece puesto que los estamos comparando con las cifras de mexicanos que son hablantes de español; es decir, la población hispanohablante mexicana crece mucho más que la población hablante de lenguas indígenas”, precisó Luis Fernando Lara
El autor de “La extinción y pérdida de las lenguas” habló sobre la importancia que tiene el revitalizar una lengua para ayudar a sus hablantes a recuperar el uso de ésta con palabras que sean útiles para su comunicación en la vida diaria salvándose de las creencias impuestas por un idioma más hablado, en este caso, el español.
“Se orilla a los hablantes de las lenguas a pensar que sus palabras no sirven, que no ayudan a explicar muchas cosas o que son menores al español, pero son creencias falsas, se tienen que trabajar con los hablantes y ayudarles a recobrar sus capacidades de expresión y la revitalización para no perder el desarrollo de esa cultura”.
Explicó, además, que los medios de comunicación también tienen un papel importante en esta extinción de las palabras por sesgar a las lenguas discriminando la información, al publicar sólo en español e, incluso, al publicar notas que desmotivan la recuperación de las lenguas, al dar por hecho que éstas han muerto:
“En un periódico pueden decir que sólo quedan dos hablantes y están peleados entre sí, eso es falso, pues lo cierto es que debido al desinterés cultural por la conservación de las lenguas, cuando los hablantes mueren, con ellos muere la lengua indígena”.
Para finalizar, el autor habló sobre el trato que reciben las lenguas y los pocos derechos que se les otorgan al no incentivar procesos de alfabetización y conservación:
“Mientras no haya verdaderos sistemas de educación de largo plazo que se preocupen por lograr que sus hablantes se eduquen con su propia lengua y adopten otras funciones comunicativas que han perdido, sobre todo en el ámbito legal, medicinal y escolar, no podrán resurgir y vivir en un mundo que no parezca que les es prestado”.
Lamentablemente, como señala el autor, para evitar esto también se tiene que trabajar en la voluntad humana, pues en ella tiene que existir el deseo por conservar y no perder estas lenguas, las cuales han sido sistemáticamente atacadas por el colonialismo, el racismo, pero también por la pérdida de sus capacidades discursivas; lo cual está lejos de solucionarse sólo con una reforma constitucional.
Sobre el autor
Luis Fernando Lara Ramos nació en la Ciudad de México, un 20 de marzo de 1943; es un lingüista, investigador y académico mexicano que forma parte del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del Colegio de México desde 1970.
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Revive aquí esta presentación realizada en el marco de la FIL: