Granja Carroll hizo la vida imposible en San Antonio de las Cuchillas, desde que se instaló la empresa, los pobladores tienen que convivir con un nauseabundo olor y residuos tóxicos. Pero el pueblo quedó olvidado para las autoridades
Por Kau Sirenio Pioquinto / Pie de Página
Foto: Alexis de la Cruz
ALJOJUCA, PUEBLA.- Los gritos y correderas de los niños en las calles de San Antonio de las Cuchillas son felicidad. Para ellos, no hay momento triste ni de preocupación, porque a pesar del frío los juegos nunca terminan. Aquí, los únicos que no pueden reír son los adultos, porque ahora tienen miles de cosas que organizar, y porque la pestilente Granja Caroll quedó a unos metros de esta población de 460 habitantes.
Para llegar al corazón de este poblado hay que hacerlo merodeando los surcos de la milpa que está a punto de cosecharse, se camina entre las cañuelas del maíz que suenan como cascabeles cuando se levanta un ventarrón. Sin embargo, no todo es tranquilidad; con el viento del campo llegan olores insoportables.
San Antonio las Cuchillas es la última comunidad del municipio de Aljojuca, muy cerca al límite con Veracruz. Aquí la Granja Carroll se dedica a la engorda cerdos para exportación. Pero los afectados de este criadero de puercos son los habitantes del pueblo, mientras que los ejidatarios que autorizaron la instalación de la granja viven despreocupados en Ciudad Serdán, la cabecera del municipio de Chalchicomula de Sesma.
Los pobladores coinciden que la pestilencia les afecta, sin embargo, unos dicen que no pueden hacer nada porque el ejido donde se instaló la granja no es de ellos. Mientras que los demás señalan que no fueron consultados cuando se instaló la granja y pide al gobierno federal que revise los contratos que se firmó con la Granja Carroll.
La granja pertenece a una empresa mexicana que tiene 18 instalaciones como esta entre los estados de Puebla y Veracruz, Granjas Carroll se promueve como una empresa “sustentable”, además de que se presume “como el principal productor de cerdos en México”. Cada año esta empresa cría más de un millón de animales.
Vicente Martinez, campesino de la comunidad de San Antonio de las Cuchillas denunció que la granja Carroll trajo enfermedades a su comunidad por la contaminación del agua y el aire ocasionada por los desechos de los cerdos. Foto: Alexis de la Cruz
Mientras los niños juegan con los animales, los adultos acceden a platicar su experiencia con la pestilencia.
“Yo no estaba aquí cuando instalaron la granja. En ese entonces yo vivía en la Ciudad de México, como la granja no se iba a instalar en nuestro ejido pues no dijimos nada, pero ves ahora, el olor no nos deja ni siquiera comer” dice una señora mientras despacha en su tienda”.
Antes de exponer su inconformidad, la mujer pide anonimato. Luego reclama:
“Faltó mucha información, no nos dijeron las consecuencias que traería la granja para las familias de San Antonio de las Cuchillas, lo hicieron de mala fe porque el ejido es de Chalchicomula”
El subsuelo de los municipios de la zona: San Juan Atenco, Chalchicomula de Siena, Aljojuca, San Salvador el Seco pertenece a la sub cuenca del lago Totolcingo, dentro de la cuenca del río Atoyac. Parte de la región hidrológica del Balsas. Esta demarcación no tiene ríos definidos, solo cuenta con arroyos intermitentes. Pero estos sitios podrían quedar dañados por la granja de cerdos, de acuerdo al estudio el agua subterránea de la región que realizaron los hidrólogos Héctor Manuel Ortega-Escobar, Álvaro Can-Chulim y Norma Eugenia García-Calderón.
La activista Gabriela Guarneros López explicó en entrevista que su lucha contra la pestilencia de los puercos de la Granja Carroll va más allá de una pugna por la tierra, ya que su ejido está asentado sobre una corriente de agua subterránea:
“Nuestra lucha se centra en la defensa del agua, no es que nos oponemos al desarrollo, a lo que nos oponemos es la contaminación del manto freático, sabemos que hay estudios que muestra que en esta Valle de Serdán está el vaso de agua más importante del cuenca del Río Atoyac”.
Cercas electrificadas protegen las entradas a la granja de cerdos Carroll. Foto : Alexis de la Cruz.
El camino que lleva a la granja de cerdos en el ejido de Santa Inés es de apenas dos metros de ancho, lleno de zanjas y lodo, a simple vista la vía de comunicación de los ejidatarios parece un camino oculto.
Después del recorrido por fin se asoma la guardia de seguridad de la Granja Carrol, tres hombres vestido de negro con insignia de Seguridad Privada, portan armas largas y cortas. Cuando ven que se acerca un carro, caminan a paso aligerado para impedir el paso: “acá no hay paso, es propiedad privada”. Explica el uniformado e impide el paso, incluso a los campos de siembra aledaños.
Aquí el olor a estiércol de marranos es más fuerte y las moscas vuelan en espiral hacia las lagunas de oxidación que fueron construidos para limpiar el agua antes de desecharlas. De acuerdo al estudio sobre las cuencas de agua esta zona no tiene desagüe porque el valle está rodeado de cerros volcánicos.
Desde que la Granja Carroll se instaló a unos metros de San Antonio de las Cuchillas los pobladores de esta comunidad tienen que cerrar sus puertas a la hora de la comida, porque el fuerte olor provoca vómito a los comensales: “el olor llega más fuerte en las tardes o cuando llueve, porque se evapora el estiércol, al expandirse la pestilencia es imposible comer” dice Vicente Martínez Garay.
Mientras explica los efectos de la Granja Carroll, Vicente dice que el único beneficio que les llevó la granja es insignificante:
“No hubo ni un beneficio, solo que a veces la granja ayuda para la fiesta comunitaria, por ejemplo, el 16 de septiembre ayuda con un puerquito para la cena. El día del niño regalan juguetes”.
Aquí la gente mantiene la puerta cerrada, al igual que las tiendas de la comunidad, la mayoría de este pueblo emigró a California, Estados Unidos y en menor medida a la Ciudad de México, de los 460 personas viven en San Antonio de las Cuchillas sólo 8 consiguieron trabajo en la empresa de puercos.
Vicente recuerda la llegada de la empresa:
“cuando regresé estaban instalando la granja, a la comunidad les dijeron que se iba a beneficiar con trabajo pero no, muchos que metieron sus papeles para trabajar, solo unos cuantos entraron, son personas que están muy apegados al ingeniero”.
La insalubridad en San Antonio las Cuchillas por la granja porcina ha dejado a niños con enfermedades estomacales:
“Que el gobierno implemente medidas sanitaria para que no se contamine el agua”, dice una pobladora.
Desde que la Granja Carroll llegó al ejido, la vida de los vecinos de San Antonio de las Cuchillas ya no fue normal. Ahora tienen que convivir con el olor a estiércol de cerdos que se extiende todos los días en la población.
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Esta nota se publicó originalmente en Pie de Página:
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