En noviembre de 2020, el Instituto de Planeación y Gestión del Desarrollo del Área Metropolitana de Guadalajara (IMEPLAN), emitirá el Plan de Acción Climática del AMG (PAC-METRO), donde se presentarán los conflictos ambientales actuales que vive la metrópoli, al tiempo que, se fijará la ruta para lograr una ciudad carbono neutral en el año 2050.
Colectivos climáticos locales han expuesto sus inquietudes sobre el plan basado en el diagnóstico publicado en mayo de 2020, mismas que fueron respondidas por el Director del IMEPLAN, Mario Silva, en entrevista con ZonaDocs.
En esta ocasión, hablamos con Pablo Montaño, activista y experto en cambio climático y ecología política, para que nos diera su perspectiva como activista y profesional, acerca del futuro de este instrumento de planeación, los intereses que están en juego y el papel de la sociedad civil como contrapeso. Te invitamos a leer esta entrevista.
Por: Eric Sandoval / @eric20san
¿Cuál es la situación climática del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) en este momento?
Como una de las ciudades más grandes del país, la segunda más grande en población, tenemos un gran papel al ser responsables de consumir una cantidad impresionante de recursos y, al mismo tiempo, ser unos grandes emisores del país. Es un papel de mucha responsabilidad y también mucha área de oportunidad para accionar.
¿Cuáles son los temas más importantes que se tienen que trabajar en este momento y a futuro en el AMG?
Lo principal que una ciudad del tamaño de Guadalajara debe pensar, es: ¿Cómo carambas hacemos para que reduzcamos las emisiones que se generan desde el transporte? que es la principal causa de emisiones en una ciudad como la nuestra, es decir, las emisiones por movilidad.
¿Cómo bajas a la gente de sus coches y reduces drástica y rápidamente la dependencia del automóvil particular? Esa debe ser la tarea número uno de cualquier ciudad.
Reducir también la devastación y el crecimiento de la mancha urbana, porque está vinculado al hecho de que estamos en un desorden que provoca la dependencia del automóvil particular, mientras que, al no haber capacidad para extender el transporte público, reduces áreas verdes o reduces masa forestal en la vecindad y acabas también con tierras de cultivos. Es un círculo vicioso que se provoca por una mala planeación, que da espacio a este crecimiento desordenado.
Nos cuesta mucho trabajo todavía pensar en políticas que vayan en contra del mercado, nos da miedo frenar la industria de la construcción o ponerle un alto, y en realidad ahí están muchos de las claves que se deben accionar para frenar los impactos que tiene una ciudad como Guadalajara, y aspirar a una sustentabilidad que está lejísimos para una ciudad como la nuestra.
¿Este plan contempla un objetivo carbono neutral hacia 2050, es muy pronto para hablar de ese concepto?
En términos del instrumento de planeación y del objetivo que se fijan creo que hacen bien en fijar una objetivo ambicioso, es justo lo que se requiere. Yo creo que haríamos bien las organizaciones y los colectivos en tomar estas pautas tan ambiciosas, como lo es una ciudad carbono cero en 30 años, para presionar y decir: bueno, si ese es el objetivo, ¿Dónde están las acciones que se requieren?
Lo veo bien en un sentido de pensar más allá de la inmediatez política que acostumbramos, pero eso también provoca que el hecho de que se proyecte tan lejos, sea un pretexto para justificar pequeñas acciones simbólicas en el corto plazo, o cosas que de aquí a tres años no figuren en este gran objetivo que se plantearon.
El gran objetivo ambicioso a largo plazo no está mal pero las rutas deben ser igual de ambiciosas, y tienen que estar muy claras, el detalle de esas rutas.
¿Cómo visualizas que este Plan se lleve a cabo con un Gobierno estatal que se manifiesta en pro del medioambiente pero también ignora el crecimiento de la mancha urbana que invade bosques como La Primavera o El Nixticuil?
Los gobiernos están llenos de dualidades y de áreas grises, de conflicto, y creo que una de las grandes faltantes es una presión ciudadana que no tolere, y que eleve los costos políticos del no cambiar las medidas, porque estamos llenos de planes, todos los países han firmado el Acuerdo de París, tenemos objetivos súper ambiciosos y no los estamos viendo por ningún lado.
Yo creo que nos toca como colectivos, como ciudadanos, ejercer la presión para que escuchen sus propios planes, a sus propios científicos, que ganen aquellos funcionarios o aquellas áreas que sí están en congruencia con mantener un planeta vivo, y empezar a denunciar que hay cosas que no tienen cabida.
No tiene cabida en un Plan de Acción Climática, los objetivos de desarrollo de agroindustria que se plantea el Gobierno del Estado, por ejemplo. No hay manera que una industria agrícola, dependiente de combustibles fósiles, de grandes extracciones de agua, de mercantilización de los productos agrícolas y que tienden a la deforestación, sean viables. Estamos en un contexto donde tenemos que mantenernos por debajo de los 1.5 grados.
¿Qué falta de parte de los grupos de contrapeso como colectivos, organizaciones, ciudadanos e, incluso, de los medios de comunicación, para evitar que se privilegien los intereses privados de cada administración?
Tienes que tener un interés mayor, con mayores consecuencias del lado de la ciudadanía para que la balanza se incline. Mientras tenga más incentivos el gobierno con sus actores que lo representan, para escuchar a ciertos grupos o gremios de empresarios, lo seguirán haciendo.
Necesitamos empezar a comunicar de manera mucho más clara qué es lo que está en juego, qué es lo que tiene que cambiar, qué es lo que estamos viendo perdido, que no son símbolos, no es La Primavera como área verde nada más, y bosque, sino lo que estás perdiendo en realidad es la posibilidad de recargas de agua, el agua tuya y la de tus hijos, del aire. Es decir, tenemos que poner en la balanza que esas cosas se están perdiendo ahorita, y que la inacción en la que están estancados los gobiernos, no sólo el de Jalisco, sino del resto del país y del mundo, es que están poniendo en la línea las vidas humanas.
¿Cómo es posible que sí hayamos tenido la capacidad de reacción para un virus, encerrando, atentando contra los negocios, los comercios y las industrias, pero no lo tengamos para algo que es mucho más amenazante? Es menos clara la amenaza y es menos inmediata, pero es mucho más grave.
Es muy bueno que estemos avanzando en abrir una conversación, pero es imperante, es urgente que esto se traduzca en acciones, que cada vez seamos menos tolerantes hacia las incongruencias que nos siguen arrastrando, que siguen teniendo muchísima fuerza y que siguen representando lo que nos ha metido en esta crisis. Una tolerancia a una economía fósil, una tolerancia a intereses que vienen sacrificando el futuro y la naturaleza durante décadas y creo que, en la medida que aprendamos y tengamos en cuenta que ya no es una cuestión discursiva, sino una cuestión intolerable, empezaremos a ver ese crecimiento de una población que entiende lo que se le está negando frente a esta crisis.