La educación a distancia presenta un reto para estudiantes, maestras y maestros, padres y madres de familia. Pero, ¿cómo viven la escuela en línea las niñas y los niños en situaciónde discapacidad? Cada una y cada uno de ellos necesita de un plan de estudios diseñado a la medida de sus necesidades. Sin embargo, las herramientas que han generado las instituciones educativas en México son insuficiente para que este grupo de la población logre continuar de la mejor manera con sus estudios.
El gobierno del estado de Jalisco expone, mediante el Plan Estatal de Gobernanza y Desarrollo 2018-2024 Visión 2030, su compromiso con la educación de todas y todos los estudiantes, al igual que otras publicaciones donde aconseja y expone medidas a tomar por parte de las profesoras y los profesores de educación especial. No obstante, el contexto en el que las niñas y los niños en situación de discapacidad viven la escuela en línea no es compatible con estas recomendaciones gubernamentales.
Las profesoras de educación especial, Sonia López Chávez, Jhoana Manríquez y Gabriela Buenrostro comparten su experiencia sobre cómo hacen ellas para continuar con su plan de estudios a la distancia y su opinión sobre la falta de inclusión en el sistema educativo, agravado por la brecha digital en su contexto más próximo.
Samantha Anaya/@Sam_An16
Sonia López Chávez es docente en educación especial y labora en un Centro de Atención Múltiple (CAM), precisa que para dar sus clases no es propicio utilizar herramientas como Zoom o Gloogle Meet, ya que las y los estudiantes no están acostumbradas y acostumbrados a este modalidad, además de que, “de acuerdo a sus capacidades, no serviría de mucho, ya que se distraerían con bastante facilidad”; por otro lado, está un problema de antaño: la brecha digital, la cual:
“deja ver que muchas familias sólo cuentan con un teléfono celular, y muchas más no tienen Internet. Lo que yo hago es comunicarme con los padres de familia a través de video llamadas por WhatsApp, ya que consume menos datos móviles, y así tener un contacto y no dejar ni por un momento los avances de cada uno de mis estudiantes”.
La profesora también comentó que la escuela a distancia perjudica bastante la capacidad de socialización de las niñas y los niños con discapacidad, ya que una de las habilidades que deben desarrollar es el convivir con sus semejantes:
“y el esfuerzo que se debe de hacer con ellas y ellos es mayor, ya que les cuesta un poquito más de trabajo que a los demás. En las evaluaciones que he hecho hasta el momento noto que muchas actividades que deben hacer para desarrollar esta habilidad las han dejado de llevar a cabo, ya que sus madres y padres tienen que ir a trabajar para sostener a sus familia”.
Aunado a la falta de atención hacia el generar la habilidad de socialización de las y los estudiantes en situación de discapacidad, está el problema de la nula inclusión de la educación a distancia, ya que “para ellos, clases como tales, no hay. Pensar en un plan de estudias a distancia para este grupo de la población requiere de mucha empatía y sensibilidad, pensando en las diferentes capacidades que cada estudiante tiene”, asegura la maestra Sonia.
Para los CAM, el reto es mayor, ya que las profesoras y profesores de educación especial no tienen contacto directo con sus alumnas y alumnos, sino que se comunican con sus familias para darles el listado de las tareas que deben realizar quincenalmente.
En cuanto a su opinión sobre la Guía de Inclusión Digital, documento diseñado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para enseñar y priorizar el uso de herramientas digitales para favorecer la autonomía de las alumnas y los alumnos con capacidades especiales, la profesora Sonia López expresó que:
“la guía como tal no está mal, pero nos encontramos en un contexto donde la brecha digital está insertada en la realidad de muchas familias. Lo que se requiere es invertir en la educación, con una perspectiva de inclusión para no dejar de lado a ningún estudiante, pensando más allá de la comodidad de los dirigentes de la educación”.
“Un reto mayor”
La maestra Gabriela Buenrostro labora en una secundaria que cuenta con apoyo de la Unidad de Servicio de Apoyo a la Escuele Regular (USAER), la que se encarga de trabajar en conjunto con el resto de profesores y profesoras para determinar las necesidades pedagógicas de cada estudiante, y después elaborar un plan de estudios diseño para cada niña y niño con discapacidad.
Desde su experiencia, la maestra Gabriela menciona que la situación en la que viven sus alumnas y alumnos la escuela a distancia:
“no es nada sencillo, pues aunado a la complejidad que implica, de por sí, tomar clases en línea, están los factores económicos, pues mucho papás no tienen la solvencia para poder tener aparatos tecnológicos”.
La maestra Gabriela trabaja con niñas y niños que tienen diferentes tipos de discapacidad, como lo es auditiva, motriz e intelectual; en el caso de las y los estudiantes que padecen este último tipo de discapacidad, expresa la profesora:
“es de por sí complicado cuando se tienen clases presenciales, ya que se distraen muy fácilmente. Ahora, que se está en este tipo de modalidad, el reto es mayor, ya que es más cansado para ellas y ellos. Se ha tratado de hacer adecuaciones en los materiales, pero, sinceramente, me parece que es insuficiente, porque, contrario a cuando se cursan a clases presenciales, ahora no se puede ver día con día el avance pedagógico de estos estudiantes”.
También señaló que la escuela a distancia afecta de forma negativa la capacidad de socialización de las niñas y los niños, pues “en la escuela es el lugar donde conviven con sus iguales”.
Una situación en la que se puede ver esta consecuencia indirecta del aislamiento social para un estudiante de secundaria con una discapacidad motriz, es el caso de Ismael, quien, comenta su mamá:
“nunca ha sido muy sociable, pero ahora en la secundaria comenzó a formar una amistad con uno de sus compañeros de grupo, pero, desde marzo, ya no ha tenido contacto con él”.
Buenrostro aseguró que está modalidad educativa que se ha tenido que implementar
“es para nada inclusiva; se generaliza a toda la población estudiantil y la verdad es que, en ocasiones, no es comprensible ni para nosotros lo que se transmite en la programación por televisión”.
La pérdida de la socialización
La profesora Jhoana Manríquez trabaja en un colegio particular con un sistema educativo inclusivo que recibe a niñas y niños con diversos tipos de discapacidad, como autismo, discapacidad motriz, síndrome de Down. Jhoana apoya, particularmente, en la educación de niñas y niños con autismo, y ante la actual modalidad de escuela a distancia ella se encarga de ir hasta la casa de sus estudiantes para trabajar en persona.
Manríquez señaló que antes de comenzar el ciclo escolar 2020-2021 las y los profesores sostuvieron una justa en la que se les indicó que en gran parte la calificación de las y los estudiantes debía estar relacionada con el hecho de conectarse a las clases, sin dejar de atender las circunstancias particulares de cada alumna y alumno.
“Uno de los puntos que destaqué en esa junta fue que de por sí es difícil que, al ser autista, alguno de mis estudiantes preste atención en un salón de clases, ahora con mayor razón al estar sentado frente a un monitor”, destacó la profesora Jhoana.
En cuanto a los retos que conlleva esta modalidad educativa para este sector de la población, Manríquez señaló que implica una gran dificultad, ya que:
“es poca la participación de los chicos con capacidades diferentes; en relación con el trabajo que se hace en lo individual, al no estar frente a un monitor, es menos complicado, ya que no se tiene el distractor de otros compañeros, pero se pierde la parte de la socialización”.
La profesora comparte desde su experiencia que las clase virtuales no están pensadas para este grupo de la población estudiantil, ya que la mayoría de las actividades deben ser realizadas en un dispositivo tecnológico, cuando lo mejor para su aprendizaje es trabajar con material para dibujar, recortar, colorear y que estimule su creatividad.
Otra de las acciones que las y los profesores de educación especial han tenido que adoptar para el beneficio de sus estudiantes es elaborar videos, lo cual le ayuda a las niños y los niños en la medida que se hace un trabajo colaborativo con las madres y los padres, quien se deben percatar que sus hijas e hijos lo revisen.
Por último, Jhoana comparte que parte de lo que hace falta, para llegar a la inclusión entre todos los tipos de niñez, es una mejor preparación para las maestras y los maestros:
“muchos de ellos no saben ni cómo acercarse a las personas con discapacidad, y optan por no hacerlo; no saben darles indicaciones, por falta de empatía, lo que genera que no los vean como un alumno más, sino como una carga extra a su trabajo. Falta que realmente incluyan a los chicos con discapacidad a sus clases, que los hagan participes y que no solo le dejen el trabajo al monitor de educación especial”.
Un ejemplo de discriminación de una profesora de una primaria a un niño con una discapacidad motriz es lo que ocurrió con Eduardo al ingresar a primero de primaria. Ana, su mamá, relató que la maestra a la que le fue asignado uno de los grupos de primer grado, al ver que Eduardo está en silla de ruedas, “inmediatamente apartó la mirada, fingiendo que ni siquiera lo había visto, como si no se hubiera percatado de su existencia”.
Los retos que enfrenta el sistema educativo no son resientes, pues desde hace años se puede notar en las escuelas públicas:
“la falta de infraestructura. Muchas escuelas ni siquiera tienen manera de recibir a personas con capacidades diferentes, porque no hay rampas, lo que es algo básico; ni bancas suficientemente amplias para ellas y ellos, ni un piso uniforme para los estudiantes en sillas de ruedas”, afirmó la profesora Manríquez.
Ahora, ante la situación que México y el resto del mundo afrontan, la falta de inclusión en el sistema educativo sale a relucir, acompañada de la brecha digital, que tampoco es una problemática reciente.
La educación como “prioridad” del Estado: teoría gubernamental versus realidad
En el número 18, de marzo de 2020, de la revista Enfoques de la dirección de posgrados de la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ), Gabino Cárdenas Olivares, Director de Posgrados en Educación, comienza su artículo dando mención a uno de los derechos humanos más importantes: el de la educación, la cual:
“debe de estar garantizada por el Estado. El Estado prioriza el interés superior de los niños, adolescentes y jóvenes en el acceso, permanencia y participación en lo que denomina ‘los servicios educativos’. En cuanto a la educación es un reto que esta sea de calidad, es decir, que esté atenta a las necesidades del entorno, vincule y articule a todos los agentes transformadores que conforman e impactan a la comunidad educativa dentro y fuera de ella; de tal modo que sea equitativa e incluyente”.
Por su parte, el Plan Estatal de Gobernanza y Desarrollo 2018-2024 Visión 2030 establece que la educación, como derecho básico de toda la niñez, impulsa la calidad e inclusión a lo largo de la vida de las personas para que se empoderen como actores sociales en la transformación social.
En cuanto a la orientación profesional a la docencia de educación especial, la SEJ les sugiere que piensen en actividades que las y los estudiantes puedan realizar en casa, que no forzosamente tenga relación con el currículo, pero que sí les van a aportar experiencias y aprendizajes que les servirán para su vida diaria, tales como: lecturas, juegos y conocer historias de la familia.
Para este último punto es necesario aterrizar en la realidad: muchas madres y padres de familia deben salir día con día a trabajar, por lo que no les es posible disponer todo su tiempo y atención a sus hijas e hijos.
Posteriormente, en este listado de sugerencias se hace un desglose de recomendaciones por tipo de capacidad especial, en donde se expone que para las y los estudiantes con discapacidad auditiva actualmente la programación de Aprende en Casa ya cuenta con interpretación en Lengua de Señas Mexicana (LSM), pero se les recomienda grabar videos.
También, se habla de vigilar los hábitos alimenticios y proponer planes nutricionales, pero de acuerdo con cifras emitidas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del 13 de marzo hasta el 13 de abril, en Jalisco se perdieron 21 mil 535 empleos. Con ello, las familias se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica, que se traduce en una de vulnerabilidad alimenticia, por lo que no pueden llevar una dieta equilibrada y saludable.
En 2016, la Secretaría de Educación Pública (SEP) emitió la Guía de Inclusión Digital, la que tuvo por objetivo enseñar y priorizar el uso de herramientas digitales para favorecer la autonomía de las alumnas y los alumnos con capacidades especiales, ya que las TIC resultan ser herramientas atractivas para trabajar por sus características visuales, auditivas y de organización.
Esta guía pretendía favorecer los procesos de enseñanza y de aprendizaje en los campos de formación para la educación básica, por lo que se proponen un listado de aplicaciones para fortalecer el aprendizaje de las niñas y los niños en diversas áreas del conocimiento.
Después se hace un desglosado por tipo de capacidad especial: auditiva, intelectual, motriz, múltiple, visual, autismo; sin embargo, de acuerdo con cifras del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), hasta 2018 8% de los hogares mexicanos en zonas urbanas contaban con Internet, y sólo un 6% de los hogares en zonas rurales.
Ahora que se han implementado canales educativos en televisión abierta, hasta este mismo año, sólo 45 de cada 100 habitantes contaban con un aparato de TV.
De ahí que la realidad narrada por las maestras Sonia, Gabriela y Jhoana difiera mucho de cómo el Estado piensa e imagina que está sucediendo la educación a distancia para niñas y niñas en situación de discapacidad.