Con el propósito de hacer un breve recorrido en la historia del movimiento lésbico en México, “U-tópicas”, la galería y librería feminista de la Ciudad de México, realizó un conversatorio en línea con Adriana Fuentes Ponce, autora del libro “Decidir sobre el propio cuerpo. Una historia reciente del movimiento lésbico en México.”
Por Aletse Torres Flores / @aletse1799
“En los setenta nombrarse lesbiana era sumirse como anómala y ya una vez que superaron ese obstáculo, decidieron transformar ese concepto, apropiarse de él y conformarse con lo que decían de ellas” comentó en el conversatorio la investigadora Adriana Fuentes, investigadora de la Red Temática de Estudios Transdisciplinarios del Cuerpo y las Corporalidades.
El movimiento lésbico en México tuvo sus inicios en los años setenta, en aquel entonces era llamado el “movimiento lésbico-homosexual”. Uno de los momentos históricos que marcó el punto de partida esta movilización política por la defensa de los derechos humanos y las libertades de las mujeres lesbianas fue en 1977, cuando por primera vez, Yan María Yaoyólotl, presentó en un evento académico una ponencia sobre el lesbianismo.
Adriana Fuentes, explicó que justo en esta época el movimiento comenzó a cobrar mayor fuerza y visibilidad debido a la confluencia que existía entre éste y el feminista; puesto que, algunas de las militantes participaban en ambos espacios de resistencia. Específicamente en México, el movimiento feminista surge dentro de la clase media, advirtió Fuentes, cuando las mujeres empezaron a cuestionar el sistema en el que vivían; sin embargo, reconoció que los movimientos tienen puntos de cruce y cada uno tiene sus luchas.
Uno de los principales retos a los que se enfrentaron, narró la investigadora, fue la respuesta de la sociedad hacia la comunidad lésbica-homosexual. Evidencia de ello, es que desde los años cincuenta, los artículos 5 y 11 de la Constitución Mexicana establecían que cualquier persona que expresara amor hacia una persona de su mismo género podía ser llevada a la cárcel por faltas a la moral. De igual manera, en esa época, el concepto: lesbiana tenía una fuerte carga negativa, ser lesbiana implicaba “querer ser hombre”. A raíz de esto, se generó una oleada de rechazo a la par de una red de apoyo de lesbianas feministas.
Adriana Fuentes, habló sobre la creación de organizaciones lésbicas, mismas que les ofrecieron a las militantes la posibilidad de tener interacción entre ellas; la primera organización lésbica que existió en México fue Ákratas en 1976, la segunda surge de 1977 a 1980 con el nombre Lesbos y en 1978 Oikabeth, donde Yan María participó activamente, siendo considerada hoy una “de las más importantes”, de acuerdo con la investigadora.
La organización Oikabeth fue un pequeño grupo de conciencia conformado por cinco mujeres, pero su relevancia es debido a que fue el primero en dar la cara a luz pública, así como por ser un grupo feminista y local. Inició una brecha, se enfrentó directamente a las instituciones sociales e hizo planteamientos políticos a la sociedad mexicana.
Una década después, en los ochenta, debido a la epidemia del SIDA y la crisis económica en México, las organizaciones que se encargaban de las demandas y agenda del movimiento sufrieron un impacto y algunas desaparecieron. Además, precisó Adriana Fuentes, de que existió una “separación” entre el movimiento feminista y el lésbico, sin que esto haya implicado la ruptura del vínculo que mantenían. Esto pasó, señaló, debido a que las mujeres lesbianas necesitaban luchar por sus principales intereses que no siempre eran los mismo que el de las feministas.
Ya en los noventa se empezaba a generar una agenda política en virtud de los derechos humanos en México y en el mundo, alrededor de la movilización. Particularmente en 1997, narró la investigadora, una mujer lesbiana feminista decidió entrar a la política, lo que, si bien, fue considerado un momento cumbre para el movimiento, para algunas personas fue llamado un “retroceso”:
“Tenemos que entender que el movimiento no es homogéneo, debemos de dejar de verlo como un gran bloque, existen roces y encuentros ya que como todo existe diversidad … Entonces no es que sea un avance o un retroceso, sino que tenemos que ver desde dónde y quién lo está analizando”.
Actualmente el panorama ha cambiado, en México desde 2012 se realiza la Marcha Lésbica, la cuál ha sido posible gracias al trabajo voluntario de organizaciones, activistas y, sobre todo, de aquellas mujeres que desde sus espacios han sumado al movimiento.
Finalmente, para Adriana Fuentes, es importante entender el origen de esta movilización por los derechos humanos de las mujeres lesbianas y, con ello, reconocer lo que hasta ahora se tiene y lo que aún hace falta:
“Es necesario conocer los orígenes, el inicio, entenderlos … Saber que no estamos paradas en la nada, pero poder utilizar a nuestro favor lo que hemos logrado y lo que nos falta. Lo más esencial será la confluencia, no sólo con las feministas sino con todo el sistema”.
Me parece raro que no mencionen a una organización tan importante como El Closet de Sor Juana
Muchas gracias por tu comentario. Tienes toda la razón.