Jalisco: ¿Qué hay detrás de las mil 177 muertes por COVID-19?

En Jalisco, hasta el 17 de julio, habían fallecido por COVID-19: 1,177 personas; el 86% de ellas, previo a su contagio, padecían una o más enfermedades. Eso agravó, en gran medida, la enfermedad que causa el coronavirus. Las enfermedades más presentes fueron diabetes e hipertensión. 

El 61% de los decesos ocurrió en los primeros siete días entre que las personas iniciaron los síntomas de COVID-19 e ingresaron a un hospital para recibir atención médica; aunque 143 personas murieron sin siquiera haber llegado a hospitalizarse.

Este texto hace un análisis sobre las defunciones por COVID-19 en Jalisco, a partir de los datos abiertos que sobre la enfermedad proporciona la Secretaría de Salud México y la Secretaría de Salud Jalisco.

Por Darwin Franco / @DarwinFranco

El 24 de marzo ocurrió el primer deceso por COVID-19 en todo Jalisco. Se trataba de un hombre de 55 años, residente del municipio de Guadalajara; éste comenzó con síntomas el 22 de marzo e ingresó al hospital, un día después (23 marzo). 

Su contagio de COVID-19 se agravó por las comorbilidades que padecía: diabetes y obesidad. De hecho, el 86% de todos las personas que han muerto por COVID-19 en Jalisco: padecían dos o más enfermedades. Y siendo específicos seis de cada 10 padecían, justamente, diabetes e hipertensión. 

Esta historia, terriblemente, se ha repetido mil 176 veces más porque en Jalisco han fallecido por COVID-19: mil 177 personas (767 hombres y 410 mujeres). La edad promedio de todas ellas es de 62 años.

Las personas más jóvenes en fallecer tenían 5 meses y un año de edad; el primero era un niño originario de Tonalá que comenzó con síntomas, el 20 de mayo. Su ingresó al Hospital General No. 180 del IMSS ocurrió hasta el 28 de mayo. Él peleó por su vida ocho días; lamentablemente, falleció el 5 de junio. Padecía hipotiroidismo congénito.

Ese mismo día, una niña de un año en Zapopan comenzó con síntomas de COVID-19, pero no ingresó al hospital hasta el 10 de junio. Un día después, perdió la vida. Padecía de insuficiencia pancreática. 

Las personas más longevas en morir a causa de COVID-19 han sido una mujer de 104 años  y un hombre de 99 años. Ella era residente de Zapopan y arrancó con síntomas, el 17 de mayo; ese mismo día entró de urgencia a un Hospital del IMSS, pero perdió la vida, el 18 de mayo. Ella ya recibía tratamiento médico porque padecía enfermedad renal crónica y  tabaquismo.

La otra persona que, lamentablemente, murió residía en Guadalajara. Este adulto mayor comenzó a sentirse mal, el 18 de junio, pero ingresó al Hospital General 110 del IMSS hasta el 27 de junio, ese mismo día murió. 

Estas cuatro historias reflejan parte de la problemática que se ha experimentado en Jalisco respecto del tiempo que transcurre entre que una persona detecta los síntomas de COVID-19 y recibe atención médica hospitalaria.

En promedio, en las mil 177 defunciones, transcurrieron cuatro días para que las personas buscaran atención médica; aunque una buena parte de ellas (426 personas, el 36%), ingresó al hospital el mismo día en que detectaron que tenían serias complicaciones para respirar y presentaban alta temperatura: 62 murieron  ese mismo día. 

De las mil 177 muertes: mil 034 perdieron la vida dentro de un hospital y 143 personas en sus casas o en el trayecto a recibir atención médica.

Las personas que sí lograron hospitalizarse, en su mayoría, ingresaron con los síntomas muy avanzados. Su tiempo dentro de los hospitales, en promedio, fue de siete días: 6 de cada 10 personas fallecidas murió en este lapso de tiempo (717 personas, el 61%).

Quienes más permanecieron en los hospitales fueron aquellas personas que tuvieron que ser intubadas; en total: 173 pacientes (129 hombre y 44 mujeres). El promedio de estancia para estas personas fue de 15 días, luego de ello murieron. 

Tanto a nivel federal, como en lo local, se solicitó que ante la manifestación de síntomas de COVID, las personas acudieran de manera inmediata a un hospital para ser atendidas y/o canalizadas; sobre todo aquellas que son población vulnerable: adultos mayores o personas con comorbilidades.

En el artículo ¿Cómo entender los datos de defunciones por COVID-19 en México? realizado por Jorge Castañeda y Sebastián Garrido para la revista Nexos señalan que en el país, el 75% de las y los pacientes que murieron por COVID-19, lo hicieron en los 12 días posteriores a su ingreso a una unidad médica.

En el caso de Jalisco, como ya señalamos, 6 de cada 10 muertes ocurrió en los primeros siete días. 

El problema de que las personas lleguen en un estado grave, explicó Hugo López-Gatell, subsecretario de la Secretaría de Salud México: “es que deben ser canalizadas a terapia intensiva, lo que complica la atención médica; en cambio, si detectan los síntomas antes es posible controlar la enfermedad”.

Un ejemplo de esta complicación se hace visible en las y los adultos mayores (más de 60 años) que han muerto por COVID-19 en Jalisco, pues 454 de estas 726 muertes ocurrieron en los primeros siete días de hospitalización.

Gráfico elaborado por  Sebastián Garrido sobre los días en que los pacientes ingresaron a un hospital y los días que pasaron para que perdieron la vida por COVID19.

¿Quiénes han perdido la vida por COVID-19 en Jalisco?

En términos poblacionales, 6 de cada 10 decesos ocurrió en adultos mayores (726 muertes); aunque dentro de ésta, hombres y mujeres entre los 60 y 74 años representan la mitad de los decesos.

En cuanto al género de las y los adultos mayores: 456 eran hombres y 270 mujeres. 

A la población mayor, le siguen los adultos (30-59 años) donde han ocurrido 434 decesos (303 hombres y 131 mujeres), esto representa el 37% del total de muertes. Uno de las mujeres adultas que, lamentablemente, estaba embarazada. La originaria de Guadalajara falleció el 7 de junio. Estuvo seis días hospitalizada tras dar a luz.

En el estado, así como ocurre a nivel nacional y mundial, la población infantil y juvenil presenta poca incidencia de contagios y decesos por COVID-19; en Jalisco, sólo han fallecido dos menores a 4 años (un niño y una niña); ambos presentaban enfermedades congénitas.

En cuanto a la población joven (entre 14 y 29 años), han fallecido 17 personas (nueve mujeres y ocho hombres); en todos los casos padecían alguna comorbilidad, principalmente, diabetes y obesidad. 

Hasta ahora, los municipios donde más han ocurrido los decesos por COVID-19 son: Guadalajara (484 decesos, 41%); le siguen Zapopan (124 decesos, 10%); Tlaquepaque (112, 9%) y Puerto Vallarta (93 decesos, 8%); aunque es importante señalar que las muertes por COVID-19 han ocurrido en 66 de los 125 municipios que tiene Jalisco.

El terrible peso de las comorbilidades

De los mil 177 decesos por COVID-19 sólo en 189 casos no se registró ningún tipo de enfermedad o comorbilidad previa; la comorbilidad es el término médico utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona.

Esto quiere decir que 988 personas que fallecieron padecían uno o dos enfermedades al momento de contagiarse de COVID-19; las enfermedades más recurrentes en los análisis de los registros de la Secretaría de Salud Jalisco han sido diabetes e hipertensión. 

Sobre el número de enfermedades que padecían estas 988 personas, el desglose es el siguiente:

  • Padecían una enfermedad: 357 personas.
  • Padecían dos enfermedades: 312 personas.
  • Padecían tres enfermedades: 220 personas.
  • Padecían cuatro enfermedades: 76 personas.
  • Padecían cinco enfermedades: 22 personas.
  • Padecían seis enfermedades: tres personas.

En la mayor parte de los fallecimientos, las enfermedades más recurrentes fueron: Diabetes, hipertensión, y obesidad. En el caso de la diabetes, en conjunción con otras enfermedades (hipertensión y obesidad, principalmente), representa el 47% de todas las comorbilidades y la hipertensión representa el 20% de los casos.

Esto significa que, por lo menos, 5 de cada 10 personas que han muerto por COVID-19 en Jalisco, eran diabéticas, y dos de cada 10 hipertensas; sin embargo, a la diabetes y la hipertensión se le debe sumar la obesidad; pues las tres enfermedades se manifestaron en 8 de cada 10 muertes.

¿Por qué se complica la infección de COVID-19 cuando se tiene diabetes?

Conforme a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de diabetes en pacientes con COVID-19 es capaz de aumentar la gravedad de las infecciones virales e, incluso, promueve la realización viral; esto conforme a los estudios científicos in vitro que se han realizado en enfermedades como la influenza AH1N1.

En México, la OMS contabilizó 8.7 millones de personas con diabetes; esta cifra colocó al país en el noveno lugar de diabetes en el ranking mundial. En Jalisco, en los últimos seis años, 20 personas han muerto cada día a causa de la diabetes.

¿Por qué se complica la infección de COVID-19 cuando se tiene hipertensión?

COVID es un enfermedad viral que entre sus síntomas provoca fiebre; el estado febril produce taquicardia, lo cual complica la salud en pacientes hipertensos, pues éstos posee arterías apretadas, lo que implica realizar un mayor esfuerzo de corazón para bombear la sangre a todo el cuerpo. A mayor estado febril, existe la posibilidad de entrar en un “estado inflamatorio crónico”, esto hace el sistema inmunológico de los pacientes baje, lo que favorece el desarrollo de un cuadro más severo del COVID-19.

De acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), uno de cada tres mexicanos mayores de edad padece hipertensión arterial, enfermedad crónica degenerativa cardiovascular que registra 7 millones de casos y provoca más de 50 mil muertes al año. En Jalisco, se estima que unos 746 mil adultos de 20 años o más padecen la enfermedad.

A nivel nacional, de acuerdo con la Secretaría de SALUD México, siete de cada 10 personas que han fallecido por COVID-19 tenían diabetes, hipertensión y obesidad, o alguna combinación de estas enfermedades.

En Jalisco, la cifra es mayor pues esto ocurre en ocho de cada 10 personas que han muerto por COVID-19.

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Darwin Franco
Darwin Franco
Me encanta hacer periodismo y contar con dignidad las historias de quienes confían en mi trabajo. Disfruto ser profesor y aprender de mis alumnas, alumnos y alumnes. Creo que el periodismo es una potente herramienta de paz y esperanza.

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