Columna Quinto Poder
Por Sheila Arias /@cheilona
Periodista | Activista en el Observatorio Ciudadano de Mazatlán A.C.
Cuando hablamos de compras públicas tenemos que pensar en dos aspectos clave: Proveedores y Gobierno, y en tiempos de emergencia esa relación se torna más peligrosa, pues crece el riesgo de favoritismo de empresas y limita la libre competencia. El tema es tema, y organizaciones como Transparencia Internacional lo mantienen sobre la mesa, de acuerdo con sus datos, en el mundo los estados gastan 20% de sus presupuestos justo en contrataciones públicas, de esto sólo el 1% lo ganan mujeres, así que este asunto también es de género, pero ese es otro tema.
Ya sabemos que en esta emergencia la Federación, estados y municipios han tenido que hacer compras públicas inmediatas principalmente de equipo médico, de protección y despensas. Está bien, esa reacción es la que esperamos todos de nuestra autoridad.
Pero también esperamos que nuestro Gobierno nos abra la puerta para saber cuánto está gastando, cómo, a quién está favoreciendo, y el destino de lo adquirido. La realidad es la evidente resistencia de todos los gobiernos, algunos más que otros, pero la hay.
Aquí encaja bien el ejercicio de Transparencia Mexicana y Tojil de evaluar los portales estatales habilitados por COVID-19 porque nos indica que los micrositios habilitados para transparentar recursos invertidos, en realidad están siendo usados para difundir información preventiva y de reacción y no para una verdadera rendición de cuentas.
Todos los estados, en menor o mayor grado, están evadiendo transparentar los procedimientos de compras, nos faltan cotizaciones, fundamentos que los llevaron a las adjudicaciones directas, estudios de mercado, contratos, y quizá lo más importante: mecanismos de comprobación y de participación ciudadana, los pilares de una buena política pública anticorrupción. Estamos teniendo datos a medias. Eso es.
Hagamos lo propio y vayamos a revisar el portal de transparencia de nuestro Estado o municipio. En esto de compras públicas hagamos ejercicios desde nuestra casa, trabajo, incluso, desde su celular. Si la lista de proveedores beneficiados con alguna compra es pública anote esos nombres y sume cuánto le han pagado y qué ha vendido. Así conocerá quién se está beneficiando.
Vayamos un paso más adelante: busque esos mismos nombres en los padrones de proveedores de ese Gobierno a ver si aparece como vendedor del bien o servicio que ofrece, en algunos casos hay fechas de ingreso al padrón, eso nos permite saber si el proveedor se integró recientemente, quizá sólo para ganar la venta. Sí es posible y es una práctica recurrente en administraciones públicas.
Entendemos que hablar de cuentas públicas es todo un tema. Hay organizaciones mexicanas y de otros países de América que están haciendo grandes esfuerzos por vigilar estas compras, por involucrar a los ciudadanos a que observen los procesos, incluso hay medios de comunicación que nos están exponiendo casos, y destaco a Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad que ha hecho públicas compras presuntamente irregulares de equipo médico y de protección.
Me atrevo a decir que ningún Gobierno, del nivel que me diga, está cumpliendo con informes públicos suficientes de sus compras públicas. Eso nos afecta y mucho porque vulnera nuestro derecho del acceso a la información pública, a estar informados, y a tener cuentas de los fondos del erario. Nos afecta porque no tenemos elementos para comparar, vigilar y monitorear nuestros recursos, una práctica que va contra toda políticas pública de combate a la corrupción.
Les comparto en breve el caso de Mazatlán donde el Observatorio Ciudadano de Mazatlán A.C. denunció que el Ayuntamiento destinó 2.3 millones de pesos a un proveedor que le vendió trajes de protección, guantes, hasta gel antibacterial. Es uno de los principales beneficiados, pero resulta que en el padrón es nuevo y aparece como florista, su primera venta fueron nochebuenas -por más de medio millón de pesos- para adornar el Malecón en diciembre pasado.
Entonces tenemos un proveedor que está ganando recurso público vendiendo lo que sea y en poco tiempo, esto se puede saber una vez que ha buscado y cruzado los datos que le sugerí.
Recuerde que la opacidad permite a dudas y suposiciones, y que la intervención de los ciudadanos importa mucho porque somos los únicos que podemos lograr que nos rindan cuentas.
Cierro con las recomendaciones de activistas y organizaciones internacionales que sugieren que las compras públicas deben ser reportes en formato de datos abiertos, útiles, y claros; lo ideal es tener acceso a los procedimientos completos y al padrón de proveedores real con nombre y apellido de representantes legales, de los dueños, con dirección fiscal, correo electrónico, teléfono de contacto, todo sobre las empresas beneficiadas, lo que se llama propiedad efectiva. Y quizá lo más importante: mecanismos de participación ciudadana y de evaluación, todo aquello que nos permita ser parte de esos procesos, de otra manera seguiremos limitados y excluidos.