Ecofeminismo: redes de mujeres que caminan al lado de la naturaleza

En el marco de las Jornadas virtuales de Ecofeminismo, antiextractivista x el buen vivir se llevó a cabo el foro: “Mujeres que luchan por la autodeterminación de los pueblos”, gestionado por la colectiva Mujeres y la Sexta, agrupación organizadora.

El dialogo se gestó desde diversos puntos geográficos; las expertas en ecofeminismo hablaron sobre la necesidad de generar estos espacios de diálogo y reflexión en el marco de la actual situación resultado de la pandemia, la cual les ha impedido hacer un acompañamiento presencial con las mujeres de los pueblos originarios.

La invitación que expone Claudia Torres, integrante de Mujeres y la Sexta, es seguir construyendo más redes entre mujeres para erradicar el doble sistema capitalista-patriarcal que nos discrimina.

Por: Samantha Anaya

Ilustraciones: Mujeres y la Sexta

Claudia Torres, integrante de la colectiva organizadora, habló del inicio de Mujeres y la Sexta, la cual debe su nombre a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona publicada en 2005. También expuso el trabajo de acompañamiento que realizan al lado de las comandantas zapatistas y la vida de lucha que se gesta día a día en el sur de México. Al respecto, señaló que estas nacen como una resistencia a la lógica económica del capitalismo y la represión que existe por parte del Estado.

Susana Huenul, miembro de la comunidad histórica Mapuche, Lafke-Mapo, en Chile, en su participación, habló sobre la lucha por la autonomía económica de las mujeres, la cual es frenada y minimizada por el neocolonialismo, el capitalismo y el patriarcado que rigen a la mayor parte de las estructuras políticas, económicas y sociales. Hizo mención del monopolio de los árboles, respaldado por el Estado chileno, mismo que ha generado la pérdida de bosques y de la biodiversidad, así como la contaminación del agua.

Según explicó, las consecuencias indirectas son el impacto en la salud, ya que no hay agua para regar los cultivos y los pueblos que viven alrededor sufren de desnutrición; otra consecuencia indirecta es la perdida de la autonomía económica de las mujeres, puesto que, la materia prima con la que elaboran sus artesanías se extingue.

Huenul hizo una invitación a “dejar de comer capitalismo”, ya que muchas de las grandes industrias transnacionales explotan sin compasión los recursos de los pueblos originarios. Finalizó su participación al recalcar el papel fundamental que, en este caso, las mujeres de Mapuche tienen en comunidad: ellas guardan y reproducen las semillas, además de cuidar el agua.

“Sin territorio sano no hay autodeterminación”, comentó Susana.

Desde el Movimiento de mujeres de Kurdistán en América Latina, Alessia Dro habló del apoyo y la confianza que brindan las redes de mujeres, por lo que, expresó se debe ser constante, y más en tiempos de crisis como ahora, para ser cada vez más fuertes. Ella y el resto del movimiento que representa también, parten de una visión anticapitalista y antipatriarcal, es decir, en contra de los sistemas que ven a la naturaleza y a las mujeres como “entes que no merecen respeto y, por ello, son fáciles de poseer”.

Alessia Dro, advirtió que se vive en un mundo de guerra y discriminación, por lo que, cada vez es más imperante que las mujeres defiendan su vida, la de sus compañeras de lucha y la de su hogar: el planeta.

“Este es un sentir global, ya que se parte de una ‘cultura’ impuesta que nos reprime. Debemos ser semillas de libertad”, compartió Dro.

El cierre estuvo a cargo de Arîn Helîn, quien es parte de Jineolojî y Women Defend Rojava, en la ciudad de Madrid, España. La experta en la materia sentó su participación en la filosofía de vida y la libertad de las mujeres; hizo mención sobre cómo la perdida de sacralidad, tanto de la naturaleza como de las mujeres, es otra de las múltiples consecuencias del patriarcado y del capitalismo. Por ello, dijo “las mujeres deben ser libres para organizarse y reproducir el respeto que la naturaleza merece”.

Arîn Helîn concluyó su intervención con un increíble ejemplo sobre cómo la autorización femenina vela por el bienestar del planeta.

En Rojava existe un pueblo conformado únicamente por mujeres, el cual ha sido construido desde cero, ya que sus hogares están elaborados con la materia prima que ahí mismo existe; el material de éstas posee la característica física de ser térmico, por lo que en las estaciones más calurosas no requieren de aire acondicionado, y en las estaciones con clima mayormente frío no es necesaria la calefacción.

Además, han creado huertos y cuentan con su propio ganado. Muchas de las habitantes del pueblo han sido exiliadas de Siria, otras han sido víctimas de la violencia machista y otra más son viudas a causa de la guerra.

Por lo dicho antes y con este ejemplo de resiste, expresaron lo siguiente: “Las mujeres caminamos con el espíritu de la naturaleza”, un corto mensaje, pero con poderoso significado.

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Samantha Anaya
Samantha Anaya
Amo pasar tiempo con mi persona favorita: mi mamá. Considero que el ser periodista implica hacer un compromiso con la verdad, la justicia, la empatía y, sobre todo, con las personas.

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