El municipio veracruzano de Playa Vicente fue escenario de las peores formas de violencia del crimen organizado. En marzo hallaron dos mega fosas clandestinas, y ahora, indicios apuntan a otras dos más. En Nuevo Ixcatlán, todavía recuerdan: cada que se iba la luz, era señal de que secuestrarían a alguien del pueblo
Texto y fotos: Ignacio Carvajal / BlogExpediente
PLAYA VICENTE, VERACRUZ.– Grupos de autodefensas que operan en la zona de Playa Vicente recibieron información sobre la presencia de inmuebles y ranchos donde hay indicios de más fosas clandestinas.
Cabe recordar que a inicios del 2020, la cabecera de Playa Vicente fue escenario de un hallazgo similar. Fueron identificadas dos mega fosas en propiedades del ganadero Humberto Andrade Ahjua Taralila. Ambos predios permanecen custodiados por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), ante la presunción de más entierros clandestinos. Sería ahí donde Reinaldo López Patiño, El quemado, enterraba a sus víctimas.
Hasta ahora, la Fiscalía General del Estado no ha dado a conocer el protocolo para rescatar los restos del hallazgo de enero, ni dónde serán resguardados.
Belén González, vocera del colectivo de búsqueda de Personas del mismo nombre, afirmó que pese al paso de los meses tras el hallazgo en Playa Vicente, la Fiscalía no les ha explicado cuál sería la ruta a tomar para rescatar esos cadáveres. Además tampoco hay condiciones de seguridad para que los colectivos acudan a esa zona a inspeccionar las labores, y tampoco pueden trabajar por la emergencia de covid-19.
Nuevos rumores
En medio de todo esto, y la zozobra familiares que demandan noticias sobre sus desaparecidos en Playa Vicente, y comunidades aledañas, los autodefensas que operan en esa región han recibido informes sobre más entierros, uno de los más llamativos podría estar dentro de una casa sin número ubicada entre las calles Libertad y Venustiano Carranza, en el Centro del poblado de Nuevo Ixcatlán (3 mil 469 habitantes).
«Por las noches, luego se escuchaban los gritos, lamentos y peticiones de auxilio de gente que tenían ahí secuestrada», cuenta un vecino que pide anonimato ante el temor a represalias.
Ese domicilio estuvo bajo control de Ernesto Herrera Uriarte, alias «El Burro». Éste, al mismo tiempo que era agente municipal de Nuevo Ixcatlán, también era mano derecha de Reinaldo López Patiño, alias El Quemado. Informes que están en manos de la SSP y de la Marina indican que El Burro controlaba actividades como venta de combustible robado, sicariato y secuestros para una célula del Cártel de Jalisco Nueva Generación.
El Burro: cambiar la Biblia por la tortura
Sus víctimas recuerdan que su vida pública comenzó a finales del 2017, cuando inició campaña para llegar a la agencia municipal de Ixcatlán. este es un pueblo mazateco ubicado en los límites de Veracruz con Oaxaca, donde la actividad principal es la ganadería y agricultura. En el pasado inmediato, El Burro había sido pastor de una iglesia evangélica. Recorría las calles y pueblos llevando el mensaje de la palabra de El Señor.
No obstante, tras su victoria en las urnas, y al rendir protesta al cargo, ese hombre que era servidor público y se profesaba devoto, se transformó en el terror de Nuevo Ixcatlán.
«A plena luz del día, con un chaleco del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), El Burro se paseaba por las calles, amenazante, sosteniendo casi siempre un rifle de asalto, y custodiado por encapuchados armados». Así lo recuerda una de sus víctimas, a quien el burro y sus hombres le desaparecieron un familiar.
Deudos relatan que al menos durante dos años, El Burro sembró el terror en la región. «Si daba audiencias, a donde iba al pueblo, si no le gustaba lo que opinabas, o si estabas en su contra, repartía tablazos», cuenta otra afectada.
En ese tiempo, unas 30 personas o más, solo de Nuevo Ixcatlán, terminaron privadas de la libertad por la violenta célula que comandaba El Burro. Luego, a mediados de 2019, se dio a la fuga tras un operativo –fallido–, que la Secretaría de Marina emprendió por tierra y aire para capturarlo.
Los restos del horror
Pero a su paso, dejó numerosas víctimas de despojo, desapariciones y homicidios que apenas comienzan a salir a la luz. Pues durante mucho tiempo e incluso actualmente, los sobrevivientes tienen temor de poner denuncia formal. La gente sospecha que la delincuencia mantiene infiltradas las fiscalías y las policías locales en los municipios de Playa Vicente, Isla, Juan Rodríguez Clara, Santiago Sochiapan y Cosamaloapan, colindantes con esta región.
La zona ha sufrido la disputa entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación, células de Los Zetas, y en medio de todo esto, brotes de civiles armados que han reclamado la justicia en mano propia, y practican el autocuidado por la vía armada.
La casa tomada
La casa citada, donde habría nuevas fosas por investigar, actualmente está abandonada. Eso cuentan testigos. El propietario ya la había dado por perdida después de que el grupo de El Burro la tomó por la fuerza. Pero los grupos de autodefensas de la zona la inspeccionaron y ayudaron a que su dueño la recuperara; sin embargo, nadie se atreve a vivir ahí, ante el temor de lo que puede estar sepultado en su patio.
Es una propiedad que no contrasta notablemente de las demás casas de Ixcatlán. Es una vivienda amplia, con cuatro piezas, además del baño y la cocina, un gran patio en donde se alzan dos exuberantes árboles de mango que brindan una sombra extraordinaria, y la imagen de la Virgen de Guadalupe en la entrada.
Dentro del inmueble, colchonetas, muebles, camas sucias, y restos de alimentos. Afuera, en el patio, hay indicios:
En el patio se aprecia suelo removido, capas de maleza con patrones de crecimiento distinto en casi todo el predio y restos de fogatas, señales sospechosas de que puede haber entierros clandestinos, y el destino final de docenas de desaparecidos que las autoridades ni siquiera han comenzado a buscar por estos rumbos.
Cuando se iba la luz
Los colonos de Nuevo Ixcatlán lo cuentan sin tapujo. Cada vez que una persona iba a ser privada de la libertad, o antes de que se la llevaran, todos los barrios del pueblo se quedaban sin luz. Durante varias horas permanecían a oscuras, y sin línea de teléfono a donde reportar el nuevo levantón.
Mientras, en el centro del pueblito, andaban las caravanas de camionetas, con sujetos armados tapados del rostro, los rifles a la vista, imponiendo el silencio y el horror.
“Si se iba la luz, a todos nos daba miedo, nos teníamos que esconder, ir a nuestras casas, porque ellos mismos cortaban la luz cuando iban a actuar. Nadie quería ser la próxima víctima, unos corrían al monte”, contó otra víctima.
Caída la noche, esas camionetas se internaban en la propiedad citada. Al poco tiempo comenzaban los gritos de horror, lamentos, súplicas, peticiones de piedad. Seguían silencios, interrumpidos de manera intermitente por risas de hombres, sonidos de tablazos, de golpes o disparos.
A finales de la primera quincena de junio de 2020, personal de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CEBV) conoció la ubicación de la vivienda que actualmente se puede visitar libremente.
Fue en este poblado donde se llevaron al mayor productor de sorgo de la región, Luis Cámara Parroquín, y a uno de sus trabajadores, en octubre de 2019.
Los delincuentes que llegaron a su casa para llevárselo, cargaron hasta con la despensa. Eran 5 mil pesos en alimentos adquirido por la familia para un mes. También exigieron maquinaria pesada y vehículos con todo y factura para saldar el rescate. Pero nunca liberaron a los hombres.
El embarcadero de Castillo
Otro rancho reportado por los autodefensas de la zona, está sobre la carretera Playa Vicente-Isla, a unos metros de la colonia Lealtad de Muñoz, a unas tres horas del puerto de Veracruz.
Lealtad de Muñoz fue cuna de numerosos pistoleros y operadores del grupo Los Piñas; quienes han sido abatidos por las autoridades o están actualmente presos. En diciembre del 2019, varios personas originarias de esta zona se vieron envueltas en un enfrentamiento armado entre pistoleros y la Guardia Nacional. Fue entonces que abatieron a Gregorio Jiménez, lugarteniente de Los Piñas, principal operador del robo de bovinos, en complicidad con asociaciones ganaderas.
El rancho se conoce como «Embarcadero de Castillo», y en él hay una barranca, al fondo, en una arboleda. Esta barranca sería el escenario de fosas clandestinas. Así dicen los informes, proporcionados a los grupos de civiles armados que cuidan estos municipios, ahora que el gobierno causó daño a la estructura del Cártel de Los Piñas.
Geográficamente, el sitio aparece en la ruta con rumbo a las dos primeras megafosas ubicadas por la SSP en febrero y marzo pasado, y que se atribuyeron al grupo criminal Los Piñas y a su más temible sicario, Reinaldo López Patiño, El Pelón de Abasolo del Valle o El Quemado. Cabe recordar que la fuerza Civil (policía estatal) lo abatió a finales de febrero de 2020, en medio de la operación Playa Vicente.
Ganado y trasiego
Playa Vicente es un municipio del sur de Veracruz. En cuanto a territorio, es el más grande del estado, con amplia participación en la economía nacional por el ramo ganadero. Está dentro de la zona de influencia del Corredor Interoceánico propuesto por el presente gobierno de la República como una opción para abatir el subdesarrollo del sureste mexicano. En los últimos años, las mafias que se dedicaban al cultivo de marihuana en sus cerros, diversificaron la actividades incluyendo la extracción de gasolina a Pemex.
Con la llegada del nuevo gobierno, en diciembre del 2018, y la aplicación de la estrategia contra el robo de gasolinas, la violencia se disparó en Playa Vicente y municipios aledaños. Mientras en la Ciudad de México daban la orden para que el ducto de Pemex que pasa por la zona se cerrara para desalentar el robo de gasolinas, incrementaban los secuestros, y comenzaban a darse los casos de desapariciones de hombres y mujeres.
En marzo pasado la policía en Veracruz aseguró un rancho al grupo de Los Piñas en el municipio colindante de José Azueta. Ahí hallaron un impresionante centro de adiestramiento para pistoleros, galeras para cautivos y un centro de tortura. También, un zoológico privado con leones, avestruces y cocodrilos que presuntamente eran empleados para desaparecer a víctimas. La policía sigue en la cacería contra los hermanos Jacinto y Alberto Rodríguez, Los Piñitas.
Galeana
Entre Playa Vicente a El Nigromante (2594 habitantes) hay muchos caminos, uno de esos conduce al rancho conocido como «Galeana».
Se trata de un predio abandonado desde hace varios años. Dicen que fue usado durante mucho tiempo para enterrar personas. Las fuentes que otorgaron esta información indican que el área incluso fue recorrida por personal de las fuerzas armadas, quienes constataron indicios de fosas clandestinas.
La información que se tiene, es que esos entierros podrían ser de la época de Leonardo Hernández, El Brujo de Playa Vicente, quien fuera ejecutado en abril del 2018, en un palenque. Después de su muerte, El Brujo de Playa fue descrito por el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares como un alto generador de violencia en esa zona, y que pertenecía al Cártel del Golfo.
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Link Original: https://piedepagina.mx/cuando-se-iba-la-luz-sabiamos-que-habria-caceria-de-personas/