Cada día 26 millones de personas le dan match al perfil de alguien más en Tinder. En tiempos de confinamiento social, la aplicación ha incrementado el número de usuarias y usuarias que, como Mariana 19, aseguran que sólo la descargaron para pasar el tiempo.
He aquí una crónica de quienes no quieren dejar de “conocer” personas ahora que no pueden salir de casa.
Por Mariana Parra / @MarianaParraMa1
Ilustración Camille Lynch
Mariana, 19 es mi recién creado usuario de Tinder: una de las aventuras de este encierro.
Divagué dos días con con la idea de conocer a nuevas personas, pero sé que en el aislamiento social las posibilidades son mínimas. Pude conformarme con guiñarle el ojo a mis atractivos vecinos, con los que cruzó miradas de vez en cuando en la carnicería de la esquina, en el barrio de Santa Tere en Guadalajara. Pero no. Quiero platicar con alguien y por eso, después de tomarme un tiempo para seleccionar unas cuantas fotos que me hagan lucir interesante, hice la magia.
Tinder es la red social “para conocer gente basándose en la primera impresión”. Conocer es un eufemismo. Tinder es una plataforma de ligue. Una ve las fotos del perfil de alguien, el nombre. Bueno, el nombre es un accesorio y si el interés es suficiente, bueno, si está guapo, una se toma el tiempo de leer la descripción.
Un like ilumina la pantalla con letras verdes cuando deslizo mi dedo a la derecha, sobre la foto de un chico que se ve relajado y sonriente en la playa. Óscar, dice él que se llama. Antes de que me aparezca el siguiente perfil, un Match indica que el interés es mutuo y uno de los dos puede iniciar la plática…
Nuestro match es uno de los 26 millones de matches que Tinder tiene cada día. Esta red ocupa el séptimo lugar en el uso de aplicaciones en México, después de TikTok, según Latamclick, una página que analiza resultados de estudios.
Con 76 días sin salir de casa, ya no dimensiono el tiempo, pero por experiencia los días de aislamiento son más rápidos en Tinder. He llegado a hablar con algunas personas, pero hasta cierto punto me aburro y salgo corriendo de la conversación.
…Y la plática comienza con Óscar, quien en su perfil escribió: “La cuarentena me hizo llegar aquí”. Como él, hay otros que juran: “Es mi primera vez por acá”. “Si coincidimos, háblame primero”.
En Tinder están los que dicen que buscan “algo serio” y los que, como yo creo que me pasa, sólo entran a ver los perfiles de la gente y, de vez en cuando, tener una buena conversación.
Entre unos y otras, Tinder tienen más de 220 millones de usuarios, pero sólo 50 millones son activos, y cada uno tiene un motivo para meterse a la aplicación.
Ilustración: Tobías Arboleda
Yohana una chica morena, directa y alegre, ya había dejado Tinder hasta que escuchó de Passport, una sala VIP para quienes pagan 219 pesos al mes, pero que Tinder abrió a todo el mundo en abril para acompañar la cuarentena .
Sin pensarlo, puso la ubicación en Europa para encontrar “niños de su tipo” -debo decir aquí que ella es morena-.
Pasó por Italia, pero los niños no le gustaron. Se topó con los perfiles de Inglaterra y ahí sí, “Match… Match… Match…”. Encontró a rubios de su tipo: “Puro hombre guapo de mi gusto”, me dice en un mensaje de Whatsapp, y me la imagino abriendo sus ojos cafés de mestiza.
Yohana confiesa que habló con unos cuantos y en pocos días murió la conversación con los guapos.
Su búsqueda volvió a empezar. Como ella hay muchos. El usuario promedio de Tinder gasta una hora y media diaria en la aplicación.
Pero estamos en días de COVID-19. Las redes son lo único que nos queda; así que elegimos platicar con un perfecto desconocido que imaginamos al ver una foto.
Parece que es igual en todo el mundo. Yohana ha aprendido de la cultura del paquistaní con el que habla ahora. Está sorprendida porque él también se preparaba en las mañanas para ir a la escuela en línea. Somos tan parecidos al resto del mundo, ya que todos nos hemos adaptado a esta vida a causa del coronavirus.
La experiencia de cada usuario es distinta, cuenta Vale, una conocida: “Por un TikTok vi que una morra se estaba ligando a unos franceses por Tinder, OMG”; por ello, descargó la aplicación para coquetear con gringos, pero se aburrió y volvió a su vida fuera de Tinder.
Un estudio del daño que provocan las aplicaciones de citas encontró que el 50 por ciento de las coincidencias no devuelven mensajes. Por lo tanto, los usuarios de la aplicación de citas son constantemente “rechazados” e ignorados.
Según Psychology Today, esto puede ser una experiencia de salud mental deshumanizante. También puede ser una práctica de riesgo por la presencia de perfiles falsos que buscan enganchar a mujeres y hombres jóvenes.
Con todo y todo, cada quien tiene una razón para usar Tinder.
“Te entretiene estar viendo a las personas”, resume Eric, el chico de tez moreno que en sus fotos se ve con cabello largo y rizado, pero que dejó de ser así cuando se rapó en algún momento de la cuarentena. Ahora es un pelón detrás de su pantalla.
A quien le da una subida de autoestima cada vez que hace match es a Arturo. En el caso de Sofi dice que: “¡No hay amigo que no use alguna red social para conocer personas!, con frecuencia sólo se meten los días de fiesta para ver con quien hacen match y seguir la noche”.
“No le veo el sentido a la aplicación si no vas a ver a la persona para echar coto”, expresa confundida; ella suele ser abierta con las personas, pero selecta con sus amistades y no ve el por qué de usar Tinder sin el fin de encontrarse con la persona frente a frente.
En cambio, para Kike llegó una oportunidad cuando vio que podía ligar con gente de todo el mundo y volvió a descargar Tinder. Primero se fue a España: “Hubo mucha química con el españolito. La plática pasó a las fotos íntimas y las fotos pasaron al sexting. Asegura que la plataforma lo ayudó a salir del clóset con su familia cuando tuvo su primera cita oficial con un chavo.
Ya ha estado en España, Colombia y Estados Unidos, pero finalmente, su corazón de Tinder regresó a México.
Me pregunto hasta dónde llegará la aventura de Mariana, 19. Por ahora, los match no han pasado de la pantalla y las preguntas son inocentes: ¿Cómo te va en la cuarentena? ¿Qué has hecho en la cuarentena?¿No te ha aburrido en la cuarentena? Por ahora.