En este contexto de pandemia del COVID-19, las clases no se pueden posponer y de una forma u otra los docentes siguen buscando estrategias para llegar a sus alumnos.
En las escuelas de las zonas rurales al interior del estado de Jalisco, es aún más complicado adaptarse a las nuevas rutinas; los recursos escasean y aunque los maestros estén en la mejor disposición hay problemáticas que no están en sus manos solucionar como el acceso a equipo tecnológico en sus casas.
Por Sofía Ávila/@anasofiaavila10
En la escuela primaria federal Oblatos del municipio de San Miguel Tateposco en Jalisco, la opción para continuar con las clases fue a través de asesorías vía WhatsApp, ya que la mayoría de las y los niños que asisten a esta primaria no tienen acceso a una computadora y, por lo tanto, no pueden apoyarse en las tecnologías ni plataformas digitales que sugirió la Secretaria de Educación Pública (SEP).
Con indicaciones de los directivos de la primaria, se acordó que para que las niñas y los niños pudieran continuar con sus estudios era necesario seguir una estrategia que atendiera a las exigencias del momento; sin embargo, no se pudo encontrar la forma en la que todos y cada una de ellas y ellos siguieran recibiendo educación.
La profesora Maricela Luna quien lleva 8 años laborando en esta primaria, nos platica que la única opción que se ajustaba a las condiciones económicas y de acceso a recursos tecnológicos de los estudiantes fueron las asesorías vía mensajería instantánea por WhatsApp. Según relata, al menos la mayoría de los padres de familia tienen un teléfono celular y los profesores desde su localidad pueden seguir dando clases. Sin embargo, aunque las tareas y trabajos son pensados para realizarse con el mínimo de ayuda y materiales, no todos los niños pueden recurrir a esta modalidad.
La estrategia consiste en mandar mensajes a un grupo de WhatsApp en donde se explican las tareas que se deben realizar, qué material consultar y proporcionarles una serie de indicaciones detalladas, una vez terminados los trabajos, los padres de familia mandan fotos, videos o audios de las evidencias del trabajo. Si existen dudas, los padres de familia pueden consultar a la maestra utilizando la misma vía.
“De mi grupo de 30 niños solo me responden 15, y de esos 15 que sí responden, varios lo hacen con dificultad.”
El panorama en el que la profesora Maricela se encuentra es complejo, pues, aunque ella hace el mayor esfuerzo, depende de recursos que muchos de sus alumnos no tienen.
Si bien, la red social WhatsApp resultó ser la mejor opción, la maestra asegura que tiene estudiantes que no cuentan con internet, por lo tanto, dependen de los “datos” y a veces, éstos no les son suficientes. En otros casos, optan por ir a casa de sus vecinos para conectarse a la red y algunos más, luego de surcar estas dificultades terminan por enviar sus tareas “muy tarde” debido a que sólo el padre de familia tiene celular y de él depende mandar la tarea de sus pequeños una vez que llegue a casa después de trabajar.
En cuanto a las formas de evaluar todavía no se tiene certeza de cómo se va a hacer, pues no se quiere afectar a los pequeños, expresa la maestra Maricela:
“Tenemos que considerar la situación de cada niño, cómo estábamos antes, su último examen, si está trabajando en casa y de ahí yo valoro la calificación, pero nadie reprueba.”
Una preocupación de los profesores, incluida la maestra Maricela, es el regreso a clases presenciales, pues se estima que existirán rezagos importantes en cada uno de los niveles escolares; no obstante, ya se está previendo esta situación y se planea un repaso general de al menos tres meses para nivelar a los grupos:
“Estamos con la conciencia y la responsabilidad de que para el siguiente año sabemos que le va a haber faltado terminar varios meses de trabajo, entonces vamos a retomar los primeros tres meses como si fuera el ciclo anterior para repasar, diagnosticar y trabajar de una forma más detallada.”
La profesora Maricela comenta que el grupo que ella tiene es el mismo al que impartió clases el ciclo pasado y por ello, se encargó de dejar a sus alumnos “adelantados para su grado”. Sin embargo, los grupos de primer año sí estarán en una situación crítica, señala la maestra, pues al ser los más jóvenes y al estar en una etapa tan importante, los conocimientos que se están perdiendo van a significar lagunas cognitivas y un mayor esfuerzo para la profesora a la que le toque nivelarlos.
En cuanto a las condiciones de salubridad, ella sabe por sus conocidos que residen en San Miguel Tateposco, que muchas personas no están respetando las medidas preventivas y que hay desconfianza sobre si existe o no el virus del COVID-19, una situación que también tiene alarmados a padres y docentes.
No obstante, por ahora, dice la profesora Maricela, están haciendo todo lo que está en sus manos para que cada estudiante continúe aprendiendo y cumpliendo con sus clases:
“Estamos haciendo lo que se puede con los recursos que los niños tienen y que uno tiene, pero tenemos que seguir porque hay que sacar adelante a los niños, porque esto va a acabar y nos tenemos que recuperar. Hay que echarle ganas y no desanimarnos.”