En el marco del 15 de mayo, Día de las y los maestros, es necesario hacer un reconocimiento a las maestras del hogar: las mamás, quienes han agregado a su lista de quehaceres y responsabilidades laborales, el ayudar, enseñar y apoyar a sus hijas e hijos en las tareas escolares, como una consecuencia de la suspensión de clases presenciales durante la pandemia.
Una de ellas es Lorena, esta es su breve historia como ama de casa y maestra de su hijo Ismael, de 13 años en medio de la contingencia sanitaria.
Así como Lorena, hay miles de madres que, con amor, apoyan a sus hijas e hijos para que no pierdan el año escolar en medio de este periodo de contingencia sanitaria, y dan lo mejor de sí para que, aún con la enorme cantidad de actividades que tienen por día, haya calidad en cada tarea entregada.
Por Samantha Anaya
Ella es Lorena, mamá de Ismael, un chico de 13 años de edad, quien tiene como diagnóstico clínico inicial cuadriparesia espástica (un tipo de parálisis cerebral en un nivel bajo que le impide mover las extremidades, es decir, brazos y piernas).
Además de necesitar apoyo para desplazarse, Ismael requiere que le orienten y ayuden para realizar sus tareas escolares. Ismael sólo tiene a Lorena, y ella hace todo para que su hijo cumpla en tiempo y forma con lo solicita su profesor; pero eso no significa que el resto de sus actividades desaparezcan: también debe hacerse cargo de cocinar, lavar, limpiar y cuidar de Ismael el resto del tiempo que él le requiera.
Lorena comenta que la cantidad de tarea por día es excesiva, y que, por ello, le ha hecho saber al profesor de Ismael que ella entiende la situación que se vive, pero que, al ser jefa de familia, tiene otras responsabilidades que atender. Sin embargo, el profesor le respondió que:
“La cantidad de tareas que les deja a sus estudiantes es nada, en comparación a la carga de trabajo que tenían en clase presenciales”.
Ismael en casa realizando actividades escolares (Foto: Cortesía Familia Anaya).
Ella explica que la respuesta del maestro la molestó aún más, ya que, en realidad, antes de la cuarentena, todos los días le preguntaba a Ismael qué habían hecho en la escuela, y él respondía que nada, que “el maestro se la pasaba en la dirección tomando café y platicando con otros maestros”.
Además, Ismael ha comenzado a estudiar álgebra como parte del plan de estudios del programa educativo, lo cual le es muy difícil de comprender para Lorena, por lo que le solicitó al profesor de Ismael que les diera una clase en línea a las y los chicos para que les explicara este tema, pero el profesor se negó.
Lorena vive en un constante estrés a causa de la “interminable lista de tareas”, la cual ha causado repercusiones en su salud. Cuenta que todas las noches, sin excepción, termina agotada, y con un fuerte dolor de estómago, causado por la tensión; también, se siente agobiada y frustrada, ya que, incluso, antes de la modalidad educativa en línea, después de terminar con la limpieza de su hogar, le gustaba relajarse por las tardes y dedicar un par de horas a ella misma, pero, ahora, no se puede dar ese “lujo”.