La crisis originada por el COVID-19, reconocen el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF y Human Rigths Watch, “podría tener un profundo y largo impacto negativo” en niñez de todo el mundo. Si bien, las niñas y los niños que han contraído el coronavirus han demostrado que los síntomas de la enfermedad son menos severos, e incluso, las tasas de moralidad son inferiores a los de otros grupos etarios, las organizaciones internacionales, advierten que las consecuencias que se auguran para ellas y ellos, son “devastadoras”.
Por Dalia Souza / @DaliaSouzal
La directora de promoción de derechos de niñas y niños de la organización Human Rights Watch, Jo Becker, afirmó en un informe especial que: “los riesgos que genera la crisis del COVID-19 para la infancia son inmensos”; desde que sus padres o tutores pierdan sus formas de sustento y producto de ello se vean forzados a enfrentar situaciones de explotación infantil, hasta quedarse huérfanos y huérfanas.
En ese sentido, los expertos estiman que la cantidad total de muertes ocasionadas por el nuevo virus a nivel mundial podría llegar a ser de entre 10 a 40 millones, lo que significaría que “muchos niños y niñas perderán a uno o ambos padres u otros cuidadores”.
Asimismo, se calcula que en el mundo 152 millones de niñas y niños ya realizaban trabajo infantil antes de la pandemia y 73 millones ya se encontraban desarrollando trabajos peligrosos; se cree que esto números podrían aumentar ya que existe una estrecha relación entre el trabajo infantil y las crisis económicas que sufren las familias, ya sea por enfermedades, discapacidad de algún familiar o pérdida del trabajo de los tutores.
En México la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) reconoce que 3.2 millones de infantes y adolescentes, de 5 a 17 años de edad, trabajan. En el caso de Jalisco, la tasa de trabajo infantil es de 6.5 en el caso de las niñas y adolescentes y de 8.3 de los niños y adolescentes.
Preocupa a la par la situación que experimentan los millones de niñas y niños que han migrado a través de las fronteras del mundo, que han sido desplazados de manera forzada y que permanecen en la esperan la resolución de solicitudes de refugio o asilo político en centros de detención migratoria. Condiciones precarias, de hacinamiento, sin alimentación, sin medidas básicas sanitarias, separados de sus padres y madres, y con atención médica limitada, son algunas de las situaciones en las transcurren sus días. Este sector de la población es uno de los más vulnerables y vulnerados al ser víctimas directas y potenciales de explotación sexual y del narcotráfico, así como, del delito de secuestro, reclutamiento forzado y desaparición.
En el caso de México, de acuerdo con un monitoreo en línea realizado por organizaciones de la sociedad civil, durante los últimos meses del 2019, 50 menores de edad solicitantes de protección internacional en Estados Unidos retornados a México a través del Protocolo Quédate en México, fueron secuestrados.
En lo local, el Colectivo Pro-Derechos de la Niñez A.C. (CODENI), ha manifestado a través de un comunicado en el marco de esta fecha, que la niñez en México y en Jalisco, es la más afectada por las políticas públicas con las que se aborda la crisis sanitaria; y es que, han señalado que el limitado acceso a las TIC´s (Tecnologías de la Información y la Comunicación), así como, el hacinamiento, la violencia y la falta de acceso a la alimentación y servicios públicos, acentúan las desigualdades para las niñas y los niños más vulnerables ante la pandemia.
De acuerdo con sus estadísticas, el 85% de los núcleos familiares de las niñas y los niños que acompañan: “han perdido su principal fuente de ingreso”, por lo que, “viven de forma generalizada la imposibilidad de cubrir necesidades básicas como alimentación, higiene y el pago de servicios para la subsistencia familiar”.
Asimismo, frente a este contexto de pandemia atravesado por la desigualdad social, CODENI ha precisado a través del encargado del área de psicología de la organización, Christian Romero, que las niñas y niños “no sólo se enfrentan a la monotonía y ausencia de socialización y juego, indispensables para su desarrollo, sino también a problemas más preocupantes en el núcleo de sus familias”; desde el decremento de los recursos monetarios, alimenticios y de servicios, hasta el incremento de la violencia intrafamiliar, abusos físicos, psicológicos y sexuales.
Dichas situaciones, afirma el psicólogo “contribuyen a que los niños y niñas tengan sentimientos de tristeza, enojo, estrés, angustia, desesperación, impotencia, frustración, entre muchos otros”; además estas emociones podrían derivar en “trastornos de ansiedad, conducta, sueño, u otros más graves como la depresión”.
La crisis provocada por la pandemia se agudiza en el país, puesto que, la sociedad mexicana ya enfrentaba otras crisis en materia de derechos humanos, violencia social y violencia feminicida, mismas que de manera indiscriminada laceran también a las poblaciones más jóvenes.
De acuerdo con el balance anual 2019 de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), “Infancia y adolescencia en México, entre la invisibilidad y la violencia”, entre enero de 2015 y julio de 2019, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró 3 mil 297 feminicidios, 317 de los cuales ocurrieron entre la población de 0 a 17 años. Durante este periodo se calculó que, por cada 10 feminicidios en el país, uno pertenecía a una menor de edad; ocho cada mes. Estado de México, Veracruz, Jalisco y Chiapas son las entidades más letales por razones de género en contra de niñas y adolescentes, situación que ha posicionado a Jalisco, como el tercer estado con más feminicidios de niñas y adolescentes, al menos 23 víctimas durante los últimos cuatro años.
En el caso de la violencia sexual perpetrada en contra de niñas y adolescentes, de acuerdo con la organización Ipas CAM, en México un gran número de embarazos en niñas de entre 10 y 14 años son resultado de situaciones de violencia en las que no tuvieron posibilidad de negarse al acto sexual. En Jalisco, la organización registró que el 38% de las niñas embarazadas con los mismos rangos de edad “reportaron que el padre de su hijo nacido tenía entre 18 y 52 años.
Finalmente, en el país permanecen desaparecidos 11 mil 072 niñas y niños, cifra reportada a principios del año 2020 por la Secretaría de Gobernación. El estado de Jalisco se ubica entre los estados con mayor número de desapariciones con 976 infantes con paradero desconocido, 644 hombres y 332 mujeres. De éstos, originalmente fueron reportados como desaparecidos mil 23 menores de edad, 743 niñas y adolescentes, y 510 niños y adolescentes. Si bien, la mayor parte fueron localizados con vida (mil 213), 40 fueron encontrados lamentablemente sin ella, 40 hombres y seis mujeres.