Columna Quinto Poder
Por Sheila Arias / @Cheilona
Periodista y colaboradora en el Observatorio Ciudadano de Mazatlán A.C.
Sí, todos estamos agobiados por la pandemia y sus implicaciones, para nadie ha sido fácil el aislamiento social, y menos para miles de mexicanos que viven al día y que han detenido su trabajo en medio de la incertidumbre, en un país donde prevalece el empleo informal.
Sin embargo, estamos viviendo un momento histórico, de fortalezas, un antes y un después de Covid-19 como sociedad y como Gobierno. ¿Por ejemplo?, hay muchos, aquí les comparto mi opinión sobre este contexto de grandes oportunidades.
Para empezar las autoridades abrieron de inmediato canales oficiales para informar puntualmente la evolución y la situación de coronavirus en el país. Así fue que “la mañanera” se convirtió en un espacio de información oficial para luego sumar la conferencia de prensa de las 19:00 horas con el ya famoso, Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del Gobierno federal. Esta conferencia es todos los días, puntual, desde Palacio Nacional.
Con esta acción el Gobierno inició la construcción de confianza entre ciudadanos, y respondimos. Ahora miles seguimos esa conferencia donde tendremos información oficial. Para mí ha sido un gran acierto.
A esta situación se sumaron los estados, de acuerdo con un análisis de Transparencia Internacional, casi todas las entidades abrieron micro sitios donde se puede consultar información por coronavirus; también informan diario casos positivos, fallecidos, y población en vigilancia. Otro acierto.
Ya nos dimos cuenta que la información nos acerca a nuestra autoridad, que es un puente indispensable entre sociedad y Gobierno, y no hay marcha atrás: después de esta experiencia las autoridades tendrán que sumarnos a los temas de interés público y social, sumarnos a su estrategia de comunicación, y créanme los ciudadanos no aceptaremos menos. El precedente ya está.
Ahora les comparto la otra parte: la opacidad.
Es una realidad que en medio de la emergencia aumentan los riesgos de corrupción como sobornos, adjudicaciones directas por compras “urgentes”, beneficio a ciertas empresas, simulación de participantes y “maquillaje” de datos, de cifras, de esos números que, aunque parezcan transparentes, no lo son.
Los ciudadanos tenemos derecho y obligación de pedir no sólo comunicación de la situación, sino información. Es indispensable que tengamos datos en tiempo real, por ejemplo, el origen de los recursos dispuestos para atender la emergencia, si son recursos propios, federales o donativos privados; en sí a qué partida se la quitaron para transferirla. La autoridad también debe informar qué empresas ganan las adjudicaciones por millones de pesos, ¿quiénes son?, ¿de dónde salieron?, ¿en verdad eran la mejor opción?
Es ahí donde la marrana tuerce el rabo, como dice el dicho.
Hoy les puedo decir que ninguna autoridad es ejemplo de esa transparencia proactiva, por lo menos, no conozco a ninguna autoridad que haya informados los mecanismos de transparencia y fiscalización de recursos que dispondrá para atender la emergencia.
La otra transparencia tiene que ver con los pacientes. Sin entrar en comparaciones, Pekín; por ejemplo, desarrolló aplicaciones para detectar en tiempo real zonas donde hay pacientes en recuperación, en hospitales, y los lugares que visitó por última vez. Eso permite que los ciudadanos reaccionen de inmediato y contengan los contagios en áreas de riesgo. En México, no llegamos al mínimo de eso, pese a que hay recursos, talento, tecnología, y medios para abrir canales, quizá no tan avanzados, pero sí efectivos.
En ese contexto es urgente que las autoridades informen con perspectiva de datos abiertos, como sociedad tendríamos más herramientas para fortalecer la prevención y certeza de cómo reacciona el sistema de Salud pública, necesitamos avanzar en esa confianza que ya está en construcción.
¡Abran los datos, señores!
Como ya nos dimos cuenta, nada será igual después de esta pandemia. La autoridad tendrá que sumarnos de inmediato en futuros temas de interés público y social; cambiará sin duda la manera de comunicar más más allá de declarar “casos y zonas”.
Con esta reflexión sobre fortalezas y urgencias ante Covid-19, me despido con un saludo caluroso a la distancia, deseando que esta racha que pasamos nos deje aprendizajes en lo personal y como sociedad organizada. Los leo en mis redes.