Las y los trabajadores de la industria electrónica en Jalisco están preocupados y llenos de incertidumbre, ya que, tras el anuncio de la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus, sus empresas siguen teniendo prácticas de sanidad deficientes y que ponen en riesgo de contagio y expansión de casos a las y los empleados, a sus familias y a la población en general.
Aglomeraciones de trabajadores que rebasan el máximo requerido por la emergencia -más de 50 personas- en una misma área dentro de las industrias; nulo acceso a información sobre un posible caso de contagio dentro de una de las fábricas ubicadas en Zapopan; no acato a la medida de aislamiento social; así como, miedo e incertidumbre generalizados, ya que, tanto autoridades en el estado como directivos de las industrias, no se han manifestado respecto de las condiciones en las que están laborando las y los empleados, y los riesgos de salud a los que están siendo expuestos en medio de la omisión.
Familiares de trabajadores que temen perder sus empleos como represalia a sus denuncias, demandan urgentemente que se detengan las actividades hacia dentro de las empresas, y con ello, se revise la situación en la que se encuentra el personal de producción; además, exigen garantizar el cumplimiento de las medidas sanitarias que ordena la emergencia decretada por el Gobierno Federal.
Por Dalia Souza / @DaliaSouza
Foto: Dreamstime
“Están muy inquietos e inquietas porque las empresas no dan información más que la necesaria para ellas, porque a ellos les conviene que no se pare la producción” denunció en entrevista para ZonaDocs la Coalición de Extrabajadoras (es) y Trabajadoras (es) de la Industria Electrónica Nacional (CETIEN).
A esta denuncia se han sumado la de los familiares de empleados de la industria electrónica en Jalisco, quienes, preocupados por la situación de sus seres queridos, han decidido hacer públicas las situaciones de riesgo y omisiones que sus cercanos no pueden exponer por temor a represalias y despidos; si bien, algunos trabajadores han evidenciado las fallas hacia dentro, han tenido que hacerlo a través de sus redes sociales, asumiendo el riesgo que ello implica.
Como ya lo había precisado CETIEN, no todas las empresas han cumplido con las medidas sanitarias oficiales que los gobiernos federal y estatal han requerido tras el anuncio de la contingencia de salud por el coronavirus; este actuar se ha puesto en evidencia dentro de las instalaciones de una de las fábricas de la compañía Jabil, según relatan los familiares.
Ya durante el inicio de la contingencia las y los trabajadores habían comenzado a denunciar en las redes sociales de la empresa, la situación de incertidumbre que enfrentaban las personas consideradas como grupos vulnerables o de riesgo frente a la pandemia dentro de la fábrica. Además, de la falta de insumos para proteger a las y los empleados durante las jornadas de trabajo; pues señalan que, los insumos como cubrebocas y gel antibecterial no estaban garantizados para todas y todas, sólo para el personal médico que ofrece atención básica en las instalaciones.
Después de las denuncias, exponen los familiares, se les dieron cubrebocas; sin embargo, las medidas ejecutadas hasta ese momento, como la disposición de desinfectantes en el área de comida, “de nada servían”, ya que, la aglomeración del personal, dado el número de empleados dentro de la fábrica, imposibilitaba e imposibilita, hasta el día de hoy, el “respeto de la sana distancia”.
Por otro lado, precisan, no sólo se ha “corrido el rumor” sino que, se sabe por testimonios de personal activo en la fábrica, que un trabajador de la empresa Jabil en su sede de Valdepeñas en el municipio de Zapopan, falleció a causa del COVID-19. Se trata, según refieren, de un hombre adulto que falleció en la clínica 110 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a finales del mes de marzo y que en ese momento trabajaba en el tercer turno de la fábrica.
De acuerdo con las noticias de medios de comunicación locales y del Gobierno del Estado, el primer caso de muerte confirmado por COVID-19 corresponde a un hombre de 55 años de edad que padecía diabetes y obesidad, y que falleció en la clínica 110 del (IMSS).
Sin información de parte de los directivos y administradores de la empresa, tras conocer de la muerte del hombre, sólo procedieron a sanitizar las áreas de trabajo y “regresaron a su casa, a los trabajadores del turno nocturno”:
“La persona falleció, y ese día en la noche, regresaron al turno nocturno y a las personas que iban en el camión para que no cumplieran con su turno ese día e hicieron sanitización”.
Hasta ahora, estas situaciones han sido negadas por la empresa, señalan los familiares, quienes le aseguran a sus empleados que “la persona murió de otra casa”; no obstante, la duda para todas y todos es: ¿por qué tomar estas medidas de manera tan sospechosa y en rotunda secrecía?
Al día siguiente, relatan, una línea de producción de trabajadores decidió hacer un paro de actividades dentro de las instalaciones para demandar respuestas frente al silencio y la incertidumbre, así como, para requerir el descanso de las personas que pertenecen a los sectores de riesgo. En medio de este acto, sólo personal de recursos humanos se presentó para hablar con los inconformes y ordenó a los jefes de línea descansar a quienes identificaran como parte de esta población vulnerable. Lamentablemente, exponen, la medida “sólo ha alcanzado a algunos”, ya que, Jabil está solicitando a sus empleados acreditar con un documento médico que padecen una enfermedad.
“Es una medida muy insuficiente y no alcanza a todos” señalan. Además, ¿cómo conseguir un documento en un hospital que acredite un padecimiento de salud, en medio de la contingencia?, y ¿qué pasa con las personas que están enfermas y no lo saben?, señalaron.
Aunque las empresas de la industria electrónica ofrecen a su personal seguro social, algunas compañías de subcontratación “hacen trampa”, denuncia la CETIEN, y sólo por periodos garantizan los servicios médicos a los trabajadores. A ello, se suma que, ante posibles síntomas de malestar o enfermedad dentro de las fábricas, es el personal médico dentro de la empresa quien “define” si las personas se van a casa, si tienen que acudir a un hospital o si sólo les dan una pastilla para sentirse mejor: “ellos valoran si tienen que quedarse o les dan descanso” advierte la colación.
Producto de ello, algunos trabajadores han acusado a la empresa, a través de sus redes sociales, de permitir el ingreso de personal a las instalaciones con síntomas de riesgo. En tanto, sobre la situación de la presunta muerte por COVID-19 de un empleado de la compañía, han denunciado los hechos ante la Secretaría de Trabajo del estado de Jalisco, quienes sólo han atendido su llamado sin ofrecerles acciones concretas. La dependencia pública se han limitado a pedirles que se comuniquen a dos números telefónicos: uno para que funcionarios acudan a realizar una inspección a la fábrica, y otro más, para recibir atención médica ante posible síntomas.
Sin embargo, dudan del seguimiento que se está dando al caso, ya que, cuando llaman para preguntar en qué estatus está su denuncia, no les ofrecen información o, les cuelgan el teléfono.
De frente a este contexto y tras el anuncio de la emergencia sanitaria, el pasado lunes 30 de marzo en México, las y los trabajadores de la industria electrónica en Jalisco, se enfrentan a un mayor escenario de incertidumbre y temor, no sólo por las omisiones acumuladas en las que han incurrido sus empleadores, sino, por el profundo desinterés que éstos muestran ante la vida de las y los obreros, sus familias y de la población en general.
Transcurren los días sin que las y los directivos se manifiesten para informar si se establecerán o llevarán a cabo las acciones pertinentes de aislamiento social, e incluso, se habla de que los directivos han decidido dar un plazo de hasta una semana más, para definir el cese o no de las actividades. Las familias preocupadas denuncian también, que los tres turnos laborales siguen cumpliéndose y en algunos casos, se ha pedido jornadas extras “para suplir el trabajo de los que sí han sido enviados a descansar”.
El nulo acato a esta medida de sanidad pone de manifiesto la exposición al contagio, más aún en medio de un escenario donde el sector privado se ha aprovechado del mensaje ambiguo que ofreció el Gobierno federal, sobre cuáles empresas “deben de detener labores” frente a la contingencia:
“Siguen sin implementarse medidas distintas a las que ya se estaban llevando a cabo, donde se dijo que las fábricas que son necesarias para la economía permanecerían en activo, pero cuáles son esa es la incertidumbre. Así que ellos siguen yendo a trabajar, siguen yendo a trabajar la misma cantidad de personas sin respetar la medida de máximo 50 personas”.
Sin el aislamiento, refutan los trabajadores de la industria electrónica en el estado y sus familiares, las fábricas se están convirtiendo en un espacio de conglomeración -donde conviven cientos y quizá miles de personas-, no únicamente en las áreas de producción -donde cada trabajador podría llegar a compartir con hasta 80 personas o más, cotidianamente- sino, además, en los espacios de comedor, entradas, salidas, traslados y resguardos de pertenencias.
A sabiendas de lo sucedido con la presunta muerte del trabajador de Jabil y la secrecía en la que los directivos de la empresa han actuado, han exigido el cumplimiento de una sola demanda que, consideran, no sólo deberá ser acatada por esta compañía en particular, sino por todas las fábricas de la industria electrónica en el país.
Esta petición requiere:
Parar la producción, revisar los protocolos de sanidad en virtud de los requerimientos oficiales y acceso al derecho a la información para que las y los empleados no permanezcan en más incertidumbre frente a la pandemia.
“Nos gustaría que la fábrica parara, pero si no va a parar que vayan y que se den cuenta que tienen que parar en lo que revisan los turnos. Por los derechos humanos laborales de los trabajadores tienen que parar. A parte se les está negando el derecho a la información y esos genera incertidumbre. Ningún jefe habla y están siendo obligados a ir a trabajar, para no perder su empleo sin información.”
Hasta ahora, millones de familias de trabajadores y trabajadoras de la industria electrónica, viven una situación de incertidumbre porque tienen que salir a trabajar diariamente obligadas por la precarización de la vida y frente a la indiferencia de sus patrones; no sólo exponiéndose a sí mismos, sino, además, a sus familiares quienes podrían formar parte de los sectores vulnerables ante la pandemia, y por supuesto, a la sociedad.
*Esta reportera ha solicitado una entrevista a la Cámara Nacional de la Industria Electrónica de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), para conocer la situación de las fábricas en Jalisco y las versiones que se tienen sobre el caso del deceso del presunto trabajador de Jabil a causa de COVID-19, sin que hasta el momento exista una respuesta.