Por Jesús González Ramírez, Nuevo León, México.
Defensor de Derechos Humanos y autor del libro “Primavera Regía Pospuesta”
El mayo boliviano, la batalla de Bolivia, la importancia histórica de lo que viene para el primer semestre de 2020 en nuestra querida Bolivia trasciende sus fronteras, esas fronteras funcionales al mercado y a los poderosos que dividen a los pueblos latinoamericanos. El evento nos da la oportunidad de develar máscaras de falsos luchadores sociales o académicos o intelectuales que hoy son funcionales al apoyar y avalar el golpe de estado con su caudal de violencia.
Uno en particular es en el que me detendré, Luiz Andrés Canedo radicado en Santa Cruz de la Sierra, ciudad base del golpismo que con una mano enarbola la biblia y con la otra firma órdenes para reprimir al pueblo liberando legalmente de consecuencias a las fuerzas militares y policiales que lo lastiman.
Luiz Andrés Canedo fue un activista estudiantil en Monterrey (Nuevo León, México) que formó parte de las movilizaciones de protesta contra el Ejército y Gobierno mexicanos en 2010 tras haber asesinado a dos estudiantes de excelencia de la elitista y costosa universidad privada Tecnológico de Monterrey en las puertas del campus central de la capital neolonesa, estado fronterizo con Estados Unidos, básicamente se exigía justicia y castigo a los culpables del asesinato y tortura de los dos estudiantes perpetrado por la unidad Néctar Urbano 4 del Ejercito mexicano, protestas que se sumarían a otros cientos de casos en México y que pedían el cese de la militarización.
Hoy, Luiz Andrés Canedo se convirtió en el verdugo, hoy busca dar piruetas en el aire para, desde la comunidad de esa otra clase media racista y privilegiada boliviana, hacer propaganda que justifique las acciones golpistas previas a las elecciones de octubre, aportar a la organización del desconocimiento de los resultados y quema de tribunales electorales, así como la permanente batida paramilitar pos electoral que, con el arma del terror, hizo que las bases del MAS se inmovilizaran temporalmente, paramilitares equipados con armas de fuego y motocicletas que barrían las calles sembrando terror; hoy Canedo los justifica y no sólo eso, está dispuesto a pagar el costo moral que implica la instalación de una dictadura cívico militar apoyada por los sectores religiosos fundamentalistas a los que también pertenece.
El documental Hasta los dientes (Alberto Arnaut, 2018) es un poderoso documento que nos muestra la barbarie de los asesinatos de civiles durante la Guerra contra el Narco ordenada por el conservador presidente mexicano en funciones en 2006, Felipe Calderón, y apoyada por Estados Unidos, donde el saldo es de medio millón de muertes hasta hoy y un número incalculable de desaparecidos y desaparecidas o de daños materiales y emocionales, todo para no permitir el ascenso de un gobierno progresista en ese año 2006; hoy los golpistas en Bolivia le vuelven a entregar el país a Estados Unidos, a la DEA y a USAID, comienzan a usar la retórica del narcotráfico para criminalizar a la opción política mayoritaria, para criminalizar a los campesinos, está en marcha el inicio de la entrada de Bolivia a la Guerra contra el Narcotráfico si su población no logra evitarlo, Luiz Andrés Canedo participa activamente de la difusión de la retórica “antinarco” dictada desde las consultorías políticas para sembrar el terror y el miedo, ayer aparecía en el documental “Hasta los Dientes” pidiendo justicia por las víctimas de la militarización en México y hoy está del otro lado, jalando el gatillo junto con quienes dieron la orden de invadir Bolivia, de tomar Bolivia.
La manera en que es plasmada en la película Zona Sur (Juan Carlos Valdivia, 2009) esa clase media privilegiada boliviana es genial, con su racismo paternalista vertical contra las y los indígenas es la mejor explicación de quienes son los que apoyan el golpe de estado, esos que les dicen “salvajes” a las y los indígenas, sólo hay que complementarlo con la enajenación religiosa que los ha llevado a cometer graves errores, uno de ellos es destruir Whipalas, al ser la mayoría de la población indígena y la Whipala su símbolo no será difícil que un abogado competente como Baltazar Garzón logre sean juzgados los golpistas por crímenes de lesa humanidad, con mucho menos logro las detenciones de criminales de las dictaduras sudamericanas, compañeros por cierto del dictador boliviano Hugo Banzer quien tuvo como vicepresidente al hoy provocador golpista y golpeador Tuto Quiroga; las masacres de Sacaba y Senkata, donde fueron asesinadas 36 personas y catalogadas ya por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos como “masacres” son el mayor acto criminal hasta hoy del gobierno golpista, pero no el único que piensa usar para sostenerse, echa mano de todos los recursos posibles y cierra el Consulado de Argentina para evitar que los bolivianos migrantes se empadronen y voten a favor del MAS-IPSP; militariza las ciudades más grandes del país, particularmente Cochabamba y el Trópico donde las imágenes de la llegada de los militares son extremadamente agresivas para generar terror y que la gente no salga a votar; tira las antenas de las radios comunitarias indígenas y decomisa sus equipos para aislarlas y romper su comunicación, por si son reparadas también inhabilita las antenas repetidoras de esas radios y que son de la empresa nacional Entel (osea de todas y todos los bolivianos), saca del aire temporalmente las señales de Telesur y de Russia Today que difunden información sin plegarse al gobierno golpista como si lo hacen en mayor o menor medida los medios nacionales, mete a la cárcel a periodistas de medios alternativos como Orestes Sotomayor acusándolos de ¡terrorismo digital!, entrega motocicletas al grupo paramilitar “Resistencia Juvenil Cochala” disfrazado de aportaciones del pueblo y un largo etcétera que la población boliviana que lleva adelante el más bonito proceso de cambio de todo el continente americano tienen que sopesar.
Los videos del golpista Luis Fernando Camacho, líder del Comité Cívico de Santa Cruz y paisano del Luiz Andrés Canedo, confirmando su acuerdo con militares y policías para llevar adelante el golpe, o su audio negociando el pago a el “líder social” Pumari para que sea su compañero de fórmula presidencial a cambio de cederle aduanas nos muestran claramente que la toma de Bolivia es para explotar sus recursos y a su población, sin importar las muertes en el camino, llanamente; pero este no es un dato menor pues tenemos que tomar en cuenta la red internacional que se protege detrás de las variantes religiosas cristianas y que tienen sus cabezas en Estados Unidos encabezadas por Mike Pompeo, hoy Secretario de Estado, que incluso han llegado al grado de abrir la “Oficina de la Fe” en la Casa Blanca y que están ampliamente documentadas en el sitio www.transnacionalesdelafe.com, red a la que pertenece el hermano de la presidenta autoimpuesta Jeanine Añez.
Todo esto, más acciones inverosímiles del gobierno de facto como asediar embajada de México, expulsar a su embajadora y a la encargada de negocios de España, abrir las exportaciones para que a Bolivia entre el neoliberalismo y terminen las familias comprando lo que no necesitan como en México es una pincelada de ¿Por qué? La Batalla de Bolivia o el Mayo Boliviano son trascendentes para toda Latinoamérica.
Desde México dos datos son importantes, demostramos el 5 de mayo de 1862 que podíamos vencer al más poderoso imperio de la época, el Imperio Francés de Napoleón III al que vencimos en la batalla de Puebla al comenzar la invasión; en mayo, Bolivia enfrentará al mayor imperio tal vez jamás conocido: Estados Unidos y sus sicarios bolivianos.
El segundo dato es un consejo a las compañeras y compañeros que apoyan el proceso de cambio: NO renuncien al uso de la fuerza para defenderse, la derecha no se tocará el corazón para usar la fuerza y las balas sin restricción, ya lo demostraron, todas las herramientas tienen que estar sobre la mesa: las electorales como hace unas semanas en Argentina o las del uso de la fuerza como hace unos meses nos mostraron nuestros hermanos ecuatorianos y hoy usan chilenos y colombianos, incluso tenemos que recordar que fue el pueblo en la calle quién revirtió el golpe de estado en Venezuela en 2002 venciendo a los militares sublevados, empresarios y apoyos extranjeros; renunciar al uso de la fuerza es condenar al pueblo al sufrimiento, el mejor ejemplo es México, mi país se equivocó en 2006 y optó por no usar la fuerza del pueblo para hacer respetar el resultado electoral que le daba la victoria a AMLO, el líder falló también y se logró imponer la derecha que nos tiene en guerra y militarización sin salida visible y con el resultado de medio millón de muertes al menos.