Por Ximena Torres/ @ximena_tra
En el Cerro del Cuarto, ubicado en el municipio de San Pedro Tlaquepaque, la violencia y el crimen no son sujetos de denuncias, a pesar de la presencia y el control que el crimen organizado tiene en algunas colonias. Las personas viven inmovilizadas por el miedo y ante la ausencia de instituciones del Estado que brinden educación, salud y otros servicios básicos para el bienestar, visualizar un futuro digno es complicado. Los jóvenes prefieren arriesgarlo todo con “la plaza” y sentir que pueden salir adelante, aunque eso implique vivir pocos años.
A esto Danielle Strickland, Doctora en Ciencias Sociales por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), le llama el camino de la paralegalidad.
Cuando la muerte violenta es una posibilidad constante “es mucho menos importante si la manera de ganarse la vida es legal o no. Lo importante es obtener bienes materiales y poder mientras dure la vida”, explica Danielle sobre el concepto presente en su libro “Jóvenes, violencia y miedo, la (in)seguridad en el Cerro del Cuatro”, presentado el pasado 24 de enero en Casa ITESO Clavigero.
Este libro está basado en una etnografía empírica realizada por la autora. Ésta se compone fundamentalmente por entrevistas con jóvenes y madres de Buenos Aires, Francisco I. Madero y Francisco I. Madero Segunda Sección, tres colonias de alta marginación en el Cerro del Cuatro de la zona metropolitana de Guadalajara. Su propósito es analizar el papel de las violencias estructurales en los crímenes violentos y la construcción social del miedo que esto trae consigo.
Al referirse a violencias estructurales Danielle Strickland se refiere a la falta de infraestructura que se observa en las colonias estudiadas, a primera vista: calles de tierra suelta, casas sin piso firme y con techos de lámina. Sin embargo, más allá de eso, están las escasas oportunidades de trabajo, educación, seguridad y de desarrollo con una vida plena.
De acuerdo con los datos recabados para la investigación en las tres colonias del Cerro del Cuatro hay 30 mil habitantes, 20% de entre 15 y 24 años. De dicho porcentaje menos de mil jóvenes son estudiantes, pues en las colonias no hay secundarias ni preparatorias.
En cuando a las oportunidades de trabajo, el Directorio Económico Nacional de Unidades Económicas indica que entre Buenos Aires y Francisco I. Madero Primera y Segunda Sección hay 516 establecimientos económicos. Aunque solo 18 emplean a más de cinco personas.
Ante la necesidad, la opción de emplearse fuera de la comunidad no se descarta, aunque tampoco garantice bienestar, tal como lo expone la doctora Stickland.
“Hay un estigma que viene con el código postal. Eso genera un terreno fértil para el crimen organizado. Los chavos pueden trabajar en mercado de abastos como cargadores, levantarse a las dos de la mañana y que les paguen una miseria o quedarse en su colonia, abrir una “tiendita” de drogas y ganar cuatro veces más”, explica Danielle.
Tanta es la ausencia de instituciones que trabajan para brindar bienestar, que el crimen organizado ha sido capaz de tomar su lugar. Desde la llegada de “la plaza” los robos han disminuido por miedo de represalias, y el incremento de adicciones es un precio que la gente está dispuesta a pagar para garantizar su supervivencia.
A ese imaginario se seguridad, la autora lo llama la fantasía de Robin Hood, que no sólo se limita al Cerro del Cuarto, sino que se replica en numerosos barrios de alta marginación alrededor el estado y del país.
Sin embargo, la esperanza que aún queda es lo que en el libro se presenta como “eficacia colectiva”: el tejido social fortalecido por la unión entre vecinos, que limiten las actividades de los grupos criminales.
“Uno tiene miedo de hacer una denuncia porque no sabes por dónde te va a llegar. Por eso ellos (los criminales) se hacen grandes, por el miedo es uno mismo. Aunque también dicen por allí, el valiente vive hasta que el cobarde quiere”, cita Danielle a una de las madres entrevistadas en la investigación.
“Jóvenes, violencia y miedo, la (in)seguridad en el Cerro del Cuatro”, está a la venta en la librería del Colegio de Jalisco.
Vine a dar aquí debido a que estudio desarrollo educativo. Necesitaba noticias referentes a mi comunidad, sabía lo que encontraría. Siempre tuve el privilegio de estudiar y viviendo aquí toda mi vida sentí dolor en el pecho al leer estas noticias, porque cuando ves las cifras te das cuenta de cuánto nos hace falta y cuántas carencias tenemos. Ni hablar de gritarle a un gobierno que no escucha. Vivimos en una comunidad llena de resignación y miedo que cada vez está peor en inseguridad.