Columna Quinto Poder
Por Sheila Arias / @Cheilona
Responsable de Comunicación del Observatorio Ciudadano de Mazatlán A.C. / @observatoriomzt
Hace unas semanas tuve la oportunidad de escuchar a Francisco Javier Acuña, comisionado presidente del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información, y Protección de Datos Personales, en una charla sobre los retos para este 2020; en realidad esperaba encontrarme con un aliado, pero escuché a un fiel burócrata, lo tengo que decir sin empacho, que se mostró como máximo defensor del sistema gubernamental y hasta acusó a los ciudadanos por “atosigar” a los encargados de las áreas de acceso a la información pública.
En su charla mencionó que los ciudadanos preguntan cada barbaridad y hasta sugirió consideración porque cada día los sujetos obligados tienen más trabajo debido a ciudadanos preguntones, eso dijo en resumen.
Yo lo veía incrédula desde la quinta fila en un salón del Congreso del Estado de Sinaloa, y en ese momento me quedó claro que los ciudadanos no tenemos ninguna culpa, para empezar no preguntaríamos tanto si la autoridad publicara puntual toda la información de interés público (presupuestos, inversión, contratos, licitaciones, comprobación de gastos por viáticos, padrones de contratistas, publicidad oficial, o actas de adquisiciones), ¿usted cree que si la información estuviera disponible nos tomaríamos la molestia de solicitarla por acceso a la información cuando sabemos que es un proceso largo y engorroso?, pues no.
Entonces si la información no está, es obvio que tenemos que preguntar. Y si ya lo pensaba, después de escuchar al comisionado presidente, confirmé que no debemos tener consideración de cuestionar las veces que sean necesarias vía Transparencia porque no le estamos pidiendo a la autoridad nada que no esté obligada a hacer, nada que no le corresponda en aras de la rendición de cuentas y de involucramiento ciudadano como es el objetivo en una democracia.
Así que preguntemos sin miedo y sin consideración.
Me refiero a “sin consideración” a que no piense que va a poner a trabajar más de la cuenta a otra gente o que meterá en aprietos a muchas personas buscando datos para responderle, no lo piense así, porque toda la información pública está ordenada, sistematizada, y disponible, así que todo depende de la voluntad de entregarla. Y si el funcionario se siente atosigado, lo siento.
Así que este 2020, mantenga su ánimo de cuestionar lo que usted guste, porque uno pregunta cuando la información no es pública, así de simple y sencillo.
De acuerdo con el INAI, el 2019 cerró con más de 315 mil solicitudes de información, un promedio de 7 por ciento más que el 2018. Eso es bueno, lo que no es bueno son las reservas que tendrá que resolver el pleno, porque la autoridad ya tiene sobre la mesa resoluciones para no abrir datos de interés general como el proyecto de Dos Bocas, los partes informativos del enfrentamiento en Culiacán en octubre pasado y recientemente los gastos generados por el traslado de José José donde se usó recurso público, al menos, el gasto lo reveló, pero el resto lo reservó por cinco años.
Y hablando de reservas, sin miedo, también impugne, no permita que la autoridad cierre la información sin fundamento, porque al menos el 90 por ciento de la información que se clasifica como “confidencial” o “datos personales” no lo es, así que el ciudadano las tiene de ganar, y le pongo el ejemplo de la Guardia Nacional que el año pasado negó por Transparencia revelar su presupuesto, luego de la intervención del INAI se vio obligada a informarlo.
Caminemos este año bien informados, con nuestros propios datos.
En los talleres que imparto sobre acceso a la información como derecho y obligación reitero que es la transparencia es una herramienta poderosa para llegar a información privilegiada, sirve para combatir la corrupción, y obliga a la rendición de cuentas; al final del día los datos se abren para todos, no sólo para el que los solicitó, y son un mensaje a la autoridad de que alguien está pidiendo cuentas claras, de que hay ciudadanos que observan.
Para empezar deseo que este año su reto sea crear su cuenta para preguntar por Transparencia lo que usted quiera: sin miedo y sin consideración. Es importante que sea persistente porque la autoridad le apuesta a que desista, esa también es una realidad.
Y como me gustan los equilibrios, también debo decir que los mecanismos de transparencia han avanzado y han mejorado mucho, cada vez hay más capacitación y más ciudadanos pidiendo cuentas claras por esta vía.
Cierro esta columna deseándoles un feliz año, firme en mi convicción de abrir datos para todos y reiterando que soy voluntaria en transparencia, si quiere preguntarle a la autoridad con gusto le ayudo, anímense y pónganse en contacto conmigo.