Por Melanie Gómez, Juan Raúl Casal, Yohana Rodríguez, Fátima Herrera y Ximena Torres.
El feminismo se despliega en versos de sátira, ira y rebeldía. La violencia de género, la injusticia y la desigualdad, se cantan en voz de mujer a través del rap, reguetón, cumbia y otros géneros musicales en un intento por cambiar su realidad. Esto se presenta así en Guadalajara.
Más que activistas, Panchita Peligro, Audry Funk y Rebeca Lane se consideran a sí mismas artivistas. Describen su música como una forma de protesta, denuncian a través de ella la opresión y la violencia que viven las mujeres debido a la cultura patriarcal en la que viven. “Estar en un escenario es un acto político, ya sea que cantes o pongas música. Estás en frente de un montón de gente y tienes de alguna manera cierto poder”, dice Panchita.
“Ni una menos, ni un asesinato más” rapea Mare Advertencia Lirika para cerrar sus conciertos con las mismas consignas que acompañan otros movimientos feministas. Ella es una rapera zapoteca y activista que escogió la música como un medio de expresión para señalar la situación de violencia y desigualdad que enfrenta por su género.
De acuerdo con Carmen Díaz, académica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) e integrante de colectivas feministas de Guadalajara, estas protestas corresponden a un tipo de feminismo que además de ser para las mujeres, busca dar voz a otras minorías que se sienten identificadas; su objetivo es crear una comunidad más grande capaz de cambiar las interacciones con el fin de tener una vida más digna.
A través de los años, la mujer ha recurrido a distintas expresiones artísticas como un espacio para señalar situaciones de injusticia que ha enfrentado. Los ejemplos se remontan hasta Sor Juana Inés de la Cruz: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”.
“Estamos alzando la voz, porque aunque los hombres pueden cantar sobre los feminicidios, pocas veces lo hacen”, Nathy (Foto: Yohana Rodríguez).
“El silencio nos mata” pronuncian en su canción Hechos Reales. -Elha de Fato y Nathy (Foto: Yohana Rodríguez).
“No es lo mismo el rap feminista en México que un rap feminista en España”; explica Julio Hernández, que desarrolló su tesis de maestría sobre la construcción identitaria de los jóvenes raperos miembros de barrios en Jalisco. De manera que en la música se hace referencia a temas relevantes al contexto histórico y social que se vive: violencia de género, acoso sexual y la situación de injusticia del país.
Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP), de enero a finales de septiembre del 2019, se registraron 2 mil 833 mujeres asesinadas en México, en promedio 9.5 mujeres al día. De esa cifra sólo 726 asesinatos fueron tipificados como feminicidios de acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) México.
En Jalisco de 2012 a junio de 2019, la Fiscalía General del Estado inició 264 averiguaciones previas y carpetas de investigación por el delito de feminicidio. No obstante, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), denunció que en el estado se han registrado 233 feminicidios sólo durante este 2019.
***
—¿Por qué este tema es relevante en tu rap?
—En la actualidad estamos viviendo algo muy feo en todo el mundo. México es de los países con más feminicidios y desapariciones. Así que es un tema importante de abordar, respondió la rapera tapatía Nathy.
“Mujeres raperas hay, y hay un montón, pero ahorita en la actualidad están saliendo puños”, comenta Elha de Fato, rapera tapatía, antes de su presentación en el Conjunto Santander de Artes Escénicas, donde ella y Nathy fueron las únicas mujeres que participaron.
Panchita es DJ de cumbia feminista y cuenta cómo en ciertas participaciones en conciertos eran evidentes las diferencias de trato que se le daban en comparación con los varones. Comenta que la forma en la que la recibieron no era tan atenta como la de los demás, ni tampoco los cuidados que le ofrecían.
“Ahorita vengo de una gira en Europa y sí notamos que hay ciertas cosas que si fuéramos hombres y aparte europeos serían diferentes. Nos pagarían y cuidarían más”.
Audry Funk, rapera poblana cuenta cómo en una ocasión en la que era la única mujer rapeando, el lugar no tenía contemplado un baño para ella.
— ¿Dónde están los baños de las morras? — preguntó Audry.
— No, es que no contábamos— respondió el encargado con el mismo tono de un estudiante que olvidó la cartulina.
— Cómo que no contábamos—dijo indignada—, si tú me invitaste a rapear, cómo que no contabas con que yo necesitaba un pinche baño.
Además de las de las condiciones de trabajo, las artistas tienen que cumplir con los estereotipos que conlleva participar en la industria musical: lucir de cierta forma y mostrarse más “atractivas”.
“(Es fácil para) Las que son bonitas, las que están buenas, las que van a hablar de amor romántico o de algo que plazca a un sector masculino; cuando eres un artista que no complace todo esto, es 20 veces más difícil. No soy ni flaca, ni blanca, ni hablo de amor romántico: mi lírica es política”, declara Audry Funk.
“El silencio nos mata” pronuncian en su canción Hechos Reales. -Elha de Fato y Nathy (Foto: Yohana Rodríguez).
La clasificación de la música da mucho de qué hablar, como a qué género pertenece una canción; hay quienes dicen que el estilo urbano es sólo Hip Hop y otros que sostienen que toda la música es urbana. Lo que no se discute es que con la música se retratan las diferentes partes de una realidad.
“Probablemente hay cosas que se podrían definir como algo machista o feminista, pero si se quiere hablar de repercusión y demás, pues habría que ver la música como algo ficcionado (sic), a pesar de que hable de cosas reales” comentó David Guerrero, productor musical conocido como Washi Hana.
Otro factor en juego, es que a pesar de tratarse de una de las bellas artes, la música también es un negocio que funciona a base de oferta y demanda:
“(Los artistas) tienen que hacer lo que les dice el sello, aunque no les guste, obviamente dentro de su propio estilo. Un artista no puede cambiar de género (musical) así nomás porque se le antoja y las canciones también tienen que cumplir con ciertos requisitos. Yo como productor también tengo que hacerlo con el producto que entrego”, dijo Juan Manuel Ripoll, DJ Cyclope en el mundo de la música.
Hay muchas canciones que tienen un mensaje de conciencia social y hay quienes las escuchan, pero son una minoría. Al final del día, la industria se va a inclinar por las cosas que le sean más redituables. Mientras que la demanda no cambie, en los sellos y las disqueras no va a haber música de este tipo.
“Creo que sí hubo muchas trabas musicales, este mercado negro de donde las mujeres eran usadas como mercancía, en la que si quería trascender tenías que acostarte con el empresario o el dueño de la disquera”, comenta Isaac de Loza, reportero de El Informador, especializado en cobertura de temas musicales.
Para los hombres los estereotipos son distintos, desde la apariencia física hasta el carácter de sus letras, las cuales suelen ser discursos denigrantes u ofensivos contra la mujer.
“Pues si quiero hacerte daño, sólo falta que yo quiera lastimarte y humillarte, ingrata, aunque quieras tú dejarme”, canta el grupo Café Tacvba en su canción “Ingrata”. En uno de sus versos, Blurred lines de Robin Thicke, T.L. y Pharrell, menciona “Sé que lo quieres. Eres la zorra más sexy. Pero eres una buena chica, la forma en la que me agarras, debes querer ponerte indecente”.
Estos son discursos que se han popularizado a escala nacional e internacional. En la mayoría de las ocasiones no se tiene una conciencia del machismo que incluyen en sus letras, esto queda en segundo plano al escuchar la pista que las acompaña.
“No es que la canción haga que el machismo y la violencia contra las mujeres suceda, esto sucede y solamente se va amplificando con la canción. La canción solamente muestra las circunstancias, y está en muchos casos dando el grito al cielo”, explica Madela, conductora del programa de radio Gogó Miau de Rock 101, crítica y periodista de música.
Por estas razones se cuenta con la presencia de las artistas que buscan abrir las puertas mediante sus voces, que hacen notar la valía del género femenino y las inseguridades a las que se ve envuelta en la sociedad en la que vive.
Suenan versos de sátira, ira y rebeldía, pero esta vez, son mujeres quienes alzan el micrófono en el escenario. Aunque muchos les dicen que esta música es para hombres, ellas lo niegan y cantan sin importar a quién pueda incomodar.
El objetivo es cambiar el chip de la gente. Lo que trata de plasmar el alentarlos para que no se limiten. -Elha de Fato (Foto: Yohana Rodríguez).
“Miles de mujeres viven su infierno en carne propia, no se queden calladas, hablen ahora”, fragmento de la canción Hechos Reales (Foto: Yohana Rodríguez).
***
Reportaje elaborado por estudiantes de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública del ITESO en el marco del Laboratorio de Información.