Cuatro graves negligencias médicas y cuatro horas bastaron para que Silvia Magdalena Correa y Heliciel Macías perdieran a su bebé en el Centro Médico de Occidente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Guadalajara, Jalisco.
Ambos hoy pelean para que exista justicia para su hija, a quien consideran le quitaron la vida todas aquellas personas que -aquel 23 de septiembre de 2019- no cumplieron con su juramento de hacer todo lo que estuviese a su alcance para preservar la vida.
Con una demandan en la Fiscalía General de la República, Delegación Jalisco, esperan que los peritajes médico-forenses confirmen la muerte por negligencia médica; mientras tanto, directivos y abogados del IMSS insisten en que no saben por qué murió la bebé siendo que todo el tiempo tanto a ella como a Silvia: “las atendieron adecuadamente”.
Por Darwin Franco/@DarwinFranco y Dalia Souza/@DalhiaSouza
Con un centímetro de dilatación, Silvia y Heliciel arribaron al Centro Médico de Occidente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Guadalajara, Jalisco, la noche del 22 de septiembre. En urgencias, el médico en turno le preguntó a Silvia si le habían dicho antes que la niña trajera el cordón umbilical enredado al cuello o algún otro problema relacionado a este; ella rápidamente contestó que no, porque apenas hacía cuatro días le habían hecho una ecografía y le habían dicho que “todo estaba bien”.
Para estar seguros, el médico -que no se identificó por su nombre- les pidió que fuesen a que les aplicaran un nuevo eco. Al llegar al área, los recibió Carolina Carrillo, ésta se negó a practicar el eco solicitado argumentando que “hace poco les había hecho uno”. Silvia le insistió más de tres veces en que se lo hiciera, pero lo único que logró es que ésta le reimprimiera el que ya le habían hecho.
Con esta nueva reimpresión regresaron a Urgencias y ahí el médico miró los resultados y previendo cómo estaba su situación los regresó a casa: “Vaya a casa y camine, ya en cuatro horas se regresa”, les dijo. Y ocurrió, a Silvia de le reventó la fuente justo a las cuatro horas y, entonces, tuvieron que regresar al hospital alrededor de las 2:50 horas del día 23.
Aunque los resultados del eco habían ya pasado por el médico de Urgencias y por la especialista, nadie jamás pudo ver que la pequeña Sarahí -nombre que le habían dado a su hija- traía el cordón umbilical con dos vueltas al cuello y una en su pierna.
Lo anterior requería de una cesaría de urgencia; sin embargo, lo que Silvia tuvo fue la prolongación de su parto, pues la tuvieron esperando sin recibir atención de un médico especialista, por lo menos, unas cuatro horas:
“En el lugar sólo había médicos practicantes y enfermeras que iban de ahí para allá, pero sin atenderme realmente, pues nadie durante esas horas nos tomó los signos vitales ni a mí ni a mi pequeña. Sólo se limitaron a hacerme el tacto, pero jamas revisaron nada mas”, narró Silvia.
Las horas se incrementaron a la par de las dilataciones. Silvia ya tenía 9 centímetros y, pese a ello, nadie se dignó a atender su parto, pues las enfermeras no sabían dónde estaba la doctora Mayra Guadalupe Pérez Aguayo y los residentes tampoco sabían qué hacer. Así que lo único que hicieron fue esperar.
El dolor en Silvia creció, también ocurrió lo mismo con la mujer que estaba a su lado en la otra cama:
“Ese día, a esa hora sólo estaban ella y la otra mujer por dar a luz: no había más mujeres, éramos sólo dos y nos estaban dejando empeorar”, comentó Silvia.
A la otra mujer también la dejaron largas horas en espera, pues el personal medico que debía de atenderla tampoco estaba presente. Estaban las dos en manos de residentes porque los médicos encargados se fueron a dormir: “práctica común en esa área de doctores y enfermeras del turno de la noche”, sostiene Silvia.
Cuando esta mujer, recuerda Silvia, empeoró fueron a buscar ayuda y trajeron un aparato para medir sus signos vitales; estaba grave, pero estable. Con dicho instrumento médico, las enfermeras optaron por hacer lo mismo con Silvia y su niña; ahí fue cuando supo que su bebé disminuyó drásticamente las pulsaciones a 105.
Ante este mal signo decidieron ya llevarla a realizar la cesaría, el personal comenzó a buscar por todas partes a la Doctora Pérez. El proceso de preparación –señala Silvia- duró entre 15 a 20 minutos. Ella sabe que fue en este tiempo donde su hija murió.
Un doctor de nombre Alejandro le dijo: “Yo recibiré a su bebé no se preocupe”; sin embargo jamás se volvió a ver.
La doctora que debía atender a Silvia se llama: Mayra Guadalupe Pérez Aguayo; llegó hasta el final del proceso de preparación, le practicó la cesárea, no le dio la cara ni la trágica noticia sino que se limitó a tomar fotografías sin la autorización de la madre o padre a la pequeña Sarahí ya sin vida. La médica que estuvo ausente durante largas horas en el Área de Gine-Obstetricia en el Centro Médico de Occidente del IMSS, Mayra Guadalupe Pérez Aguayo, se fue sin decir nada.
Quien le informó que su hija había muertefue el médico José Manuel Segura, el cual ni siquiera intervino en la cesaría; así lo hizo también con Heliciel, quien en el área de espera de Urgencias ignoraba toda la violencia gineco- obstétrica que habían padecido dentro su esposa e hija.
Cuando lo llamaron para darle información, la noticia fue demoledora. Entre el desconcierto y el dolor, éste habló con varios directivos y encargados del área; éstos le intentaron explicar qué había pasado, pero la explicación constante fue que “no sabían de qué había muerto su hija”, lo cual era falso porque bien sabían que la niña había nacido con el cordón umbilical enredado al cuello y con claros signos de asfixia, como más tarde lo confirmó la propia autopsia del IMSS.
“La dejaron morir”, señala Silvia porque bien sabe ella que no fue atendida de manera adecuada y oportuna, pues en esa noche donde brillaron por su ausencia los médicos responsables del turno, también otra mujer padeció la misma suerte, ese mismo día, pero por la tarde-noche, la señora Cordero Rocha de la cama #342 perdió también a su bebé, pues la larga espera y la falta de atención provocó que su hijo muriera dentro de su vientre.
La denuncia por negligencia médica en la muerte de Sarahí Macías Correa fue presentada el 26 de septiembre de 2019 en la Fiscalía General de la República (FGR), Delegación Jalisco; ahí les han abierto una averiguación previa que, hasta ahora, contiene un relato de los hechos y también un parte médico realizado a mano donde se asegura que tanto Silvia como Sarahí fueron atendidas de manera adecuada, ya que los signos vitales se les tomaron cada media hora, lo cual también es mentira, ya que Silvia sólo vio a cinco personas durante su estancia en el Centro Médico Occidente: tres enfermeras y dos pasantes de medicina, cinco de los dieciséis que según la Unidad Médica presume estaban atendiendo el área de partos.
“Los registros de monitoreo que presenta el IMSS de la presión arterial de Silvia, la frecuencia cardíaca de la bebé y los demás signos vitales son falsos”, asegura Silvia.
En el proceso de deshago de pruebas han sido llamados a declarar los 16 trabajadores del turno en el Área de Gineco-obstetricia de aquel 23 de septiembre. Silvia y Heliciel esperan que éstos hablen con verdad, aunque en la lectura del expediente ya sospechan que todos se pondrán de acuerdo para ofrecer una versión en que toda atención se dio adecuadamente.
“Yo puedo entender que exista un riesgo en un parto, siempre lo hay, pero lo que no tolero es que los directivos y médicos me digan que la muerte de mi bebe pasó por azar… que me digan que las estadísticas de mortalidad en bebés son altas y que, desafortunadamente, nos tocó la mala suerte como a muchos otros. Sus números no me sirven de nada, yo les he pedido que me digan qué fue exactamente lo que le provocó la muerte a mi hija; sin embargo, se salen por la tangente sin aceptar la negligencia de su personal y con términos médicos me intentaron convencer de que todo fue obra de la fatalidad y toda para que nosotros no busquemos justicia”, señaló Heliciel.
Para visibilizar esta dura realidad que se vive en el IMSS, Silvia y Heliciel grabaron el siguiente video:
A través de este video esperan que más madres y padres se sumen a esta lista porque ningún menor más debe morir a causa de la negligencia médica en Jalisco, ni en ninguna otra parte del país.
En los últimos dos años, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha emitido dos recomendaciones en contra del IMSS por negligencias médicas en la atención de un parto; la primera la emitió en 2016 señalando que la muerte de un recién nacido en el Hospital Regional No. 8 en Guanajuato, Guanajuato; la segunda, ocurrió en agosto de este año cuando señaló que en el Hospital 221 de Toluca, Estado de México, la prolongación injustificada del parto fue lo que ocasionó la muerte de otro recién nacido.
En el caso de Jalisco, en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) también se han realizado algunas recomendaciones, la última de ella fue emitida en 2016 cuando en el Hospital Regional de Puerto Vallarta, dos recién nacidos murieron por una mala atención médica. Silvia y Heliciel también presentarán su queja en la CEDHJ.
En estos tres casos se hizo evidente la violación a los derechos humanos a la vida, a la integridad personal y a la salud.
En el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica contiene un capítulo específico enfocado en la prestación de servicios de atención materno infantil en el cual se señala como una de las obligaciones de los responsables de un hospital gineco-obstétrico: “tomar las medidas necesarias para disminuir la mortalidad materna e infantil”; sin embargo, el Grupo de Información de Reproducción Elegida (GIRE) ha señalado en su informe “Omisión e Indiferencia. Derechos Reproductivos en México” que en el país existe una alta impunidad en las negligencias médicas que le han arrebatado la vida a mujeres y recién nacidos.
Silvia y Heliciel buscan romper esta inercia, pues la lucha de su vida es conseguir justicia para su pequeña hija, y abrir conciencia en las mujeres de no tolerar más la violencia gineco- bstétrica de las instituciones de Salud Pública.
Ellos desean que más familias se sumen a su lucha para hacer una sola voz contra estos crímenes que permanecen impunes.