Chilenos y mexicanos organizados en Guadalajara, se reunieron con el objetivo de crear un espacio de diálogo a la distancia que permita compartir experiencias conjuntas entre naciones y propuestas que coadyuven en la creación de un “Nuevo pacto” para Chile. Si bien, han dejado claro que no pretenden “crear una nueva constitución” para el país sudamericano, como sucede de forma paralela en otras latitudes del mundo, este ejercicio de Cabildo abierto quiere sumar las voces ciudadanas para informar y generar incidencia sobre las situaciones de desigualdad y represión que enfrenta el pueblo chileno.
Por Dalia Souza y Darwin Franco / @DalhiaSouza / @darwinfranco
Marcos es chileno y afirma que como tal, “le mueve” ver a la distancia lo que está sucediendo en su país. Se encuentra en México como turista y relata que “el estallido” de la gran movilización social lo alcanzó estando acá.
Belén es una estudiante de intercambio y de la misma forma que Marcos, como chilena ha sido testigo a la distancia de las protestas y manifestaciones; sin embargo, dice que, ya que “no pudo estar allá” anteponiendo el cuerpo, la voz y la vida en las movilizaciones, ha decidido reunirse en este espacio para poner “su granito de arena” y abonar a las discusiones sobre cómo mejorar la situación de su país.
Diana es mexicana y también es estudiante de intercambio, viene acompañando a su amiga y “espera que México despierte” como lo hizo Chile.
Sergio, es de Santiago de Chile y tiene más de 13 años viviendo en México, afirma que tiene “su postura sobre el tema”; no obstante, reconoce que su deber es “estar acá” y aportar elementos de reflexión tanto para su país, como para México pues cree que a éste “le puede importar”.
Martín es de Chile y trabaja temas de derechos humanos; desde el año 2011 llegó a México y asegura que desde que tiene uso de razón y conciencia de clase, fue buscando estar en movilizaciones y movimientos para contribuir a mejorar la situación de su país. Señala que ha sido “frustrante” encontrarse tan lejos y saber que su familia –en especial sus sobrinas- han tenido que salir a las calles a manifestarse como él desearía hacerlo. Esta vez ha decidido reunirse para construir “algo bueno” para acabar con todas las injusticias y desigualdades que suceden en su país.
Así, reunidos todos y todas en medio de un ejercicio de Cabildo Abierto o Auto Cabildo -como también han decidido nombrarle-, La Agrupación de chilenos y mexicanos en Guadalajara se reunieron por primera vez en asamblea para dialogar a la distancia y compartir experiencias conjuntas entre Chile y México. El objetivo es generar propuestas que les permitan abonar a la construcción de un “Nuevo Pacto” chileno y, con ello, contribuir también a la reflexión sobre las situaciones que experimenta México en cuanto a violaciones a derechos humanos, violencia, marginalidad, desigualdad y represión política.
Esta iniciativa quiere ser, además, un espacio político para compartir y articular procesos, experiencias y aprendizajes entre ambas naciones latinoamericanas.
En esta búsqueda temas como: el origen del conflicto chileno y sus posibles soluciones; las formas de represión que ha empleado el Estado y la búsqueda de un Nuevo Pacto, serán abordados en estos espacios de asamblea ciudadana que por primera vez tuvieron lugar el pasado domingo 10 de noviembre en el centro cultural Casa Quiqué en Guadalajara.
Si bien, han afirmado que no van a crear una nueva constitución e, incluso, no van a cambiarle “nada desde acá”, sus propuestas e iniciativas serán compartidas a diversas organizaciones en Chile para su discusión democrática, puesto que, consideran “servirán como una base para sacarles provecho”.
Las marchas y protestas en Chile que comenzaron el 18 de octubre en respuesta a la subida del precio del pasaje del metro en 30 pesos, llegando a un máximo de 830 pesos o 30 pesos mexicanos, se convirtieron con el paso de los días en la expresión popular del hartazgo social hacia el Gobierno de Sebastián Piñera y el modelo económico de desigualdad que impera en el país.
Luego de 24 días de protesta y tres mega marchas nacionales, los chilenos manifestantes han exigido una asamblea constituyente que logre cambiar el documento vigente de la Constitución, cuyo origen se remonta al periodo de dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y que, hasta ahora, ha sufrido 200 cambios en 40 artículos.
Por tal motivo, ejercicios de este tipo se están multiplicando en todo el mundo con las comunidades chilenas y ciudadanos solidarios en todas las naciones; Barcelona y España son ejemplos claros de iniciativas civiles que están discutiendo alrededor de una nueva Constitución para el país sudamericano.
Desde el 18 de octubre la ciudadanía chilena no ha dejado de salir a diario para manifestarse en contra de las desigualdades sociales y exigiendo cambios al modelo económico neoliberal que impera y que continúan lacerando la vida cotidiana en sus expresiones más básicas en materia de derechos y servicios, tal es el caso del costo en los medicamentos y servicios (gas, agua, luz), servicios de salud, trasporte, educación, salarios y pensiones.
Aunque el presidente Sebastián Piñera, reconoció que hubo casos de abusos y excesos policiales durante las protestas en el país, no ha reconocido las violaciones a derechos humanos que provocó la salida de militares y fuerzas policiales para reprimir a la población manifestante. Estos actos han dejado 20 muertos (seis de ellos extranjeros) y de éstos, presuntamente se perpetraron por agentes del Estado. Por su parte, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ha hecho pública la cifra de mil 915 heridos, producto del uso de armas de fuego, perdigones y balines de goma.
Alfredo, un exiliado chileno en Guadalajara
Alfredo llegó a Guadalajara el 10 de abril de 1975 a las seis de la tarde, luego de permanecer por casi tres años entre el campo de concentración de la Isla Quiriquina en Chile –con el trato habitual del fascismo, asegura- y diversos refugios en Mendoza, Argentina. Salió de su país, exiliado y de manera clandestina, fue detenido torturado y hoy, 34 años después de enfrentarse a la dictadura de Pinochet en 1973, ve con regocijo el estallido social que sus connacionales más jóvenes han iniciado para acabar con el modelo económico neoliberal y el contexto de desigualdad y violaciones a los derechos humanos que impera en Chile.
Como participante de este ejercicio de Cabildo Abierto, asegura que ésta es apenas una semilla, pero que con el tiempo dará frutos; pues advierte éste, es el momento para que chilenos y mexicanos unan fuerzas y, como pueblos latinoamericanos, reconozcan sus experiencias de lucha rumbo a la libertad.