Por Raíchali
En conjunto, las cuatro lenguas maternas que se hablan en Chihuahua están amenazadas. La pima está en etapa moribunda, la guarojío ya sólo se encuentra en tres municipios, mientras que la rarámuri y tepehuán están divididas en bolsones con vitalidad alta y media, así como zonas en las que han desaparecido por completo.
El panorama no es alentador, reconoce el políglota Enrique Servín al advertir que la muerte de una lengua materna representa el cierre de un capítulo de la historia cultural humana que deja de desarrollarse y de producir sistemas de pensamiento.
“El idioma es un instrumento específico para la creación intelectual y literaria. Cada idioma percibe al mundo de manera diferente a través de sus términos de parentesco, de los colores, del mundo natural y sus direcciones. La filosofía griega o alemana no iba a producir lo que hizo la china porque las lenguas perciben al mundo diferente”
Dimensionar el problema no es fácil. Hace ocho años, el entonces Programa Institucional de Atención a las Lenguas y Literaturas Indígenas de Chihuahua (PIALLI) coordinado por Servín Herrera, realizó un diagnóstico de vitalidad lingüística en el estado.
Por cuestiones presupuestales, fueron seleccionadas 10 comunidades para medir el tiempo de uso de cada lengua según el ámbito de la vida comunitaria por rango de edad.
Para entonces las cifras ya eran alarmantes. El estudio determinó que la lengua pimaya sólo se utiliza en un porcentaje global de 10.2 por ciento en Yepachi. En esa comunidad se detectó que el uso en el ámbito escolar, familiar, intercultural y ceremonial es nulo para la población infantil y juvenil.
En la zona lingüística guarojío el tiempo de uso es de apenas 5.6 por ciento. La vitalidad de la lengua oscila entre muy débil y nulo en los ámbitos escolar, familiar, político, intercultural, familiar, laboral y ceremonial.
En Baborigame, municipio de Guadalupe y Calvo, se realizó la medición de la lengua tepehuana el cual arrojó 20 por ciento de tiempo de uso global. Su vitalidad es media para la población infantil, adulta y adulta mayor, sin embargo, los adolescentes ya casi no la utilizan en su núcleo familiar, escolar, intercultural, laboral ni ceremonial.
La lengua rarámuri es la que muestra mayor vitalidad, no obstante, su desplazamiento se ha observado en municipios como Santa Isabel, tierra tarahumara en donde se extinguió el idioma hace 300 años.
Expuso que en la Sierra Tarahumara hay casos como el de Basaseachi, municipio de Ocampo, en donde el rarámuri se habló hasta 1950. En otras comunidades serranas se ha detectado que los ancianos conservan su lengua materna, pero los niños, las niñas y los adolescentes ya no la conocen.
“Debemos de hacer todo lo posible para que los idiomas del mundo sobrevivan y considerar a los idiomas de las minorías como lo que realmente son: tesoros culturales que no deben desaparecer”
¿Por qué proteger las lenguas maternas?
Este 21 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Lengua Materna, pero, además, 2019 fue declarado el año Internacional de las Lenguas Indígenas. En Chihuahua sobreviven cuatro grupos étnicos: los tarahumaras, guarojíos, tepehuanes y pimas que, en sus propias lenguas, se llaman rarámuri, guarijo, odami y o’oba.
Más que una celebración, este día busca concientizar sobre la importancia de mantener vivas las lenguas maternas para garantizar el derecho humano a una identidad cultural.
La lengua materna, detalló Servín Herrera, es un repertorio asimétrico e histórico que cambia según la vida de cada pueblo. Al nacer en el seno de cualquier comunidad, una persona aprende y configura su forma de ver el mundo a través de su idioma.
Cuando a una niña o niño se le enseña otro idioma el proceso de conocimiento se vuelve traumático al obligarlos a reconceptualizar su mundo, pero, además, crece en ellos el sentimiento de inferioridad.
Otra razón para defender el idioma de cada pueblo, dijo, es que representan un documento histórico viviente y son el principal instrumento de la creación intelectual.
“Cada pueblo puede producir sistemas de pensamientos separados. Cada idioma percibe el mundo de manera diferente.
El rock, por ejemplo, no se pudo inventar en español, fue en inglés porque los ritmos acelerados dinámicos sólo se pueden seguir con palabras monosilábicas:
cat, dog, house”
La desaparición de un idioma, destacó, es un síntoma del poder: la comunidad grande se traga a la comunidad chiquita, por ello, la preservación de un idioma debe hacer frente a la desigualdad y acompañará la autonomía de los pueblos en sus luchas.
Como ejemplo del retraso que tiene el país en el respeto a los derechos humanos de los pueblos originarios mencionó que el gobierno de Canadá ha reconocido su autonomía al reconocer y “regresarles” su territorio en zonas de explotación minera.
En contraste, el Estado mexicano entrega la concesión del territorio para la explotación de los recursos naturales a empresas transnacionales que terminan por desplazar a las comunidades indígenas por la tala de árboles, la instalación de mineras y gasoductos.
“En México la conquista española continúa. Los despojos, el des empoderamiento, los abusos, acordonamiento, aculturación, desvalorización de todo lo indígena”
Educar en castellano, principal factor del desplazamiento
Servín Herrera consideró que el principal factor del desplazamiento de la lengua materna es la escuela, pues los programas están diseñados para sustituir los idiomas indígenas y generan comunidades de habla castellana.
Hasta que exista un cambio en el sistema educativo que rompa la incubadora de habla español y se avance en una educación comunitaria, sentenció, no habrá forma de detener la erosión lingüística.
“Lo que podemos hacer es muy poco, además tenemos pocos recursos. Yo no me hago ilusiones en que se detenga la erosión de la lengua indígena”, añadió el también director del departamento de Culturas Étnicas y Diversidad de la Secretaría de Cultura.
En la nota Educación indígena: 30 años de discurso, el jefe del departamento de educación indígena Rafael González reconoció a Raíchali que hay un problema grave en el nivel básico.
Destacó que 75 por ciento de los maestros que laboran en esta área hablan español, 15 por ciento conoce alguna lengua materna y 10 por ciento son indígenas que han perdido su identidad étnica.
Por ello, la apuesta para revertir la pérdida de la lengua materna está en el diseño de libros de texto 100 por ciento en lengua pima, rarámuri, guarojío y tepehuán, en los cuales se abordan la cultura, tradición y cosmovisión de cada pueblo originario.
“Vamos avanzando fuerte porque se necesita una transformación total. Los materiales es un logro histórico, pero es preocupante ver cómo dos grupos étnicos, el guarojío y el pima, están ya en proceso de extinción”
Según información del II Conteo de Población y Vivienda del INEGI, así se distribuye la población de hablantes por lengua materna en Chihuahua:
Lengua: O’oba / Pima
- Población: 322 hablantes
- Municipios: Madera y Temósachi
Lengua: Guarijía / Guarojío
- Población: 605 hablantes
- Municipios: Moris, Chínipas y Uruachi
Lengua: O’dami / Tepehuán
- Población: 6 mil 797
- Municipios: Guadalupe y Calvo, Balleza, Guachochi y Batopilas
Lengua: Rarámuri
- Población: 72 mil 461 hablantes
- Municipios: Guadalupe y Calvo, Morelos, Balleza, Guachochi, Batopilas, Urique, Moris, Uruachi, Chínipas, Maguarichi, Bocoyna, Nonoava, Carichí, Ocampo, Guerrero Temósachi y Guazapares
Fuentes:
-II Conteo de Población y Vivienda del INEGI.
-Diagnóstico de Vitalidad lingüística de los idiomas indígenas de Chihuahua 2011 realizado por el Programa Institucional de
Atención a las Lenguas y Literaturas Indígenas de Chihuahua (PIALLI)
Infografías
Ivonne Barrón
Mapa
Equipo Raíchali