Por Dalia Souza / @DalhiaSouza
Huyendo de la persecución y la violencia, José dejó a su familia en Honduras con la esperanza de algún día volver a encontrarse. Viajó por Guatemala hasta llegar al gran río Suchiate en la frontera sur de México. Anduvo en “combi”, burló con suerte algunos retenes policiacos y luego de un par de semanas llegó a Tapachula, Chiapas.
Trabajó haciendo “mandados”, barriendo negocios y de asistente en una repostería ganando diez o, a veces, cincuenta pesos. Firme en sus convicciones buscó ayuda en distintas instituciones y organizaciones de “derechos humanos”, como él les llama, también acudió a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hasta que un día recibió una visa humanitaria por seis meses… después se sumaría a ésta una Protección Complementaria y, por fin, una residencia permanente.
José es un hombre con suerte, se lo dijeron en el Instituto Nacional de Migración (INM), ya que pocos, muy pocos extranjeros, reciben la residencia, la cual le permite trabajar y vivir sin miedo a ser deportando al país donde su vida corre peligro.
Luego de haber sido canalizado por el ACNUR desde Tapachula, Chiapas -a través de un programa de inserción social y laboral-, ahora vive en Guadalajara. Trabaja en un comedor industrial y estudia gastronomía y repostería en el programa de capacitación a refugiados y deportados del albergue “Aldea Arcoíris” de la congregación de Misioneros Scalabrinianos.
José desea prosperar en este país que le dio una oportunidad; por ahora, sus planes a futuro están puestos en su esposa y sus tres hijos a quienes espera traer a México para continuar con la vida que dejaron en pausa tiempo atrás.
A un año de haber salido de su país relata a ZonaDocs su historia… desde las razones que lo llevaron a huir; la difícil decisión de dejar a su esposa y a sus hijos; los riesgos del camino; la precariedad de la vida para el que migra; la discriminación que padeció hasta las exceptivas sobre un proyecto de vida que desea continuar junto a su familia aquí en Guadalajara.
En este enlace escucha la historia completa de la voz del propio José.
Ser refugiado (a) en México
Desde el año 2011, la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político en México reconoce la figura del refugiado como: “toda aquella persona que ha huido de su país porque su vida, su seguridad o liberta han sido amenazas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbad gravemente el orden público”.
De acuerdo con dicha legislación, la persona que busca solicitar esta condición en México tiene que hacerlo durante los primeros 30 días hábiles de su llegada al país y debe presentar su solicitud ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) o ante el Instituto Nacional de Migración (INM), éste último será el encargado de procesar la solicitud.
Tras llenar y entregar el formulario el solicitante recibe una constancia de “tramitante” que le permitirá, a su vez, obtener la autorización de tramitar un documento de regularización por razones humanitarias con vigencia de un año. En el proceso, la persona tendrá que asistir a una entrevista con personal de la COMAR, la cual tiene como objetivo identificar los motivos de salida para ello, podrá presentar pruebas como: denuncias, informes médicos, conversaciones en redes sociales, notas periodísticas, fotografías entre otros documentos que acrediten los argumentos presentados.
Si bien, la ley establece que el proceso puede durar hasta 45 días hábiles, la realidad es que éste puede demorar hasta un año. Asimismo, organizaciones de defensa y acompañamiento para personas migrantes y refugiadas han documentado y denunciado prácticas de disuasión de parte de servidores públicos de la COMAR quienes además llevan a cabo acciones que entorpecen y condicionan de manera desfavorable el desarrollo correcto del proceso.
En el último informe de investigación de la organización, FM4 Paso Libre, se documenta que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) denunció un colapso en el sistema de protección a refugiados en México, ya que de las 14 mil 96 solicitudes iniciadas durante el año 2017 ante la COMAR, 7 mil 719 solicitudes no habían sido atendidas para inicios del año 2018; es decir, un 60 por ciento de éstas, mientras que, muchas otras iniciadas en el 2016, no han tenido ningún tipo de resolución.
José, sin duda, ha sido afortunado al obtener la figura de refugiado.