Morena y el gobierno

Pesimismo Esperanzador

Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ

En otros tiempos la elección del dirigente formal del “partidazo” (PRI) era un evento político muy relevante, porque de acuerdo a esa elección o designación, se podían configurar escenarios políticos de futuro para el país. Cuando los partidos políticos comenzaron a tener mayor descrédito y entraron en severas crisis de legitimidad, entre ellos el propio Revolucionario Institucional (PRI) estos actos sólo eran atendidos por el llamado “círculo rojo”, pero pasaban desapercibidos para la gran mayoría de las y los mexicanos. Parece que en la coyuntura política presente no será así, y que los derroteros del Partido del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) resultaran muy importantes porque ahora ese instituto político, junto con sus aliados, controlan el Congreso de la Unión, será un actor clave en la elección de jueces y magistrados, porque gobiernan en 24 entidades y porque renovaron la presidencia de México. Las decisiones que se tomen dentro de Morena tendrán una amplia repercusión en la vida política del país por lo menos en los próximos seis años.

Siguiendo con esta línea, desde el pasado fin de semana Mario Delgado dejó la presidencia de Morena y tomará la estafeta de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Luis María Alcalde, quien era la Secretaria de Gobernación, ahora será la nueva presidenta de este instituto político y por otro lado, resultó muy novedoso que Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente López Obrador, se convirtió en el Secretario de Organización de Morena, esto quiere decir, que el hijo del todavía presidente, será el responsable de organizar y gestionar la estructura electoral del partido oficial, ni más ni menos. 

Una de las claves del régimen priista es que el presidente en turno era el líder del gobierno y el líder de partido, tomaba las principales decisiones de la administración pública, pero también las decisiones políticas más relevantes, era quien decidía presupuestos y también quien palomeaba candidaturas.

Estos poderes metaconstitucionales eran muy fuertes, pero tenían temporalidad, seis años… y sólo seis años. Los presidentes de la alternancia trataron de tener el mismo poder pero no lo lograron del todo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en mayor o menos medida lo intentaron, pero no pudieron controlar a sus partidos, ni tampoco colocaron a sus sucesores.

En el caso de Andrés Manuel López Obrador está práctica volvió, el presidente era el líder del gobierno y también el líder indiscutible del partido político gobernante. Cuando llegó al cargo no era así, pero lo fue construyendo en el camino gracias a la eficacia electoral del partido. Lo que sucedió este fin de semana en la asamblea nacional de Morena siembra una gran duda y apunta a una situación diferente, Claudia Sheinbaum será la líder del gobierno, pero no será la líder del partido.

La configuración de la nueva dirigencia apunta a que el liderazgo de Morena seguirá en López Obrador a través de su hijo y de su ex -secretaria de Gobernación. Sería burdo pensar que Andrés Manuel López Beltrán y Luis María Alcalde levantarán todos los días el teléfono para recibir órdenes del casi ex -presidente de México, pero también sería ingenuo creer que el tabasqueño no tendrán ninguna injerencia en el partido, de hecho ya lo dijo, si se necesita su presencia regresará a la palestra pública.

Esta correlación de fuerzas parece expresarse en la configuración del gabinete de la próxima presidenta, hay perfiles que claramente responden a Claudia Sheinbaum y que han sido parte del grupo de trabajo de la ex Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, pero otros perfiles son expresión de continuidad y son del grupo de confianza de López Obrador. Aunque todos van juntos, se reparten cargos, hacen loas unos de otros y se toman la foto sonriendo y declarando unidad, lo que la distribución de poder muestra es que, a diferencia de otros tiempos, habrá dos grandes liderazgos, que van a colaborar, que posiblemente busquen subordinarse uno al otro y que necesariamente tendrán que negociar. Los espacios en disputa de estos liderazgos serán la relación con las y los gobernadores y la capacidad de influencia en el Congreso de la Unión. 

Vienen tiempos políticos inéditos. Habrá que estar atentos.

Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com

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Pesimismo esperanzador
“Pesimismo esperanzado” es una columna escrita por Jorge Rocha, Profesor e investigador del ITESO.

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