La memoria como herramienta de justicia: violencia de género y reivindicaciones sociales.

Desde Mujeres

Por B. Paulina Díaz Pérez / @DesdeMujeres

“Construir memoria, no sólo es luchar contra la impunidad, es construir futuro apostando por la no repetición. Lanzamos al futuro el mensaje de “nunca más”.
Mugarik Gabe

A lo largo de los pasillos del centro en donde estudié se encuentran cartulinas con rostros, nombres, fechas, palmas marcadas con tinta violeta y consignas en carmín. De vez en cuando, un caminante se detiene y cuenta: no es una, ni dos, son cerca de nueve a diez mujeres que día a día mueren en manos de la forma más extrema de violencia. El constante recuerdo de cada una de ellas inunda este espacio de aprendizaje, mientras la marea del exterior comienza a bajar, hasta que un eco de palabras lo regresa a su misión: “No me olviden, falto yo”.

¿Por qué el acto de recordar se convierte en un pilar esencial de nuestra existencia? Si la memoria moldea nuestra concepción del pasado ¿Qué papel juegan esos “recuerdos” en la construcción de nuestra cotidianeidad?

La palabra “recordar” proviene del latín recordari (re-nuevo y cordis – corazón-asociado a la mente), más allá de cualquier connotación romántica que queramos atribuirle, lo cierto es que el acto de recordar nos ofrece la posibilidad de (re)vivir, (re)conocer, (re)formar a partir del conglomerado de memorias que aguardan en nuestra conciencia. En este contexto, la memoria se presenta como la facultad de retener y recordar, es aquella capacidad de contemplar y significar el pasado, convirtiéndose de esta manera en el punto de partida para la constitución de la identidad en el aquí y el ahora de quienes la retienen y mantienen, todo con el propósito de dar respuesta a las interrogantes que asaltan el presente. Así, la memoria desempeña un papel determinante en la construcción de la identidad de las sociedades, cobrando especial relevancia en aquellas que han sido golpeadas por eventos que han trastocado los límites de la dignidad humana. Permite enfrentar las violencias, injusticias e impunidades vividas, además de actuar como una herramienta de cambio al impulsar el reconocimiento, la comprensión e, idealmente, la no repetición.

Ahora bien, es relevante precisar que la importancia que recae en la memoria trasciende del terreno terminológico, abriéndose paso a lo largo del ámbito jurídico pues además de abonar a la construcción de identidades y procesos, se presenta como un derecho en sí mismo, en palabras del autor Lizandro Alfonso Cabrera Suárez, el derecho a la memoria “puede ser entendido como el derecho a entender y elaborar el pasado”. Es una prerrogativa multidimensional, individual y colectiva (1), cuyo contenido y naturaleza es dependiente del carácter que se le dé al sujeto, esto es, por un lado, se concibe como el derecho de una colectividad a guardar y recuperar los recuerdos a fin de participar en la reivindicación de los principios de una sociedad en el camino para la construcción de su futuro, a la vez que se presenta como el derecho individual, reconocido a todas las personas que hubiesen sido víctimas de violaciones a derechos humanos, de ser recordadas y reparadas por las afectaciones sufridas (2).

Su aspecto colectivo alude a la recolección de la memoria histórica, entendida como el conjunto de recuerdos que recaba una sociedad con el objeto de conocer, explicar y valorar su historia (3). En otras palabras, se trata de la compilación de narrativas, expresiones culturales, testimonios y documentos, entre otros elementos, que permiten recuperar los hechos ocurridos en un momento histórico determinado para preservarlos dentro del discurso social. Esto resulta particularmente importante durante procesos sociales de reintegración, reivindicación de derechos y promoción de justicia social de grupos históricamente vulnerados, ya que, como sostiene Paul Ricoeur: “No tenemos otro recurso que la memoria misma” (4). He ahí la importancia de su cuidado y conservación.

Es innegable que nuestro país atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia. Las cifras en torno a la violencia son alarmantes, y la ruptura del tejido social visibiliza la imperiosa necesidad de generar estrategias de reconstrucción y reintegración. En este marco, pareciera que la violencia contra las mujeres no cesa, mientras que la luz que anteriormente descansaba sobre el tema cada vez comienza a volverse más difuso. Según datos del Informe de Índice de Paz Global 2023 realizado por el Instituto para la Economía y la Paz, durante el año 2022 “27 de los 32 estados de México experimentaron aumentos en sus tasas de violencia sexual y 23 experimentaron aumentos en sus tasas de violencia familiar” (5)

Ante este panorama, no basta con un día para rememorar; es preciso contar con un trabajo constante que demande una visión dinámica y un esfuerzo continuo para abordar adecuadamente el problema. Precisamente, el enfoque del presente texto recae en ello, pues las muestras de memoria se erigen como un acto de resistencia que permite mantener vigente la acción e inacción de las partes involucradas en la problemática: autoridades y sociedad. La memoria permite dibujar, dar rostro y señalar que la violencia existe, que permea en nuestros cuerpos y en nuestro psique, nos atraviesa y se esparce por diversos espacios de nuestra vida. No solo lo que no se nombra no se visibiliza, sino que lo que no se nombra se olvida.

Si la memoria determina la configuración de la realidad, es imperativo mantenerla viva, se trata de un ejercicio de “habitar en acto el propio presente, para resistir”, pues la construcción de una verdadera justicia parte del replanteamiento de estructuras, el desarme de ideas y los enfoques de reconciliación. Así, la memoria se eleva como la posibilidad de nombrar, mantener viva y resignificar.

En efecto, la memoria es esa garantía de justicia y, a su vez, la justicia es esa posibilidad de que la violencia pueda encontrar un límite, de generar y demostrar que la resistencia se vive y se materializa. De esta manera es evidente su innegable trascendencia como herramienta de cambio social, pues los procesos de reconocimiento y comprensión permiten apostar al futuro y sentar las bases de estrategias que permitan edificar una verdadera justicia.

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(1) (Cabrera Suarez, Lizandro Alfonso, 2012, página 175).
(2) (Escalante, L, 2021, página 3).
(3) (Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos, 2011, página 13).
(4) (Ricoeur, Paul, 2004, página 40).
(5) 
(Institute for Economics & Peace, 2023).
Fuentes consultadas
  • Cabrera Suarez, Lizandro Alfonso (2012) El derecho a la memoria y su protección jurídica: avance de investigación. Pensamiento Jurídico, Derecho Constitucional y Justicia, Nº 36, Enero – Abril, Pp.173-188. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/peju/article/view/40321/pdf_500
  • Escalante, L (2021) La memoria como derecho humano en Argentina: Una reconstrucción desde la teoría crítica. Derecho y Ciencias Sociales. Mayo – Octubre 2021, Nº 25, Instituto  de  Cultura  Jurídica  y  Maestría  en Sociología Jurídica. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad Nacional de La Plata. Argentina. Pp. 3. Disponible: https://revistas.unlp.edu.ar/dcs/article/view/12746/11449
  • Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos (2011) Derechos humanos, memoria histórica, reparación y resarcimiento. Guatemala. Página 13. Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/tablas/r29530.pdf
  • Ricoeur, Paul (2004) La memoria, la historia, el olvido. Fondo de Cultura. Económica. Página 40.
  • Institute for Economics & Peace. Global Peace Index 2023: Measuring Peace in a Complex World, Sydney, June 2023. Pág.9. Disponible en: http://visionofhumanity.org/resources.
  • ALVARADO GARCÍA, Víctor Manuel; DE LOS RÍOS MERINO, Alicia; NAVA BECERRA, Mayra Eréndira, (2016) “Habitar la memoria en Latinoamérica. De contar la historia a encender el fuego nuevo”, Pacarina del Sur , año 7, núm. 28, julio-septiembre, 2016. Dossier 18: Herencias y exigencias. Usos de la memoria en los proyectos políticos de América Latina y el Caribe (1959-2010). ISSN: 2007-2309.

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